Omar Martínez, un bombero de Iowa y su familia de migrantes mexicanos, han sido víctimas directas de la crisis sanitaria por coronavirus que golpea al mundo entero.
Primero su madre se enfermó, de un malestar aparentemente contraído en la fábrica de huevos donde trabajaba.
Luego se enfermó su hermana de 22 años, una madre primeriza que fue conectada a un equipo para ayudarle a respirar.
Luego el coronavirus fue tras su padre, José Gabriel Martínez, de 58 años, quien falleció el martes en el mismo hospital donde vivió sus últimos días cerca de su hija.
Después de un mes de cuidar a su familia afectada con el coronavirus,el bombero Omar Martinez planea un funeral para su padre, quien trabajaba en una fábrica y era conocido por dar todo para mantener a su familia.

Espera que su hermana Evelyn se recupere, quien está alerta tras ser desconectada del respirador. Y teme tener que darle las noticias sobre su padre.
Omar quiere que la gente sepa lo fácil que se puede propagar el virus y lo rápido que puede devastar a una familia entera.
“Sólo se necesita a una persona que sea irresponsable para afectar a una familia que no lo merece”, dijo Omar Martínez en una entrevista a la agencia The Associated Press
“No le deseo esto a nadie. Todos los días me preguntan cómo lo hago. No tengo una respuesta”, agregó.
La situación de la familia Martínez ilustra las alarmantes disparidades raciales y étnicas entre aquellos que se están infectando y mueren a causa del coronavirus.
Mientras que los latinos representan 6% de la población de Iowa, han supuesto más del 22% de los casos confirmados de coronavirus, de acuerdo con el Departamento de Salud Pública del estado.
La disparidad se amplió a medida que se realizaron más pruebas en los trabajadores de fábricas, quienes son desproporcionadamente latinos y representan más de un cuarto de los casos confirmados de Iowa. Las autoridades estatales dijeron que la densidad poblacional también juega un papel importante.
Omar, de 29 años, agradece que su madre se haya recuperado y que él, dos hermanos y su sobrina de dos años se han mantenido saludables.
También está conmovido por el apoyo que ha recibido de los vecinos en West Liberty, una ciudad de 3.800 habitantes, la mayoría de ellos hispanos, donde su familia se asentó tras migrar de México en la década de 1990.
El virus se ha propagado más rápido en Iowa, que ahora tiene más de 5.000 casos confirmados, que en casi cualquier otro estado en los últimos días.
En West Liberty, una fábrica de procesamiento de pavos que desde hace tiempo ha atraído a los inmigrantes al área reportó que 52 trabajadores habían dado positivo.
