El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que Twitter borró un mensaje que había compartido en la red social con información para combatir la pandemia mundial del coronavirus COVID-19, que a la fecha suma más de 400.000 casos de infectados y de 19.000 muertos en 185 países.
El Mandatario venezolano precisó que el tuit eliminado enlazaba tres documentos sobre investigaciones desarrolladas por el científico venezolano, Sirio Quintero, sobre el COVID-19.
El primer documento incluye un «mapa de la estructura genética y antídoto contra el parásito intracelular”, con fecha del 3 de octubre; el segundo advierte sobre la presencia de VIH en el coronavirus; mientras que el tercero plantea un tratamiento con nanopartículas procedentes de extractos de plantas accesibles para combatir el virus.
Maduro aseguró que el Gobierno venezolano ha tratado de ponerse en contacto con la empresa Twitter, tanto en su marca global, como la de México, que engloba a los países de América, para solicitar una explicación sobre estas acciones que a su juicio constituyen una violación a la libertad de informar y expresarse, ya que su publicación no viola ninguna política de uso de esta red social.
Sin embargo, Twitter comunicó a la cadena de noticias CNN en Español que tomó medidas sobre el tuit del Mandatario venezolano por «violar las reglas de la compañía sobre publicaciones del coronavirus», incluyendo afirmaciones falsas o engañosas sobre el COVID-19.
Origen del coronavirus
La decisión de Twitter despertó la incógnita sobre cuál podría ser el contenido del estudio del investigador venezolano y por qué se bloqueó su difusión.
En primer lugar, Sirio Quintero definió al parásito intracelular “coronavirus” como la “expresión de la más alta capacidad científica y tecnológica alcanzada por los núcleos de poder imperial en su prontuario bioterrorista con la liga de fábricas de armas bacteriológicas, bajo la fachada de laboratorios de investigación”.
El investigador ofreció un recuento de las técnicas desarrolladas entre 1911 y 1968 para para inducir el cáncer transmisible a través de animales, como aves y monos, a los seres humanos.
Indicó que en 1971 los laboratorios lograron desarrollar un microparásito intracelular causante de la leucemia, transmisible a través del contacto por relaciones sexuales humanas, originando el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida).
Mientras que en 2019 pudieron crear un arma bioterrorista que causa demencia a través del coronavirus “CoV de la demencia”, agente bacteriano neurotóxico.
De acuerdo con el investigador, el parásito intracelular, “mal denominado neumonía Wuhan”, o coronavirus CoV de la Demencia, fue creado en Estados Unidos, en Fort Dietrich, en 1953, cuando fue desarrollada la técnica de producción de partículas intracelulares procedentes de la varicela y el herpes zoster, desde donde proviene el Epstein Virus, agente causante del cáncer denominado Linfoma Burkit.
Familia de virus
Igualmente, el científico planteó que el COVID-19 pertenece a una superfamilia de virus como los siguientes:
- SARS CoV, síndrome de respiración, lo que explica los ataques de afecciones respiratorias en los seres humanos por parte del coronavirus.
- Murime CoV, síndrome respiratorio agudo y virus de la hepatitis en los ratones.
- MERS CoV, síndrome respiratorio del Medio Oriente.
- Canine CoV, síndrome respiratorio en los caninos.
- Feline CoV, síndrome respiratorio en los felinos o gatos.
- Circovirus porcino, síndrome de hemorragia epidémica porcina.
- Bovine CoV, síndrome de fiebre encefálica bovina.
- Avian infection CoV, virus de la bronquitis infecciosa aviar y a través de las aves.
- Coronavirus humano, neumonía humana contagio oral de la gripe estomacal y activador de cuadros de inmunosupresión o Sida.
- Transmissible gastroenteritis CoV. Una larva cuyos huevos son llamados Virus de gastroenteritis transmisible vía oral.
Coronavirus y VIH
Uno de los puntos de la investigación que más ha despertado interés es la posible relación del coronavirus con el VIH.
Según Quintero, el parásito intracelular procede principalmente de una cepa de larvas del VIH-Sida cruzadas con larvas de helmintos de Fasciola Hepática, “agregando segmentos del ADN humano de crecimiento embrionario, cultivadas en laboratorio en líquido amniótico de mujeres embarazadas”.
Aseguró que el coronavirus se diseñó en laboratorios “para atacar específicamente órganos del cuerpo humano de las razas chinas y las etnias latinoamericanas”.
Asimismo, indicó que ataca el páncreas, la columna, el hígado, el cerebro, la zona del peritoneo, los pies, los riñones, la sangre y el timo.
“Los huevos de parásito se diseminan por sobre todo a través de los pollos, de las vías respiratorias, y el trance de la interacción intima sexual”, dijo.
