Texto, imágenes y video de Fernando Lavoz, fotógrafo
La pandemia del Covid-19 ahonda las desigualdades y empuja a muchos hacia un camino sin salida: el riesgo de enfermarse del virus, la lucha por mantenerse vivo o padecer las consecuencias económicas.
En diciembre del año 2019 se iniciaba el sueño de la casa propia para un grupo de familias que a puro trabajo, persistencia y solidaridad fueron levantando sus casas para ir dejando atrás los arriendos impagables, el vivir de allegados y el hacinamiento. Los pobladores de este campamento son los no calificados, los migrantes, los más pobres que viven en la informalidad y la desprotección; son los que no poseen la ventaja de reducir el riesgo de contagio trabajando a distancia, para ellos no existen las medidas de prevención pues ya viven en la desigualdad, son personas que se desenvuelven en la precariedad, trabajadores independientes que hoy están con las manos atadas. El aislamiento social preventivo obligatorio y la cuarentena total los hace caminar por un callejón sin salida, sin los insumos básicos, entre ellos el más vital en estos momentos: el agua. La vida en los tiempos del coronavirus no es igual para todos.
CAMPAMENTO DIGNIDAD, SECTOR DE FRANCKE, OSORNO
“Fuimos alrededor de 84 familias, un 7 de diciembre de 2019, nos tomamos un terreno que estaba botado hace 40 años debido a la necesidad de vivienda y la precariedad de la vida de todas las familias que viven hacinadas por el alto valor de los arriendos. De esa necesidad surgen una serie de tomas en la ciudad, esta es una de las más grandes y se mantiene en el tiempo” (Loreto).
El AGUA
“En este momento nosotros tenemos un problema grave con el tema del agua, sobre todo ahora con la crisis sanitaria que se está viviendo a nivel mundial. Estamos varias familias ya viviendo en el campamento y no tenemos agua, algo tan esencial y básico en esta emergencia. Entendemos que la ayuda de las autoridades es un problema político, pero apelamos más que a la legalidad a la humanidad con los vecinos, con los niños y los pobladores del campamento. Ahora que se decretó cuarentena total los pobladores no van a poder salir a buscar agua” (Loreto).
“Siempre trato de juntar mucha loza, como estamos escasos de agua se aprovecha una lavaza, para ocupar agua una vez no más. Siempre tengo que andar acarreando agua, y eso es todos los días; al Andrés le duele la espalda, cargar bidones todos los días no es entretenido, igual es feo que la loza esté acumulada pero no se puede hacer de otra forma. Tengo una amiga cerca donde puedo ir a buscar agua, a veces en carretilla, a veces conseguimos vehículo. A veces cuando llueve igual juntamos agua para el baño, colocamos las ollas o lo bidones» (Belén).
«Tengo un hijo de tres años, y como vive en la tierra tengo que bañarlo todos los días y a cada rato las manos, para bañarlo lo meto en el lavaplatos, los niños se ensucian todo el tiempo».
«Yo tengo que lavarme el pelo primero, después el cuerpo para no estar gastando tanta agua. Por el coronavirus hay que lavarse las manos, pero como estamos escasos de agua, o es para lavarse las manos o es para la olla».
Belén tiene un hijo, Benjamín, de tres años. Ella ganaba entre 80 mil y 100 mil pesos, ahora está sin trabajo. “Acá es muy helado, sobre todo en la mañanas, hay que hacer fuego”.
QUÉDATE EN CASA
“Desde nuestra realidad como pobladores sin casa se hace difícil realizar una cuarentena. El lema de esta crisis sanitaria ha sido ‘quédate en tu casa’. ¿Cuál casa, si aún somos miles los que no tenemos derecho a la vivienda propia?» (Loreto).
“Vivo en el Campamento Dignidad, estoy aquí luchando por la casa propia, porque estar de allegado ya no es una buena idea, entonces por eso nos vimos obligados a tomarnos sitios que están desocupados para luchar y tener algo propio por nuestros hijos más que nada”.
“La idea no es estar siempre aquí, porque aquí no tenemos las condiciones buenas que necesitamos. Todos deseamos tener nuestra casa propia donde poder estar tranquilos, ese es el sueño que tengo yo como mamá” (Jessica).
“No me alcanza para pagar el arriendo, por eso estoy acá. Nos estábamos sobre endeudando, no nos alcanzaba, comíamos arroz con huevo todos los días. Nos costó levantar esta casa pero ya estamos mejor, estamos más tranquilos, no estamos preocupados de que nos van a sacar, nos van a pedir la casa, ya me tocó una vez que de un día para otro me pidieron la casa donde estuve arrendando. Para no tener problemas con el ‘casero’, el dueño de la casa, obligado a irse de allegado, después conseguirse otro lado, eso es algo triste, llevar a los niños por todos lados. Este es el motivo por el que estamos acá, y la tranquilidad igual. Nosotros somos familia, y como toda familia quiere vivir tranquila solos. Me siento mucho mejor estar acá que estar arrendando o de estar de allegado y restringiéndose de las cosas que a uno le gusta hacer. Que mi hijo deje sus juguetes en el suelo, en una casa ajena a cualquiera le va a molestar» (Belén).
EL SUEÑO
“Lograr tener un lugar que sea mío. Lamentablemente uno tuvo que llegar a tomarse un sitio para poder construir, pero lo que uno más quiere es tener algo legalizado, uno no quiere agua gratis, tampoco luz, nosotros sabemos que tenemos que pagar como cualquier ciudadano, pero la situación nos lleva a esto. Desde que yo quedé embarazada he realizado las postulaciones a la vivienda y nunca me ha salido, me dicen que esto es suerte, yo tengo mi puntaje muy bajo, no tengo trabajo fijo, a veces me llaman para trabajar por horas, ahora por el tema de la cuarentena hace más de un mes y medio que no trabajo, ya no voy a ganar ni un peso; siempre ganaba 100 mil pesos más o menos, eso era algo que yo lo tenía presente, ahora no tengo nada, ahora con los del coronavirus mi marido se quedó sin trabajo” (Belén).
Ester es argentina, reside hace varios años en Chile, no tiene familia, vive de trabajos esporádicos, ahora con la crisis del coronavirus no tiene empleo. Cuando llegó a la toma intentó conseguirse una carpa para dormir, pero una conocida le pasó un furgón kombi que adecuó para habitar.
Andrés es colombiano, llegó hace tres años a Chile, trabaja en la construcción, actualmente está desempleado producto de la emergencia sanitaria que ha provocado el coronavirus.
«Muchas y muchos de nosotros somos trabajadores independientes, no calificados, trabajadores del día a día» (Loreto).