Cuando salió a la luz que en la ciudad china de Wuhan se había registrado el brote de un nuevo coronavirus, medios de comunicación y analistas no dudaron en alertar sobre los efectos que podría ocasionar la epidemia en la economía del gigante asiático.
Las voces del desastre indicaron que las pérdidas económicas provocadas por el COVID-19 podrían superar las del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por su sigla en inglés), que se originó en China en 2003 y que superaron los 50.000 millones de dólares.
Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtió de que el crecimiento de la economía mundial, estimado en 3,3 % para 2020, podría verse recortado entre 0,1 % y 0,2 % por el coronavirus.
Impacto del coronavirus
En el caso específico de China, el aparato productivo ha registrado resultados negativos. Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), la producción industrial se desplomó en los dos primeros meses de 2020 hasta 13,5 % interanual por el cierre generalizado de fábricas, su peor caída desde que a principios de 1990 comenzara a registrarse esta variable.
Por su parte, la producción de la industria manufacturera disminuyó 15,7 %, mientras que la producción y el suministro de electricidad, energía térmica, gas y agua reportaron una caída interanual de 7,1 %.
Se espera que la pandemia sea transitoria, que alcance un pico y luego disminuya, aunque es imposible predecir cuándo. En China ya lo hizo, pero en el resto del mundo aún no.
Hace apenas un mes, las posibilidades de una recesión global no eran certeras, pero cuanto más persiste el virus y la paralización de actividades que provoca, más perjudicial será su efecto, así como la posibilidad de una volatilidad económica prolongada.
El punto clave será cómo los gobiernos del mundo tratarán de mitigar el impacto de la crisis. Se espera que algunos opten por recortar los tipos de interés para ayudar a las empresas y a las personas a pagar sus deudas y estimular la demanda, mientras que otros traten de abordar el impacto a través de la expansión fiscal.
Operación Jaque Mate
China, el primer productor manufacturero del mundo y la mayor potencia en crecimiento, debió evaluar con detenimiento cuál estrategia podría implementar para atajar los efectos del COVID-19.
Varios medios internacionales se han hecho eco de la llamada “Operación Jaque Mate” aplicada por el presidente chino, Xi Jinping, para proteger a la economía de su país, y obtener beneficios de una situación crítica como el brote del coronavirus, que ha dejado más de 80.000 contagiados y 3.200 muertos en el país asiático.
Según reportó el portal California Medios, ante la incertidumbre de mercado, Pekín decidió comprar alrededor del 30 % de acciones de empresas que se encontraban en manos de capital de Occidente.
Debido a la situación del COVID-19 en Wuhan, el renminbi, la moneda china, comenzó a disminuir, pero el Banco Central de la nación asiática no tomó ninguna medida para detener este colapso.
También hubo muchos rumores de que China no contaba con tapa bocas ni recursos suficientes para combatir el coronavirus, que aunados a la decisión de Xi Jinping de bloquear las fronteras y mantener un cerco a Wuhan, produjeron una fuerte caída en los precios de las acciones (44 %) de empresas en las áreas de tecnología y química.
“Entonces, los ‘sesudos’ e inteligentes tiburones financieros gringos comenzaron a vender todas las acciones chinas, pero nadie quería comprarlas hasta que se devaluaron por completo”, señaló el artículo.
“Fue el momento oportuno esperado por Xi Jinping, para concretar su estrategia, e hizo el gran movimiento en una semana entera y sonriendo solo en las conferencias de prensa como si nada especial hubiera sucedido, y cuando el precio cayó por debajo del límite permitido, ordenó comprar todas las acciones de europeos y estadounidenses a la vez”, destacó el reportaje.
Al completarse la jugada, los «tiburones financieros» se dieron cuenta de que habían sido engañados y llevados a la bancarrota, pero ya era demasiado tarde, porque todas las acciones habían pasado a manos de China.
