Aquel australiano blanco, pequeño, medalla de plata en los 200 m planos en los juegos olímpicos de México 1968, compartió el podio con Tommie Smith, medalla de oro, y John Carlos, medalla de bronce, ambos norteamericanos negros.
Ese 16 de octubre los dos afroamericanos protagonizaron una acción de protesta contra el racismo en su país; descalzos, con un guante negro y el puño en alto, la cabeza gacha sin mirar su bandera mientras se izaba.
Esa inmortal fotografía se convirtió en un ícono de la protesta por los derechos civiles de los negros en USA y en todo el mundo, y el blanco pequeño del 2° lugar pasó inadvertido, como si no existiera, como si estuviera ajeno a lo que estaba pasando, pero no fue así.
Antes de subir al podio, Tommie y John, conversaron con Peter y le contaron lo que harían, Peter colocó en su pecho la insignia del «Proyecto Olímpico para los DDHH», del cual él era partidario, y subió al podio en silencio, en segundo plano y aparentemente sin participar de lo que estaba ocurriendo estuvo ahí, porque comprendió que él no era el protagonista de ese momento, él no era negro, pero la lucha contra el racismo era también su lucha… y pagó muy caro su decisión, pero esa es otra historia (que se puede encontrar en Internet).
La decisión de Norman nos muestra, por una parte, el valor de ser consecuente, de hacer lo que se piensa y asumir los costos de ello, y, por otra parte, cómo se puede participar de una lucha en la cual no eres protagonista, porque no responde a reivindicaciones que te afectan directamente, porque no has sido tú el violentado por la sociedad y el Estado, porque no has estado en el lugar de las víctimas, porque no lo has vivido por los siglos de los siglos.
Igual que Peter Norman, este 8M, los hombres debemos estar ahí, como actores secundarios pero presentes, porque la lucha feminista es también nuestra lucha por una nueva sociedad, y porque entendemos que el capitalismo y el patriarcado no son dos sistemas de opresión autónomos que se relacionan entre sí, sino que el capitalismo lleva en su seno, integradas en las relaciones sociales de producción, las relaciones de opresión tanto patriarcal como racista1.
¡Nuestra lucha es también por una nueva masculinidad, por nosotros, por nuestras madres, por nuestras hijas y amigas, el 8M estaremos presentes, compañeras!!
Por Camilo Lanata
1Benitez, Isabel. Herramientas para un feminismo de clase. Enero 27, 2020. Disponible en Web: https://marxismocritico.com/2020/01/27/herramientas-para-un-feminismo-de-clase/