Desde hace un año existe en Asunción, Paraguay, una agrupación pro biblioteca y centro social anarquista-feminista-antimilitarista-queer. Uno de sus promotores es el chileno Pelao Carvallo, quien envió esta nota sobre la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Fue el sábado 7 de marzo, pero fue antes también. Se trataba de romper ciertos esquemas, propios y ajenos, de abrir mentes y cambiar-nos actitudes. Se trataba de abrir la conmemoración del 8 de marzo a otros sectores, populares, revolucionarios, divergentes, conflictivos, masivos y/o minoritarios. Otros sectores y otras. Otras. Voces distintas, pensamientos distintos, opiniones ajenas. Poner fin a la uniformidad, a la limitación del pensamiento cerrado, concluso.
Por eso, fuimos gustosas a las reuniones propuestas por las feministas para coordinar un evento a propósito del 8 de marzo. En esas reuniones nos sentimos escuchadas, bien recibidas y sin limitación e imposición alguna. Reuniones informales con resultados formales, concretos y entretenidos. La primera en casa de una Cata y la segunda en casa de las Aireanas . Sin censura y con un ánimo de procurar consenso, de aunar voluntades, propósitos y responsabilidades.
Claro que con tan buena convocatoria el espectro de ideas y prácticas era muy amplio. Desde partidos políticos, pasando por oenegés, hasta colectivos feministas nuevos y viejos. Gente poderosa y gente que desprecia el poder. Marxistas variopintas y anarquistas. Católicas y ateas. Una gran variedad de opiniones, expresiones, ideales, técnicas. Y resistencias al cambio también. Con todos esos componentes se logró un resultado espectacular.
No se desechó lo que ya existía (lugares, ofrecimientos, posibilidades) ni se anuló lo desconocido o lo diferente.
Se consensuó entonces un acto abierto a muchísimas voces, con música y animación de mujeres exclusivamente (cumplida 100%) y una marcha ruidosa, festiva y “combativa” (no hay una palabra mejor que esa?) –cumplida un 80%.
Por otra parte se trataba de romper dentro de las organizaciones sociales y políticas mixtas ciertos consensos patriarcales que impregnan prácticas políticas y relacionales. En el anarquismo mismo se trataba de visibilizar los componentes machistas y patriarcales de nuestros desempeños, a través del cuestionamiento que nos traería impulsar temas como el aborto –en el cual aún parece pesar cierta impronta católica en nuestro “sentido común”- y el combate a la discriminación hacia las lesbianas y transexuales, donde también primaban opiniones muy influenciadas por el sentido común machista. Respecto al aborto pudimos avanzar mucho en una discusión y consensuar una posición que realmente nos representara. En la lucha contra la discriminación la experiencia vivida a propósito de la Biblioteca, con la agresión sufrida por el colectivo por la discriminación a una compañera lesbiana y la histórica y actual experiencia del anarquismo en enfrentar la discriminación y persecución por parte de todo Estado e ideologías a
utoritarias (sobre todo las de izquierda) nos daban bastante material para lograr un posicionamiento anarquista al respecto.
Se trató siempre de un abrir la lectura simbólica y la práctica política del 8 de marzo y, para nosotres, anarquistas, de un abrir-nos a otras lecturas, críticas, puestas en riesgo.
El día sábado 7 de marzo, acompañadas por el clima (cierta baja de temperatura) comenzó un acto en plena calle Palma. Buenísima presentación y continuidad por parte de Super Lesbi y Super Boca. Buena secuencia de palabras y cantos. Solistas y grupos de diversos estilos musicales sintonizaban con la diversidad de voces expresando demandas, exigencias y logros. Un tema central: Aborto. Despenalizar para algunas, libre y seguro para otras, este tema estuvo presente en casi todas las presentaciones.
Por supuesto, el anarquismo se hizo presente. Volanteamos el “si el papa fuera mujer, el aborto sería ley” –la gente sonreía al ver el panfleto-, repartimos el compita y un par más de panfletos, desplegamos nuestras banderas y subimos –era que no- al escenario a dejar en claro que las presas por abortar son presas políticas del Estado y el Patriarcado (en conjunto y no por separado) y que a la discriminación –del cual el anarquismo tiene de sobra experiencia- se le enfrenta con la acción directa y la autonomía. Los gritos finales de “viva el día internacional de la mujer trabajadora” y “viva la anarquía” fueron coreados y aplaudidos por buena parte de la concurrencia.
En cierto momento del largo acto –largo y entretenido- la calle Palma estaba colmada de gente de toda edad, animosa, contenta y atenta.
Cerrado el acto en el escenario continuamos con una marcha bulliciosa y comprometida. Al finalizar Super Boca usó sus poderes, frente Clorinda’i, para exigir el cese de la persecución y acoso que sufren las trabajadoras sexuales de la zona por parte de la policía.
Les anarquistas quedamos contentas, satisfechas. Mucha gente nos escuchó y escuchamos a mucha gente. Alguna gente se sorprendió –gratamente unas, otras no- con la presencia de banderas anarquistas en Asunción.
Pelao Carvallo
El Ciudadano