En un mar de apologías al buscador más usado en el mundo, Google, surge el libro de Siva Vaidhyanathan, La googlización de todo (y por qué deberíamos preocuparnos), donde se repasa el cambio para la transmisión de conocimientos que el buscador de fondo blanco produjo en la red, sus grandes avances hoy apegados a las políticas de neutralidad en la red y las implicancias de que una sola empresa esté detrás de tus búsquedas, tu correo electrónico, los videos que ves o las últimas innovaciones que hacen del mundo un paisaje virtual. Un acercamiento que sirve de introducción al buscador que se planteó como objetivo “organizar la información del mundo y volverla universalmente accesible y útil”.
Cuando tecleamos una consulta en Google se activan entre 700 y mil computadoras en grandes centros de datos en EEUU. A su vez, se generan 5 millones de datos recorriendo índices y consultas previas en 0,16 segundos. Google domina las búsquedas en Internet desde hace ya más de una década. Según los análisis de NetMarketShare Google domina a nivel global un 85,49% del total de las búsquedas en computadores personales, mientras que StatCounter habla de un 90.57%.
Un análisis que resulta ser una introducción a este complejo y aún no muy bien inteligibilizado fenómeno de la generación, selección y transmisión de información a nivel global es el que hace Siva Vaidhyanathan con su libro La Googlización de todo (y por qué deberíamos preocuparnos), de Editorial Océano.
Siva Vaidhyanathan nació en Buffalo, Nueva York. Es historiador cultural y analista de medios. Formado en Historia en la University of Texas en Austin, luego se doctoró en Estudios Americanos. Junto con impartir la cátedra Medios de información y leyes en la University of Virginia, colabora en varias publicaciones, como The Nation, New York Times Magazine, The Chronicle of Higher Education, New MSNBC y Salon.com.
Participante del New York Institute for the Humanities y del Institute for the Future of the book, otros libros suyos son The Anarchist in the Library: How the Clash Between Freedom and Control Is Hacking the Real World and Crashing the System y Copyrights and Copywrongs: The Rise of Intellectual Property and How It Threatens Creativity.
“NO SEAS MALO”
Un fondo blanco, limpio de publicidad se destacó entre los buscadores existentes hasta 1998, cuando Google dio sus primeros balbuceos en la world wide web. Altavista o Yahoo parecían escaparates de supermercado frente a la pulcritud de Google, buscador que gusta en decir que su premisa principal es “No seas malo” y que tiene como objetivo “organizar la información del mundo y volverla universalmente accesible y útil”.
Cuando los historiadores del futuro escriban sobre la gestión de la información en nuestra época de seguro se asombraran de la hegemonía de Google. Desde que se inició en 1998, la compañía cuyos principales accionistas son Larry Page, Sergey Brin y Eric Schmidt, no ha parado de crecer. Al año de fundarse se hace de Blogger, a la par crea Gmail, uno de los servicios de correo electrónico más usados en el planeta, ofrece servicios de software y de correos también a empresas pequeñas e instituciones de la sociedad civil, gestiona la red social Orkut, Google Voice es su versión para proveer voz por Internet (voice-over-internet-provider, VoIP).
El 2004 inició su proyecto Google Books, que hasta ahora ha escaneado millones de libros ofreciéndolos en línea sin costo, pero también sin poderse descargar. Un año después Google Maps, Street View y Google Earth mudaron la forma de aprehender el mundo y puedes recorrer una ciudad lejana, ver la fachada de una casa en la que viviste hace años o colgarte a imágenes satelitales a través de la pantalla de tu computadora.
El crecimiento de Google no pararía allí. En 2006 adquiere Youtube, el sitio más popular para colgar videos en la web; y en 2009 ofrece el sistema operativo Chrome.
