El contexto político del presente año marcado por la ascendente movilización popular y la actual coyuntura electoral, obliga a las fuerzas sociales y políticas que pretendemos transformar el país a analizar las condiciones que se presentan para dar un salto en el desarrollo de los procesos de construcción y articulación orgánica y programática. La actual coyuntura ciertamente permite resituar el debate en torno al problema del poder y dotarnos de una estrategia necesaria para superar las actuales condiciones en que se desarrolla la lucha popular. Conforme lo anterior proponemos una lectura de la actual coyuntura inaugurada con las elecciones municipales, para luego presentar una propuesta para el abordaje político de la problemática indicada.
El resultado de la pasada elección estalló en la cara del binomio político que, en un contexto de inestabilidad social y abierto cuestionamiento al modelo esperaba dotarse de una mayor base de adhesión junto con propinar una derrota al campo social, resituando “lo político” a los cauces institucionales.
Si bien el binomio sufrió una derrota parcial, las expresiones que aparecían como independientes del mismo no lograron eclipsar la tendencia a la concentración de la votación en los sectores más conservadores de la sociedad; así, el desgaste del ritual electoral como dimensión política de la reafirmación del modelo se evidencia profundo, arrastrando con apuestas como la del Partido Igualdad y otras que orientan su participación desde el margen político institucional pero que carecen de resonancia en amplios sectores del campo popular movilizado, no obstante expresar discursivamente sus demandas.
Lo anterior permite evidenciar los límites de lo electoral, sea en cuanto rito de reafirmación simbólica de las clases dominantes y en cuanto a táctica para un planteo de ruptura limitado al plano institucional. Ahora bien, la derrota parcial del binomio no significa una victoria del campo popular movilizado ni implica necesariamente la posibilidad de capitalización política de la abstención, pero ¿puede transformarse en ello?
La amenaza de los estudiantes secundarios con boicotear las elecciones municipales, tuvo el merito de instalar en el debate social la necesidad de actuar políticamente en el escenario contingente. Sin embargo el presente contexto nos plantea la necesidad de desarrollar una propuesta de mayor proyección política, lo que significa dar un salto en la generación de una propuesta de mayoría cuyo eje central radique en masificar y fortalecer los procesos de desarrollo programáticos surgidos en el seno del movimiento social pero como expresión de una orientación estratégica de ruptura democrática.
Las propuestas del campo popular se expresan en el ámbito de reformas de carácter democráticas y económicas que, sin embargo, colisionan con los marcos y dispositivos institucionales instaurados en dictadura, quedado establecida la imposibilidad de avanzar en reformas estructurales. Siendo el modelo neoliberal estructuralmente irreformable en el marco de la institucionalidad vigente, las alternativas de su superación por esta vía se encuentran absolutamente cerradas. No obstante la posibilidad de referenciar aspectos programáticos en este ámbito, la única alternativa de generar un escenario que implique la superación de la actual etapa de la lucha de clases radica en la capacidad del campo popular de comprometer los intereses del capital monopólico transnacional y del imperialismo, lo que significa generar un alto grado de ingobernabilidad política y económica.
Es por ello que resulta determinante en la definición del cuadro político la movilización de masas que articulada socialmente en función de una estrategia de ruptura democrática y de un programa de reformas estructurales que contenga tanto las demandas sociales sectoriales como las de reforma al sistema político con un clara orientación socialista, de forma de generar las condiciones para que las conquistas parciales sean capitalizadas como expresión de una conquista política del campo popular en avance histórico.
Somos claros en señalar que una eventual disociación entre el programa y dicha orientación estratégica, únicamente mantendrá la inercia política propia del basismo, y en el peor de los casos, que las propuestas emanadas del campo popular sean fagocitadas por las expresiones políticas adscritas al modelo o por las que apelan a su reforma haciendo abstracción de las condiciones estructurales del marco institucional.
Los elementos anteriormente vertidos nos permitirán desarrollar un piso programático y una propuesta para la acción política frente al escenario electoral de 2013 que permita referenciar los contenidos de nuestra apuesta y un camino para acabar con el modelo y abrir una nueva etapa en la lucha de clases. Lo anterior coloca en la agenda la necesidad de explorar las alternativas tácticas en su amplitud, determinar los límites de cada una y evaluar los posicionamientos políticos existentes en el seno del campo popular que permita tejer alianzas en torno a sus reales intereses.
Estas tareas nos obligan como proyecto político libertario a generar las condiciones para orientar y gravitar decisivamente en el proceso político. Ello permitirá que la Izquierda Libertaria emerja como una alternativa real y fuerza articuladora para aportar sustancialmente en la construcción de una alternativa socialista para nuestro pueblo. En ello confiamos y por eso luchamos.
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OCL – Chile
El Ciudadano Nº140, marzo 2013
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