El gigante asiático no solo ganó 2.000 millones de dólares, sino que logró convertirse en el accionista mayoritario de las empresas, por encima de los europeos y estadounidenses.
De este modo, se convirtió en “propietario de la industria pesada de la que dependen la Unión Europea y Estados Unidos, por lo que a partir de ese momento, el partido comunista chino fijará el precio”.
Los ingresos de estas empresas no saldrán de las fronteras chinas, sino que se quedarán en esta nación, un punto importante para mitigar los efectos del coronavirus.
“Moraleja: ¡Nunca ha habido un gran problema y un movimiento tan brillante en la historia del Mercado de Valores a nivel mundial!”, señaló el analista y experto en economía, Freddy Añez.
Medidas para normalizar la economía
Otras de las medidas tomadas por la administración de Xi Jinping estuvieron orientadas a prevenir la volatilidad del mercado y devolver a la normalidad el desempeño de la economía, afectada por la pandemia del coronavirus.
Se espera que Pekín inyecte 550 mil millones de reminbi (78.000 millones de dólares) en nuevos fondos dentro del sector financiero.
Esa inyección de liquidez estabilizará el ambiente y facilitará condiciones financieras más favorables, después de que los mercados se desplomaran.
También algunos bancos, en los que el Gobierno y el sector privado poseen acciones, podrán reducir adicionalmente la relación de requisito de reserva (RRR, por su sigla en inglés) en un punto porcentual, reseñó Pueblo en Línea.
«El momento de los recortes RRR puede sugerir que Pekín desea utilizar esta herramienta para compensar el posible ambiente negativo del mercado. En la situación actual, recortar el RRR es la mejor manera de reducir las tasas reales de préstamos bancarios, ya que puede aumentar la oferta de fondos de bajo costo para los bancos y luego aumentar el crédito, especialmente para las pequeñas y medianas empresas», explicó Lu Ting, economista jefe de la consultora Nomura Securities en China.
También se espera que el Banco Popular de China reduzca a un año la tasa de depósito de referencia, y de seis meses a un año la tasa de facilidad de préstamo. Además, cada una en 0,25 % durante los próximos meses.
“Las autoridades monetarias chinas tomarán medidas adicionales para reducir aún más los tipos de interés de los préstamos para los sectores no financieros, incluso si ello significa sacrificar parte de los beneficios de los bancos comerciales, para reducir el impacto del brote y acelerar la reanudación de la producción”, aseguró Sun Guofeng, jefe del Departamento de Política Monetaria del Banco Popular de China.
“Se mantendrá la liquidez a un nivel razonablemente amplio, lo que ayudará a reducir los costos de financiamiento”, aseguró.
¿Qué pasará con las empresas chinas?
La pandemia del coronavirus continúa extendiéndose y ya alcanza a 154 países,con casi 200 mil casos confirmados y cerca de 8.000 muertes.
Aunque en China el número de nuevos casos va disminuyendo, en Europa y Estados Unidos se observa un gran crecimiento.
Mientras que comienzan a hundirse las economías de los países donde la pandemia se expande, el gigante asiático muestra signos de una incipiente recuperación, la cual seguramente se consolidará a medida que disminuyan los nuevos casos.
Un reciente estudio publicado por el Harvard Business Review destaca cómo las empresas chinas, implementando lecciones aprendidas en crisis anteriores, han logrado operar exitosamente en el actual contexto.
“China parece estar en las primeras etapas de un repunte económico, según nuestro análisis de datos para el movimiento de personas y bienes, la producción y la confianza. Si bien esta recuperación podría ser vulnerable si surgiera una nueva ola de infecciones locales, muchas empresas chinas ya han pasado de la respuesta a la crisis a la planificación de la recuperación y posterior a la recuperación”, reveló el estudio.
De hecho, según los últimos datos oficiales, ya volvieron a la operatividad 95 % de las grandes compañías y 60 % de las pequeñas y medianas empresas fuera de Hubei, la provincia donde se encuentra Wuham, la ciudad más afectada.