Los terroristas en Siria están utilizando a su favor la atención que el Estado está dando a la pandemia de COVID-19 para reagruparse dentro del territorio y atacar a los civiles, así lo informó la Oficina de la Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
El organismo detalló que cada día reciben más y más informaciones sobre asesinatos y bombardeos de un extremo del país al otro, resaltaron que según los informes, muchos de estos ataques tienen lugar en áreas densamente pobladas.
Acnudh agregó que el Estado Islámico, así como otros, consideran la situación que se ha generado con la pandemia como una oportunidad para generar violencia contra la población.
«El deterioro de la situación es una bomba de relojería que no se puede ignorar», cita Sputnik a Acnudh.
Según datos de la organización internacional solo en abril se documentaron al menos 35 muertes de civiles como resultado de ataques con dispositivos explosivos improvisados, en comparación con siete casos el mes anterior.
En total, desde principios de marzo se produjeron 33 ataques de este tipo, 26 de los cuales se desarrollaron en barrios residenciales y siete, en mercados. En la mayoría de los casos, nadie se responsabilizó por la autoría de esos hechos.
Casi todos los acciones terroristas se perpetraron en las zonas norteñas y orientales del país, controladas por las fuerzas turcas y los grupos armados leales, o por las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos, resalta el organismo que busca velar por los derechos humanos de la población.
En este sentido, la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, reiteró su apoyo al llamamiento del secretario general de la ONU a un alto el fuego global y pidió a todas las partes que luchan en Siria a escuchar la solicitud.
Bachelet alertó que si la situación de abuso y violencia en el territorio continúa así, el país podría caer nuevamente en una escala de violencia extrema.
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