No entendió nada: Intendente envía a Carabineros a expulsar a manifestantes desde la Plaza de la Dignidad

Una abrumadora derrota política sufrió el viernes pasado el Intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara, ante la ciudadanía movilizada. Esto luego de que su estrategia represiva, la que consistió en sitiar con Carabineros la Plaza de la Dignidad y reprimir sistemáticamente a los manifestantes, no se tradujo en un abandono de parte de la población del punto neurálgico de la movilización en contra del gobierno de Sebastián Piñera.

Cabe recordar que el pasado 20 de diciembre Guevara llevó a la práctica la advertencia que días antes había hecho respecto a una política de «tolerancia cero» contra quienes quisieran protestar en ese lugar sin una previa autorización de la Intendencia. Eso se tradujo en cientos de funcionarios de Fuerzas Especiales apostados en la Plaza de la Dignidad y sus alrededores, así como también en el enrejamiento del perímetro del monumento a Manuel Baquedano, punto central de las concentraciones en ese espacio.

La ciudadanía resistió la represión, terminó por sacar las «vallas papales» del monumento a Baquedano y la principal noticia del día fue el atropello de un manifestante por parte de un «zorrillo» de Carabineros, siendo Felipe Guevara responsabilizado de provocar esta lamentable situación.

Qué ocurriría este 27 de diciembre era la pregunta que durante toda la semana circuló luego de la derrota de la autoridad regional. A poco menos de una hora de la convocatoria a una nueva concentración en la Plaza de la Dignidad, los manifestantes que habían ido llegando paulatinamente al sector habían podido instalarse en el monumento a Baquedano y la presencia policial en la plaza misma era evidentemente menos que la del viernes pasado.

Por otro lado, a la altura de edificio Telefónica era posible apreciar una gran cantidad de furgones y automóviles de Carabineros estacionados, pero lejos del aludido monumento.

Sin embargo, a eso de las 16:30 horas, una treintena de funcionarios de Fuerzas Especiales ocuparon ese lugar, expulsando a quienes se encontraban allí manifestándose, obligándolos a cruzar hacia el frontis del Teatro de la Universidad de Chile. Junto con ello, los policías instalaron dos vehículos policiales en el entorno de la plaza y un carro lanza agua apuntando hacia las personas, mojándolas para hacerlos avanzar hacia el Parque Bustamante.