Así podremos proceder a la entrega de los principales galardones a los medios internacionales que han sido más activos en su empeño de demostrar al público que la «culpa de todo es de los rusos». Cabe recordar que esta expresión es una cita de un artículo publicado recientemente en un diario catalán.
Pero antes de pasar a la distribución de los premios cabe destacar algunas previsiones para el 2020 que hemos encontrado en los medios.
La verdad es que da la impresión de que vamos a tener un año muy movido en lo que se refiere a lo nuestro, al pan que alimenta el programa Dicen y Diremos. De entrada, solo recordar a nuestros oyentes que en 2020 se celebran elecciones presidenciales en EE.UU.
Recordamos bien la campaña sin precedentes en los medios dedicada a la llamada «intromisión rusa» en las elecciones presidenciales en EE.UU. en 2016. Cuatro años después, todavía nos llegan algunos ecos a pesar de que ni los medios, ni las numerosas investigaciones oficiales nunca han podido comprobar lo que pretendían desde el principio: un complot entre Donald Trump y el Kremlin para ganar las elecciones.
Mientras tanto, como hemos dicho ya, se nos avecinan los próximos comicios. A falta de avances en el tema de la «trama rusa 2016» los medios ya han empezado a calentar el tema de posible intromisión rusa en las presidenciales de 2020.
El diario estadounidense The Washington Post advirtió de que Moscú tiene la intención de «volver a meter las narices» en la campaña electoral en Estados Unidos. Más aún, los servicios especiales estadounidenses ya se preparan para una «guerra cibernética» con Rusia para impedir una «nueva intromisión».
«Informe: EEUU hace sonar alarmas de guerra cibernética con Rusia», titula HispanTV a una de las crónicas publicadas en su página web.
Cualquier acción cibernética estaría alineada con sanciones o acusaciones para mayor efecto, explica además The Washington Post.
Menos mal que el presidente ruso, Vladímir Putin, está excluido de esta temible campaña… Pero hablando en serio parece que las llamadas «élites del poder» rusas ya están advertidas de las actividades que anuncia The Washington Post.
Un alto cargo del Ministerio de Defensa ruso, dijo recientemente en una entrevista que esperan una campaña de desinformación por parte de los medios extranjeros para comprometer a algunos altos cargos militares rusos.
«En el futuro más próximo esperamos un aumento de presión informativa contra altos cargos de nuestras Fuerza Armadas», dijo al diario Krasnaia Zvezda el viceministro de Defensa, Ruslán Tsalikov.
Por su parte, el alto cargo militar ruso prometió una «respuesta adecuada».
Además de rechazar todas las especulaciones sobre la presunta interferencia rusa en los procesos internos de EEUU, las autoridades rusas han advertido a Washington en reiteradas ocasiones de que está «jugando con fuego» si pretende usar armas cibernéticas contra Rusia.
Veremos cómo será esta guerra de información prometida contra los militares rusos. Pero a juzgar por las otras semejantes campañas en los medios internacionales, el resultado puede ser «mucho ruido y pocas nueces».
Pero volvamos al tema de los principales galardones a los medios internacionales que más han defendido la tesis de que la «culpa de todo es de los rusos» en 2019. El principal candidato a nuestro virtual premio del año es el autor de la historia más increíble que ha causado a muchos unos recuerdos muy vivos de las películas de James Bond de su infancia. Me refiero a la historia la de los «quince peligrosos espías rusos utilizaban durante años los Alpes franceses como base de operaciones en toda Europa».
Una historia para hacer película o bien para cambiar a los jefes de los servicios de contrainteligencia de algunos países europeos… siempre y cuando sea verdad lo que dicen los medios.
O bien un medio en particular. Porque el personaje que estrenó esta historia es un periodista de Le Monde Jacques Follorou. «Quince peligrosos espías rusos tenían su base de operaciones en Los Alpes franceses», titulaba a una de sus crónica la edición en español de Euronews.
La verdad es que toda esta historia me hace recordar una vez más el titular publicado hace poco por El Periódico de Cataluña: «La culpa de todo es de los rusos». Desde esta perspectiva, no extraña que muy hace poco algunos medios españoles nos contaron otra historia de película, de una «célula de espionaje ruso» en Cataluña.
Cabe recordar que las autoridades españolas, en particular el ministro de Exteriores saliente, Josep Borrel, respondieron a los medios que se trataba de un «invento», una «noticia falsa». Sin embargo esto no impidió a algunos de nuestros colegas presentar esta historia como un hecho consumado.
«La Audiencia Nacional investiga los movimientos de espías rusos en Cataluña. La policía constata la presencia de miembros de una unidad militar de élite especializada en operaciones de desestabilización en Europa», titulaba a una de sus crónicas publicadas en noviembre el diario español El País.
En el aire está saber si el emisario es real y si es uno de los agentes rusos… Parece increíble que el periodista de El País termina su crónica de esta esta manera. En otras palabras el resumen es que a pesar de los impresionantes titulares, en la realidad no se sabe nada con seguridad.
Este ha sido el resumen de muchos temas fuertes o noticias bomba relacionados con Rusia que al principio prometían mucho, pero al final acabaron en nada. Es lo que llamamos cacarear y no poner huevo.
Considero que la clave de todos los informes sobre la inteligencia rusa últimamente publicados en los medios internacionales es que apenas ofrecen alguna información propia. Todos están citando las investigaciones de Bellingcat y de algunas fuentes de inteligencia, pero nadie hasta el momento ha podido comprobar su fiabilidad.
Mientras tanto, el Kremlin siempre ha rechazado las acusaciones que vinculan a su inteligencia militar con operaciones de injerencia o desestabilización. Las autoridades rusas aseguran que esos informes forman parte de una campaña de desprestigio occidental que aprovecha el mito de la amenaza rusa que últimamente sirve a algunos líderes de Estados europeos para justificar cualquier cosa.
Un ejemplo más reciente son las declaraciones del primer ministro británico Boris Johnson.
«Reino Unido espera mejorar las relaciones con Rusia», titula la agencia Notimex.
Otra vez Rusia tiene la culpa. Esta vez ha frustrado las esperanzas de Boris Johnson de tener buenas relaciones con el Kremlin.
Es curioso que hace unas semanas el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que el mito sobre la ‘amenaza rusa’ fue inventado por aquellos que quieren sacar provecho de esta leyenda y que ya no funciona en Europa, al menos no es una suficiente razón de pago a Estados Unidos por la OTAN. Un fragmento de las declaraciones de Putin en el marco de un foro de inversión celebrado en Moscú fue recogido por RT.
Parece que este límite de tiempo está cada vez más cerca. Al igual que el ministro de Exteriores español que dijo que la noticia de la célula de espionaje ruso en Cataluña es totalmente falsa , cada vez más europeos se dan cuenta de que las llamadas revelaciones de los medios son «fruto de una calenturienta imaginación, de inventarse las noticias».
A la sazón ministro Josep Borrell, visiblemente enfadado por una noticia falsa de El País, destacó recientemente que a veces son los medios a los que consideramos seria, los que contribuyen al ruido. El pequeño repaso de nuestros temas más destacados del año 2019 lo confirma perfectamente.
Cortesía de Dmitri Polikárpov Sputnik
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