Desgarradores: Los testimonios de violaciones a los DDHH que recogió la ONU

Se repiten golpes, vejaciones sexuales, amenazas y torturas psicológicas.

Desgarradores: Los testimonios de violaciones a los DDHH que recogió la ONU

Autor: Camila Sierra

Entre el 30 de octubre y el 22 de noviembre, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH) estuvo en Chile a propósito de las manifestaciones sociales y las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos que se han cometido en el marco del estallido social.

ACNUDH visitó siete regiones del país -Antofagasta, Araucanía, Biobío, Coquimbo, El Maule, Región Metropolitana y Valparaíso-, reuniéndose con autoridades, organizaciones de la sociedad civil y víctimas de la represión, incluídas personas privadas de libertad.

Estos son algunos de los desgarradores testimonios que recogió el informe de la ONU sobre las violaciones a los Derechos Humanos en Chile a partir del 18 de octubre pasado.

Participé en una marcha pacífica el 4 de noviembre en Valparaíso. Estábamos sentados en la plaza cuando Carabineros llegó inmediatamente arrojando gases lacrimógenos. La gente comenzó a correr. Había niños, turistas y familias. Había unos 20 miembros de Carabineros en motocicletas persiguiéndonos. Estaban conduciendo hacia la multitud. Un oficial me dio una patada al pasar a mi lado en la motocicleta. Caí al suelo y otra motocicleta me golpeó y pateó de nuevo. Traté de pararme, pero no pude porque mi rodilla estaba lesionada. Tenía miedo de que me mataran a golpes. Me las arreglé para salir cojeando. En el hospital Gustavo Fricke donde me atendieron, los médicos se negaron a emitir un certificado de lesiones. Marina, estudiante de 22 años, Valparaíso.

Sonia (26 años) y Carmen (28 años) informaron a la ACNUDH que, al ser detenidas en La Serena el 22 de octubre, oficiales militares no identificados, con los rostros cubiertos, les tocaron repetidamente los pechos, los genitales y las nalgas.

El Ejército me tiró al suelo, sentí golpes con la culata de un arma en mi cabeza y columna vertebral. Cuando nos subimos al vehículo militar, nos seguían golpeando y dijeron: «Llevémoslos al cuartel y veamos cuánto duran con la electricidad». Les suplicamos que nos dejaran ir. Nos sacaron en la oscuridad y pude reconocer que estábamos en la parte de atrás del cementerio. Nos ordenaron poner nuestras caras contra la pared del cementerio. Había unos 12 soldados detrás de nosotros, que cargaron sus armas. Nos hicieron gritar «perdóname, Chile». En ese momento, pensé que nos iban a disparar. Lloramos, nos tomamos de las manos y nos despedimos. Fernando, 28 años.

Pedro (22 años) y su hermano (17 años) participaron en una protesta frente a una Comisaría en Antofagasta. Según sus relatos, cuando algunos manifestantes empujaron por la fuerza las barreras frente a la estación, la policía comenzó a disparar y Pedro recibió dos impactos de perdigones de goma en la pierna. Mientras trataba de levantarse, fue capturado por cinco o siete agentes de policía no identificados que lo golpearon y patearon en la cabeza y en diferentes partes del cuerpo. Fue llevado a la comisaría junto a su hermano. Fue patead, recibió golpes de puño y fue agredido con lumas en una esquina del patio donde perdió el conocimiento. Los golpes continuaron, mientras sus manos y cabeza estaban sujetas al suelo. Durante el traslado al hospital, miembros de Carabineros lo habrían insultado, escupido y amenazado con hacerlo desaparecer.

Foto por Piensa Prensa

El 21 de octubre, a las 21:30 horas, en el marco del toque de queda, Alfonso Chandía Vergara fue detenido, el documento no especifica en qué ciudad o comuna. Según los informes, cuatro miembros de la policía lo golpearon repetidamente. Sufrió fracturas en la nariz, pómulos y codos, así como contusiones en varias partes del cuerpo. La policía llamó a una ambulancia e informó al personal de salud que las lesiones fueron el resultado de «una caída». Lo llevaron al hospital, donde el personal médico lo habría sometido a un análisis de alcohol, pero, según su relato, no trató sus lesiones ni emitió un certificado de éstas. A la 1:30 de la mañana fue dado de alta y caminó durante tres horas para llegar a su casa, infringiendo el toque de queda. Al día siguiente, un médico independiente certificó sus múltiples lesiones y su brazo quedó inmovilizado con un yeso. Al presentar una denuncia ante el INDH, Chandía no pudo incluir detalles sobre la identidad de los policías, ya que usaban pasamontañas y no eran identificables adecuadamente.

El 2 de noviembre, Javier (42 años) estaba esperando un taxi en una ciudad del norte (no especificada en el informe) cuando se detuvo un furgón de Carabineros. Cinco efectivos salieron sin identificarse -y sin cintas con el nombre en su ropa- y lo obligaron a subir al vehículo. En el interior, le quitaron los pantalones y mientras uno de los oficiales lo sujetaba, otros repetidamente forzaron un arma en su ano. Según su relato, esto continuó durante 10 a 15 minutos. El vehículo policial lo dejó en el área de la playa.

Carla (16 años) fue detenida por Carabineros en Viña del Mar con su padre el 5 de noviembre. Al momento de la detención, él alertó a Carabineros que ella tenía una discapacidad psicosocial. La joven reportó haber sido forzada a mostrar sus pechos, acosada físicamente con un bastón/luma y amenazada con ser «desaparecida».

Sergio (17 años) fue agredido por un grupo de Carabineros vestidos de civil, el 5 de noviembre en el camino su a casa después de una protesta en Ovalle. Uno de ellos, lo agarró por el cuello y lo golpeó repetidamente en el cuerpo y la cara. Uno de ellos apretó repetidamente sus testículos, durante varios minutos a la vez. Luego lo esposaron mientras continuaban apretando sus genitales. Una vez en la comisaría, fue fotografiado y obligado a firmar documentos antes de ser liberado. Según su relato, ni su detención ni sus heridas fueron registradas.

Fernanda (25 años) fue detenida en Coquimbo cuando iba a comprar pan con su novio el 20 de octubre. Un grupo de cinco miembros de Carabineros les pidió que exhibieran sus documentos de identidad. Sin darles tiempo para ello, ambos fueron empujados contra un automóvil, esposados y llevados a una comisaría. En ésta, Fernanda se vio obligada a desnudarse, llamada «comunista» y «marxista», y golpeada en la espalda con un bastón/luma.


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