La relación genética entre el coronavirus y el VIH explicaría por qué la población inmuno-comprometida, “incluidos los pacientes con trasplantes, transfusiones, VIH/SIDA y sobre todo los pacientes adoleciendo de cáncer” es la de mayor riesgo de llegar a la muerte una vez que resulta contagiada.
Además, planteó que el «coronavirus» tiene segmento de la línea genética de superbacterias denominada “New Dehli Metalolactamase”, contra la que no hay antibióticos; y cuenta con segmentos del gen de la Leucemia, que incide en que las plaquetas disminuyan a niveles muy ínfimos y la persona contagiada quede sin defensas ante cualquier infección .
Al contar con información genética de las larvas parasitarias etiquetadas como Epstein Barr Virus, el coronavirus también tiene la particularidad de poder transmitirse a través del beso.
El contenido de los genes relacionados con la Chlamydia pneumoniae explica por qué los infectados con coronavirus sufren una especie de gripe, “aunque en realidad esa gripe está asociada a otros cuadros sintomáticos de alteración neurológica, diarrea, insomnio, arritmias, septicemia e inmunosupresión”.
Por su parte, la carga de Baccilus Disentería, según el científico, sería la razón por la cual muchas personas sufren trastornos digestivos y un tipo de gripe que se contagia a través del aliento.
Mientras que los genes procedentes del Clostridium Tetanus serían causantes de que los “pacientes diabéticos sufran con más intensidad el ataque del agente infeccioso intracelular del coronavirus» y que los síntomas de la infección sean parecidos a los que se muestran cuando la gripe ha contaminado a un individuo.
“Ese Clostridium tiene un genoma 95 % similar al genoma humano, de modo que nuestro sistema inmunológico no lo percibe como extraño, no lo ataca, queda pasivo y comienzan esas larvas, esas bacterias, esos engendros de laboratorio” -en un término mas cotidiano- a devorar a la persona por dentro”, subrayó.
Por otra parte, señaló que el coronavirus tiene genética de animales como cobras, murciélagos, cucarachas; por lo que es inmune a quimioterapia y a radioterapias y esteroides. Sin embargo, aclaró que su genética puede ser desactivada por sueros antiofídicos.
Prevención y tratamiento
De acuerdo con su perfil, Sirio Quintero es especialista en nanotecnología, virología, bacteriología, parasitología, inmunología e informática.
En la actualidad se encarga de aplicar terapias de electromagnetismo y nanotecnología para tratar distintas patologías, incluyendo el cáncer.
Su metodología se trata de “atacar la simbiosis parasitaria que producen bacterias y parásitos al interactuar con los virus”, mediante un “generador de frecuencias moduladas”.
Según el investigador, el protocolo de tratamiento convencional eficaz para eliminar al agente infeccioso intracelular «coronavirus» del cuerpo humano aún no ha sido presentado, por lo que hasta el momento se aplican medidas atenuantes.
No obstante, el investigador recomendó el tratamiento con nanopartículas, mediante la ingesta de una serie de brebajes a base de extractos plantas como medida de prevención.
“Basta con tomar cinco vasos diarios durante doce semanas de pócimas de malojillo con jugo de limón amarillo y miel de abeja”, es una de las recetas que incluyó en su trabajo.
También propuso tomar un litro diario, durante cuatro semanas, de pócimas hervidas de tamarindo con semillas, cáscara de mandarina y hojas verdes de hortalizas o legumbres.
Asimismo, planteó alternar dos pócimas: «seis tazas diarias por doce semanas de agua hervida, quinua, ajenjo y clavos dulces (…) y cinco tazas diarias de otra pócima licuando trozos de corazón de cepa tierna de cambur con cristal de sábila y agua hervida”.
En su investigación, el especialista aseguró que “las personas afectadas por el parásito intracelular coronavirus CoV pueden también acceder un tratamiento con ondas eléctricas, siempre que no tengan implantes, prótesis, marcapasos o alguna incrustación metálica o sintética”.
¿Por qué la censura?
Desde que se registró el primer caso de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, los medios comenzaron a difundir artículos afirmando que surgió de la ingesta de murciélagos y serpientes, sin que se hubiera comprobado científicamente esta hipótesis.
Otros reportajes plantean que la pandemia es producto de un virus creado en laboratorios de China o Estados Unidos, sin que hasta el momento se haya podido llegar a una conclusión.
Por tal motivo, resulta curioso que se intente censurar el estudio planteado por el investigador venezolano, quien se atrevió a afirmar que el “constructo de ingeniería biológica artificial” etiquetado como “coronavirus”, es un producto de “laboratoristas con fines bioterroristas para exterminar poblaciones de los países que resisten los ataques financieros y hegemónicos de los núcleos del poder explotador mundial”.