El Senado de Estados Unidos dio inicio formal al juicio contra Donald Trump en un clima de tensión política entre republicanos y demócratas, marcado por el rechazo frontal del Presidente a este proceso y la salida a la luz de nuevos testimonios y pruebas relacionados con el escándalo conocido como Ucrania-Gate.
Los demócratas acusan a Trump de abuso de poder al condicionar la entrega de 400 millones de dólares en ayuda a Ucrania y la programación de una reunión en la Casa Blanca con su homólogo Volodimir Zelenski, a cambio de que Kiev anunciara públicamente que planeaba investigar a su rival político Joe Biden, precandidato presidencial demócrata, y el hijo de éste, Hunter Biden, por sus negocios en el país europeo.
También se le señala de obstrucción al Congreso por boicotear las pesquisas parlamentarias sobre este escándalo. El pasado 18 de diciembre la Cámara alta votó a favor de acusar a Trump de dos cargos: abuso de poder y obstrucción al Congreso.
El 15 de enero, la comisión liderada por la demócrata Nancy Pelosi envió los cargos de acusación al Senado y esta instancia legislativa abrió el proceso de juicio político contra el andatario.
Se abrió el juicio político
Siguiendo las reglas del Senado, el juicio comenzó cuando el equipo de fiscales de la Cámara cruzó los pasillos del Capitolio para unirse al Senado y leer los cargos contra Trump.
Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, que se desempeñará como fiscal principal del juicio, fue el encardado de realizar dicha lectura.
Posteriormente, el presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Roberts, constitucionalmente responsable de supervisar los debates, juró ser «imparcial» durante el juicio.
«¿Jura, solemnemente que en todas las cosas concernientes al juicio del presidente Donald John Trump, ahora pendiente, administrará justicia imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes, con ayuda de Dios?”, se le preguntó. “Lo juro”, afirmó Roberts al tomar juramento ante los 100 senadores, quienes serán jueces y jurados del proceso, y que adempas también juraron que serán imparciales.
De este modo, el tercer impeachment en la historia de Estados Unidos se produce a punto de cumplirse tres años de una administración más que controversial e instalada en las puertas de un conflicto bélico con Irán.
Malas noticias para Trump
Pese a que el Mandatario ha tratado de desacreditar el juicio tachándolo de “farsa política y estafa”. El inicio del impeachment estuvo marcado por malas noticias para el inquilino de la Casa Blanca.
La oficina de control del Gobierno, una agencia independiente dentro de la Administración, presentó un informe en el que califica de ilegal la congelación de ayudas militares a Ucrania, una medida aplicada por Washington a mediados de 2019.
Esa decisión de Trump resulta clave en este caso, porque la acusación lo considera una forma de presión a Kiev para forzar un anuncio negativo sobre los Biden.
La oficina, que depende del Congreso, asegura que la retención del dinero -cerca de 400 millones de dólares previamente aprobados por el Congreso- tuvo carácter político, no técnico.
«El cumplimiento de la ley de buena fe no permite al presidente cambiar sus prioridades políticas por aquellas que el Congreso haya convertido en ley», sostiene el informe citado por El País.
Testimonio revelador
El presidente Trump sabía todo sobre la campaña de presión a Ucrania que condujo al proceso de juicio político en su contra, según el testimonio revelador de uno de los implicados en el caso.
Lev Parnas, asociado de Rudy Giuliani, el abogado personal del magnate, lanzó acusaciones contra el jefe de la Casa Blanca y otras altas figuras de la administración, tanto en una entrevista transmitida por la cadena de televisión MSNBC, como también en declaraciones a The New York Times.
Aseguró que Trump estaba al tanto de cada una de las maniobras secretas orquestadas para presionar al Gobierno ucraniano para que investigara al exvicepresidente Joe Biden.
«Me juego mi vida a que Trump sabía exactamente todo lo que estaba pasando, sobre lo que Rudy Giuliani estaba haciendo en Ucrania», dijo Parnas al Times.
Parnas, de origen ucraniano y nacionalizado estadounidense, fue arrestado en octubre de 2019 junto al bielorruso Igor Fruman con un billete de ida a Viena en el aeropuerto de Dulles, cerca de Washington.
Ambos fueron acusados por la Fiscalía para el distrito sur de Nueva York de «participar en un plan para canalizar dinero extranjero a los candidatos a cargos federales y estatales para que los acusados pudieran comprar influencia potencial con candidatos, campañas y los Gobiernos de los candidatos», algo de lo que ambos se han declarado no culpables.
Ahora bajo arresto domiciliario a la espera de que comience su juicio, Parnas aseguró al Times que se arrepiente de haber confiado en Giuliani, y que «creía que estaba siendo un patriota y ayudando al presidente».
«Él (Trump) estaba al tanto de todos mis movimientos. Yo no habría hecho nada sin el consentimiento de Rudy Giuliani, o del presidente», señaló Parnas a MSNBC.
