Un equipo internacional de científicos de seis países detectó un enorme agujero negro en la Vía Láctea con una masa 70 veces superior al Sol, lo que se creía imposible anteriormente. Este hallazgo es capaz de contribuir a que los investigadores reexaminen su percepción del proceso de formación de los agujeros negros.
Hasta la fecha, todos los astrónomos creían que el tamaño de los agujeros negros solo podía superar unas 20 veces la masa del Sol.
Sin embargo, el agujero negro LB-1, que se encuentra a unos 15.000 años de luz de la Tierra, tiene una masa 70 veces más grande que el astro principal de la Vía Láctea. Además, el tamaño del LB-1 es dos veces más grande que el máximo que cualquier científico creía posible, señala el estudio publicado en la revista Nature.
«Los agujeros negros de esta masa no deberían existir en nuestra galaxia, de acuerdo con la mayor parte de modelos actuales que describen la evolución estelar», aseguró el profesor Liu Jifeng del Observatorio Astronómico Nacional de China.
Se cree que nuestra galaxia incluye unos 100 millones de agujeros negros, pero, al día de hoy, los investigadores han logrado identificar tan solo unas dos docenas de estas regiones finitas del espacio debido a que no todos los agujeros negros suelen tragar el gas de otras estrellas. Al tragar gas, suelen generar emisiones de rayos X y es entonces cuando pueden ser detectados desde la Tierra.
En un intento de encontrar más agujeros negros, los investigadores utilizaron un telescopio chino para observar el firmamento.
Para tratar de determinar los parámetros físicos del sistema recién encontrado, los astrónomos acudieron al Gran Telescopio Canarias (GTC) y al Keck I, situado en EE.UU. Los resultados de sus mediciones resultaron increíbles.
Los agujeros negros estelares usualmente se forman a raíz de las explosiones de supernovas, fenómeno que ocurre cuando una estrella extremadamente enorme estalla a finales de su vida. David Reitze, físico del Instituto de Tecnología de California, destacó que el LB-1 se sitúa en el área conocida como la brecha de instabilidad de pares, donde la supernova no podía haberlo producido.
El nuevo descubrimiento, sumado a los hallazgos de las colisiones binarias de agujeros negros realizados en los últimos cuatro años por los detectores de ondas gravitacionales Ligo (EE.UU.) y Virgo (Italia), apunta a un real renacimiento de compresión de astrofísicos de procesos que ocurren en distintas regiones finitas del espacio.
«¡Esto significa que estamos frente a un nuevo tipo del agujero negro, formado por otro mecanismo físico!», aseguró.
Con información de RT, HispanTV y Sputnik
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