El libro de Vaidhyanathan va a contracorriente de apologías escritas sobre Google y contrapone los útiles servicios que el buscador ofrece a si es que efectivamente se está contribuyendo a la formación de una esfera pública de una sociedad civil global. Por ello, el autor no deja de hacer notar que una empresa privada, como es Google, emerge justo en momentos de apogeo neoliberal en detrimento de lo público. “Google ha capitalizado 30 años de tradición de fracaso público, que ocurre cuando los instrumentos del Estado no pueden satisfacer las necesidades públicas, ni prestar servicios de manera eficaz”- comenta Vaidhyanathan.
Ya en las primeras páginas del libro el autor nos advierte que nos demos cuenta de que no somos clientes de Google, sino que su producto. “Nosotros –nuestras aficiones, manías, predilecciones y preferencias- somos lo que vende a sus anunciantes. Cuando usamos Google para buscar cosas en la red, Google usa nuestras consultas para buscar cosas sobre nosotros”- nos dice.
A la par, el negocio de Google se basa en proporcionar videos y contenidos a sus usuarios producidos y hospedados en otras páginas. Sus ingresos por publicidad operan vendiendo dichas páginas a los anunciantes, lo que para algunos ha motivado quejas de parasitar de los contenidos producidos por otros.
Google es un buscador y eso hace que millones la visiten a diario. Un buscador que se instaló justo en el momento de ascenso de la penetración de Internet en el mundo y sus políticas (hasta ahora) se han alienado con la voluntad de hacer más accesible la información en el mundo, gran parte de sus posturas están con el público, como apoyar las políticas de neutralidad en la red, lo que ha significado que Google se haya granjeado ya de poderosos enemigos. “Google es un fenómeno tan novedoso que las metáforas precedentes no se ajustan a los desafíos que plantea a competidores y usuarios”- según comenta Vaidhyanathan.
UNA BÚSQUEDA ADAPTADA
Google filtra y refina nuestras búsquedas. O sea, la relevancia dada en cada búsqueda está adaptada a cada usuario y a su historial de búsquedas e intereses, que el dantesco sistema informático de Google ha ido capturando cada vez que tecleas una palabra en el buscador. Vaidhyanathan destaca que “la googlización de todo implica recopilar, copiar, agregar y clasificar información sobre cada uno de nosotros y nuestras aportaciones a la red”.
Tal algoritmo de búsqueda es también una fuente de preocupación para el autor del libro, debido a que “su proceso de recolección, clasificación, enlace y presentación de conocimientos determina lo que consideramos bueno, cierto, valioso y relevante. No podría ser mayor lo que está en juego”.
De esta forma hoy Google define qué sitios son vistos y corresponde indicar en orden de relevancia a la hora de hacer búsquedas. Es una forma de “limpieza de Internet” muy sutil pero efectiva. Sin censura, parece ser una “experiencia agradable” y adaptada a los usuarios.
El valor del libro de Vaidhyanathan es que en un mar de apologías a Google, asume una distancia crítica para sopesar un fenómeno de grandes repercusiones en nuestra vida cotidiana. En su intento de ser panorámico en algunos capítulos se queda en la anécdota más que en una crítica más elaborada. Se podría decir que es un balbuceo muy general, pero muy bien documentado, y anuncia análisis mayores. Sirve muy bien como una introducción a Google.
“Habiendo fracasado en la política, ahora confiamos en la mercadotecnia para hacer un mundo mejor”- resalta Vaidhyanathan, quien opone el tecnofundamentalismo, inherente a Google, al bien público, porque no tiene que dejar de ser motivo de preocupación el que una sola compañía privada controle la información, el comercio y la cultura de miles de millones de usuarios en el mundo. Un tema aún en vías de inteligibilización, ahora que todos creemos que estamos conectados, porque tal como decía hace algunas décadas atrás el visionario teórico de la comunicación, Marshall McLuhan: “en lo último que piensa el pez es en el agua”.
Mauricio Becerra Rebolledo
@kalidoscop
El Ciudadano