El sistema hospitalario de Italia se encuentra totalmente colapsado por la cantidad de infectados por el coronavirus Covid-19 que los médicos se ven obligados a elegir a quién atender “en función de la edad y el estado de salud”, tal y como si fuera una guerra.
A partir del martes entraron en vigencia las normas de aislamiento y la restricción de la libertad de movimiento en la nación europea, que han bloqueado la libre circulación de 60 millones de personas que se encuentran confinados en sus hogares.
Se trata de la medida más drástica que ha tomado el Gobierno de Giuseppe Conte para combatir la epidemia, imitando el modelo empleado por China.
Antes del fin de semana pasado, Conte había puesto en cuarentena a 11 ciudades pequeñas cerca del epicentro de la epidemia, que congrega a una población aproximada de 50.000 personas.
El domingo, decidió endurecer cuando la cuarentena anunciando un plan para restringir el movimiento a 16 millones de persones en regiones del norte del país, que incluyen a la Lombardía y a 14 otras provincias.
Sin embargo, gracias al nuevo decreto gubernamental quedó prohibido en todo el territorio italiano cualquier desplazamiento de la zona del propio domicilio, salvo por motivos imperativos de trabajo, necesidad demostrable o urgencias sanitarias.
“La medida se puede resumir en la expresión: Me quedo en casa. Ya no hay zonas rojas, ni una zona 1 y una zona 2 de la península. Habrá una sola Italia. Una Italia zona protegida (…) Habrá que evitar (los desplazamientos) en todo el territorio de la península, a menos que estén motivados por motivos profesionales justificados, por razones de necesidad o incluso por motivos de salud», aseguró Conte.
Como parte de las medidas, las escuelas y universidades permanecerán cerradas, en principio hasta el próximo 3 de abril.
“Añadimos también la prohibición de reuniones exteriores y en locales abiertos al público«, manifestó Conte. “Quedan absolutamente prohibidas las aglomeraciones de cualquier tipo”, dijo.
Por tal motivo, todos los eventos públicos fueron suspendidos, desde funerales hasta los tradicionales y concurridos partidos de fútbol. “No hay razón para que prosigan”, declaró el Premier italiano.
Mientras que los restaurantes y bares deben cerrar a las 6:00 de la tarde, y garantizar una distancia de al menos un metro entre clientes.
“Se ha terminado la vida normal. Todos deben quedarse en casa. Esta vida nocturna… no nos lo podemos permitir”, subrayó el mandatario.
Italia en riesgo de recesión
Conte no especificó hasta cuando todos los italianos permanecerán confinados, pero los medios de la nación europea presumen que podría ser alrededor de un mes.
Las restricciones están colocando al país en riesgo de una recesión que será casi inevitable y explorando los límites de lo que una democracia puede imponer a sus ciudadanos en tiempos de paz.
De hecho, Conte aseguró que está consciente de la gravedad de la decisión. Los transportes públicos de momento seguirán funcionando porque el Ejecutivo quiere mantener como sea el tejido productivo.
El sector del turismo, una de las mayores fuentes de ingreso para Italia, se ha visto muy afectado por el brote del Covid-19.
“Conte no aclaró qué sucederá con las fronteras y aeropuertos, pero es presumible que los viajeros deban acreditar que viajan por estas situaciones excepcionales”, reseñó La Vanguardia.
Por los momentos, los cruceros tienen prohibido atracar en varios puertos y hay controles en las estaciones de tren, donde se verifica la temperatura de los pasajeros.
El Gobierno se prepara para aprobar un nuevo paquete de medidas urgentes por una cifra de 10.000 millones de euros, que contempla la suspensión del pago de hipotecas hasta 18 meses, según adelantó la subsecretaria de Economía, Laura Castelli.
El Ejecutivo estudia medidas específicas para proteger a las familias que han tenido que hacerse cargo de sus hijos durante las horas lectivas, como consecuencia del cierre de los colegios.
Tres meses de cárcel
Los habitantes de Italia que quieran desplazarse tendrán que hacerlo rellenando un formulario, en el que deben declarar que conocen las medidas del último decreto para contener el contagio e indicar uno de los cuatro motivos por el que incumplen el aislamiento: exigencias laborables comprobables, situaciones de necesidad, motivos de salud o regreso al propio domicilio.
De engañar a las autoridades, la población se arriesga a tener que cumplir un mínimo tres meses de cárcel.
Sin embargo, la situación en los penales es caótica, ya que se han registrado varias revueltas simultaneas en por lo menos 30 recintos.
Las restricciones en el régimen de visitas, como parte de las nuevas normas italianas para frenar el contagio del coronavirus, fueron el motivo que desencadeno de los motines.
En principio, los presos pedían mantener las visitas de los familiares, pero luego empezaron a reclamar más peticiones, como centros menos sobrecargados o la posibilidad de quedarse en aislamiento domiciliario por el virus.
“El caos por la emergencia sanitaria está poniendo al límite el sistema penitenciario italiano”, advirtió La Vanguardia.
De hecho, el sindicato de la policía penitenciaria reportó más de 370 reclusos fugados y 70 atrapados durante los motines.
¿A quién salvar?
La polémica decisión del Gobierno italiano, más que producto de la psicosis mundial generada por el Covid-19, es fruto del avance del virus en el país.
A la fecha, Italia es el más grande centro de la epidemia fuera de China, donde se originó la epidemia en diciembre, y que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha afectado a más de 110.000 personas en el mundo.
En la nación europea, el número de contagios sigue disparándose, los más recientes balances revelan más de 9.200 casos diagnosticados de coronavirus, entre los que unosde 8.000 se encuentran actualmente enfermos y al menos 460 fallecidos, que son en su mayoría “personas frágiles y con patologías previas”, según el jefe de la Protección Civil, Angelo Borrelli.
Expertos han advertido que si el virus no logra ser contenido, todo el sistema de salud de Italia podría colapsar.
De hecho, ya está colapsado. El doctor Christian Salaroli, anestesista en Bérgamo (Lombardía), dijo al diario Il Corriere della Sera que debido a la emergencia los médicos se ven obligados a elegir a quién tratar “en función de la edad y el estado de salud, como en una guerra”.
“Los pacientes con neumonía viral son asistidos con oxígeno, pero como hay, desgraciadamente, una desproporción entre los recursos hospitalarios y los enfermos en estado crítico, no todo el mundo puede ser entubado. Se decide en función de la edad y el estado de salud; si una persona entre 80 y 95 tiene una insuficiencia respiratoria grave, es probable que no sobreviva”, admitió.