La evolución del movimiento estudiantil

El 11 de abril del presente año, el movimiento estudiantil se agolpó nuevamente en las calles para continuar la lucha por las demandas educacionales, que a partir del año 2001 ha ido teniendo un caudal cada vez mayor

La evolución del movimiento estudiantil

Autor: Gustavo.Poblete

El 11 de abril del presente año, el movimiento estudiantil se agolpó nuevamente en las calles para continuar la lucha por las demandas educacionales, que a partir del año 2001 ha ido teniendo un caudal cada vez mayor. Este hecho, nutre aún más el extenso recorrido que han emprendido tanto los estudiantes secundarios, como los estudiantes de educación superior por perpetuar el derecho de educación, como parte estructural del desarrollo íntegro de nuestra sociedad.

El movimiento estudiantil, a lo largo de todos estos años, se ha caracterizado por los medios de presión utilizados y, principalmente, por el deseo progresivo de ser un actor principal en las decisiones de políticas públicas en temas educacionales. El paso de ser demandas estudiantiles de carácter coyuntural, a ser demandas estudiantiles de carácter estructural a nivel constitucional, es una de las cuestiones que el movimiento estudiantil se ha autoimpuesto para ser un factor clave en las decisiones del gobierno de turno.

Este camino comienza a cimentarse el año 2001, con “El mochilazo”, que agrupó a estudiantes movilizados en la Región Metropolitana, disconformes con el nuevo tipo de pase escolar, el cual pasó de ser gestionado por el gremio de transporte, a ser administrado por el Ministerio de Educación.

Cinco años más tarde, el año 2006 el movimiento estudiantil o “Revolución pingüina”, llamada así porque fueron los estudiantes secundarios los pilares de esta movilización, puso en la discusión pública una serie de materias de relevancia nacional y regional, distinguiendo entre aquellos temas que eran de tratamiento a corto plazo –derogación del Decreto 524, gratuidad de la PSU, gratuidad en la obtención del pase escolar y tarifa escolar gratuita para estudiantes secundarios -, de aquellos que eran de tratamiento de mediano plazo –derogación de la Loce, dar fin a la municipalización de la enseñanza y estudiar y reformular la Jornada Escolar Completa-. A diferencia de los años anteriores, los “pingüinos” utilizaron como medio de presión la ocupación de los establecimientos educacionales para trabajar en conjunto en la elaboración de documentos, convocar a asambleas estudiantiles y realizar actividades culturales.

El año 2011, el movimiento estudiantil se masificó aún más, para confirmar lo que el año 2006 se estaba comenzando a configurar, un movimiento que no sólo estaba dispuesto por las demandas estudiantiles, sino que un movimiento de carácter social. Las principales organizaciones, de este “movimiento social”, convocaron a sucesivas marchas durante el año, llegando a reunir a miles de estudiantes en las calles de todo Chile. Las demandas estudiantiles se diferenciaron entre aquellas que correspondían a la educación superior –igualdad en el acceso a las universidades, aumento en el gasto público y democratización del sistema de educación superior-, de aquellas que concernían a la educación secundaria –derogación de la LGE, desmunicipalización y estatización de la educación en general y la reforma constitucional de fijar el derecho de educación por sobre la libertad de enseñanza-. La consigna de este “movimiento social” era atribuir al Estado el deber de entregar educación gratuita y de calidad, pretensión que debía realizarse mediante una reforma constitucional.

De esta forma, el diagnóstico realizado demuestra la relevancia que en el transcurso de estos años ha ido teniendo el movimiento estudiantil, puesto que las demandas por la educación han pasado a ser una parte fundamental para el desarrollo estructural de Chile. Las peticiones estudiantiles han evolucionado progresivamente y han dejado en los chilenos una idea cierta y concreta de legitimación social.

Las protestas estudiantiles no se han agotado en la instancia misma de movilización, sino que han ido integrando a una sociedad civil que se expresa y apoya las demandas estudiantiles, enriqueciendo la democracia. Se ha insertado a la ciudadanía como actor principal sobre temas de orden educativo, la cual ha cuestionado el concepto mercantil que la Constitución asigna a la educación y el lucro que se produce en los establecimientos educacionales.

Es por todo lo anterior, que los estudiantes han generado en nuestra sociedad un fuerte remezón político. El movimiento estudiantil pasó de ser un grupo de estudiantes que gritaba en las calles de Santiago “sin el pase, no hay clases”, a ser un movimiento social integrador que a nivel nacional lucha por una “educación gratuita y de calidad”.

Gustavo Poblete Espíndola

Egresado de Derecho, Universidad Alberto Hurtado
Ex vicepresidente Centro de Alumnos 2006, Liceo José Victorino Lastarria

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