Un estudio científico acaba de revelar que una dieta de comida chatarra con alto contenido de grasas y azúcares típicamente occidental puede socavar rápidamente el control del apetito del cerebro de las personas.
Después de una serie de experimentos, investigadores en Australia encontraron que los voluntarios jóvenes y saludables obtuvieron peores resultados en las pruebas de memoria y experimentaron un mayor deseo de comer comida chatarra, incluso cuando ya estaban llenos.
De acuerdo con los resultados obtenidos, los estudiosos creen que algo está pasando en el hipocampo, región del cerebro que soporta la memoria y ayuda a regular el apetito.
Hasta ahora, se sabe que cuando estamos llenos el hipocampo calma nuestros recuerdos de deliciosa comida, reduciendo así nuestro apetito. Cuando se interrumpe, este control puede verse seriamente socavado.
Anteriormente, científicos llegaron a una conclusión similar a partir del estudio de la exposición aguda a una dieta alta en grasas en ratas macho jóvenes. Los expertos determinaron que esto interrumpe la memoria y la plasticidad dependientes del hipocampo a través de los glucocorticoides.
Al parecer, esto se debe a que el circuito límbico todavía está madurando durante la juventud y la adolescencia, lo que explica algunos efectos adversos específicos sobre las funciones cognitivas en las personas.
El origen de la amnesia
Como se ha dicho, los científicos han demostrado ampliamente que el consumo de una dieta occidental (que contiene altos niveles de grasa y azúcar) en modelos humanos y animales está asociado con numerosas enfermedades, incluidas enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, tumores malignos, pero también con trastornos de la memoria.
Por ejemplo, en 2017, después de una semana de desayunos al estilo occidental de sándwiches tostados y batidos, investigadores descubrieron que los participantes de un experimento obtuvieron peores resultados en las pruebas de aprendizaje y memoria que generalmente dependen del hipocampo.
Ahora, en este último estudio, el equipo descubrió que estas dietas altas en grasas y azúcares no solo perjudican la memoria en los humanos, sino que también parecen afectar directamente nuestra capacidad para controlar nuestro apetito.
«Como esta es un área emergente y aún queda mucho por aprender sobre cómo se relacionan estos procesos, nuestras conclusiones son, por supuesto, tentativas», admiten los autores.
Daños neurodegenerativos
En términos más generales, este experimento, junto con los de otros estudios en animales y humanos, sugiere que una dieta de estilo occidental causa alteraciones neurocognitivas después de la exposición a corto plazo.
Los científicos explican que el hipocampo es una estructura de maduración tardía y sufre cambios dramáticos durante el desarrollo cortical en el post-destete (adolescencia en humanos).
En los humanos, el rápido desarrollo del hipocampo continúa durante los primeros dos años posnatales, lo que se refleja en grandes cambios anatómicos. Por lo tanto, la juventud se considera un período crítico en el desarrollo neurológico, ya que los cambios realizados durante este período tienen efectos significativos sobre las funciones cognitivas de por vida.
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