«¿Por qué se reunirían conmigo miembros del círculo interno del presidente (ucraniano, Volodímir) Zelenski? Les dijeron que se reunieran conmigo», añadió.
Parnas recordó al Times que los demócratas en la Cámara Baja han publicado mensajes de texto que Giuliani le envío para asegurarle de que «el número 1», una presunta referencia a Trump, aprobaba su misión para conseguir un visado a un exfuncionario ucraniano que había acusado a Biden de corrupción.
El colaborador de Giuliani implicó en el escándalo a figuras como el vicepresidente Mike Pence, el fiscal general William Barr, el principal republicano del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Devin Nunes; y el exasesor de seguridad nacional John Bolton.
Asimismo, afirmó que el despido de la exembajadora en Kiev, Marie Yovanovitch, el año pasado, estuvo completamente motivado por la interferencia de la diplomática en los esfuerzos de él y otras figuras para que se lanzara la pesquisa sobre Biden.
Según el rotativo, Parnas también entregó a los demócratas de la Cámara Baja una serie de registros telefónicos, mensajes de texto, documentos y fotos que demuestran que él mismo mantuvo al tanto de sus negocios en Ucrania a dos donantes de la campaña de Trump, Tom Hicks y Joseph Ahearn.
Según el diario, esos materiales comprueban cuán involucrados estuvieron Parnas y otros en llevar a cabo la campaña de presión en Ucrania y proporcionan evidencia adicional de que el esfuerzo por ganar ventaja política para Trump fue ampliamente conocido entre sus aliados.
A través de su abogado, también se mostró dispuesto a cooperar con la Fiscalía neoyorquina en su investigación sobre Giuliani, compartiendo información perjudicial para el abogado.
Trump y los republicanos niegan que haya habido presión, y atribuyen las solicitudes de que se realizara una investigación sobre Biden al interés de luchar contra la corrupción en la nación europea, pues Hunter Biden, hijo del exvicepresidente, fue miembro de la junta de una empresa ucraniana de energía.
Sin embargo, Parnas refutó ese argumento y reconoció que él fue enviado como emisario del propio Trump para instar a Kiev a indagar sobre Hunter Biden, con el fin de dañar políticamente la campaña presidencial de su padre, no para combatir la corrupción.
Cuando las autoridades arrestaron a Parnas y Fruman, Trump aseguró que no los conocía, a pesar de que existen al menos siete fotografías del mandatario en compañía de ambos, reseñó la cadena CNN.
Testigos claves
«Creemos que hay suficiente evidencia para impugnar al Presidente«, afirmó la titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la cadena de televisión ABC.
La líder demócrata nuevamente exigió que el Senado cite testigos a los que la Casa Blanca prohibió testificar durante la investigación en la Cámara de Representantes.
«Deberíamos tener testigos, y deberíamos tener documentos», indicó citada por EFE.
Los demócratas quieren escuchar especialmente los testimonios de Mick Mulvaney, jefe de Gabinete interino, y de John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Bolton, que según las declaraciones de otros funcionarios estaba molesto por el plan para presionar a Ucrania, aseguró que está dispuesto a testificar en el juicio de Trump con la condición de que sea convocado por el Senado.
Sin embargo, el presidente Trump advirtió que podría evitar que uno de sus antiguos consejeros testifique en el Senado usando sus poderes presidenciales.
Mientras, el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, cuya sólida mayoría establecerá las reglas para el juicio de Trump, busca que el proceso siga la línea del impeachment realizado contra el expresidente Bill Clinton en 1998.
De este modo, esperara que los asesores de la Cámara de Representantes y del presidente pronuncien sus declaraciones y argumentos de apertura para entonces decidir sobre qué testigos serán llamados.
Así será el juicio
El juicio, al que Trump no tiene obligación de comparecer, comenzará el martes 21 de enero con la primera fase, que incluye los argumentos a favor y en contra de la condena.
A lo largo del proceso, los senadores escucharán los argumentos, tal y como hace un jurado ordinario. Si tienen dudas, pueden enviar sus preguntas por escrito para que sean formuladas por el presidente del Senado.
Después de que cada parte exponga sus argumentos finales, comenzaránn las deliberaciones en una sesión a puerta cerrada y cuando acaban, el Senado vota en público y por separado cada cargo.
Se necesitan dos tercios de la cámara (67 votos) para declarar culpable al Presidente, porque en caso contrario sería exonerado.
Los republicanos tienen la mayoría en el Senado con 53 de los 100 escaños, mientras los demócratas tiene 45, más dos independientes. De manera que el juicio político contra Trump solo podría acabar en su destitución si 20 repúblicanos deciden votar junto con los demócratas.
Al respecto, Nancy Pelosi recordó que «en un juicio político, cada senador hace un juramento para hacer justicia imparcial de acuerdo con la Constitución y las leyes”. Por ello, precisó, cada senador ahora enfrenta una elección: “Ser leal al Presidente o a la Constitución».