Corte Suprema ad portas de emitir fallo que definirá futuro de Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad de Aysén

Por Francisca Valencia Valdebenito

A finales de enero de este año el Tribunal Ambiental de Valdivia acogió el recurso de reclamación interpuesto por distintas organizaciones ambientales contra el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), por la aprobación del proyecto “Almacenamiento de agua interior Mina Javiera en Laguna Salitrosa” ingresado por la Compañía Minera Cerro Bayo Ltda. (CMCB). 

La sentencia anuló la resolución del SEA que aprobaba la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto, ordenando retrotraer el procedimiento de evaluación ambiental. El fallo que queda esperar ahora por parte de la Corte Suprema es sobre los recursos interpuestos, en primera instancia por CMCB tras la sentencia del 28 de enero en contra de la aprobación de su proyecto, y los de organizaciones ambientales como la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (Codesa), en respuesta. 

Mina Javiera es una operación de minería subterránea que se mantuvo en funcionamiento entre los años 2003 y 2008 en el sector de Cerro Bayo de la comuna de Chile Chico, en la Región de Aysén. Fue la misma CMCB, propietaria de esta mina, quien determinó en 2008 que ya no se podía continuar desarrollando activamente labores mineras de producción en el distrito de Chile Chico, debido a la falta de recursos y los bajos precios de la plata y el oro de dicha época.

En el periodo de inactividad de esta mina, desde 2008 hasta la fecha, los túneles se inundaron debido a la infiltración natural y a la ausencia de la operación del sistema de manejo del agua al interior de la mina.

Es debido a lo anterior y al hecho de que la citada minera quiere reactivar la explotación del yacimiento, que en febrero de 2017 se ingresa al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) la DIA “Almacenamiento de agua de interior Mina Javiera en Laguna Salitrosa” por parte de CMCB. Esto, con el objetivo disponer de la Laguna Salitrosa como sitio de almacenamiento del agua proveniente del interior de la Mina Javiera.

En la DIA se afirma que la reexplotación de esta mina estaba prevista en el plan minero de CMCB a partir del año 2017. Sin embargo, en el Informe de Consideraciones Ambientales al Proyecto Almacenamiento de Agua de Interior Mina Javiera en Laguna Salitrosa, comuna de Chile Chico, Región de Aysén, se explicita que no se registran ni en los expedientes de evaluación ni en el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin), ningún Proyecto de Cierre Temporal de sus actividades mineras por parte de CMCB, como lo exige la Ley 20.551. Este informe fue desarrollado y presentado por la ONG FIMA ante el Tercer Tribunal Ambiental (Tribunal Ambiental de Valdivia), en coordinación con distintas organizaciones ambientales, como Codesa y la Agrupación Social y Cultural Aysén Reserva de Vida.  

En la DIA, además, se señala que la Mina Javiera contiene reservas de minerales estimadas en 250.000 toneladas, sin embargo, sería necesario el retiro de un volumen estimado de 580.000 m3 de agua, que irían a parar a la Laguna Salitrosa, incrementando la profundidad de la laguna en 4,5 metros sobre el nivel actual, con el fin de reactivar la actividad extractivista. Esto representaría un grave peligro para la biodiversidad y sustentabilidad de esta laguna natural.

LAGUNA SALITROSA 

En el informe de consideraciones anteriormente citado se expone que la Laguna Salitrosa forma parte del “Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad Estepa Jeinimeni-Laguna Bahía Jara”. Estos sitios prioritarios se caracterizan por su aporte a la representatividad ecosistémica, su singularidad ecológica o por constituir hábitat de especies amenazadas. Es decir, son espacios prioritarios para la conservación de la biodiversidad.

Según la DIA de CMCB, la Laguna Salitrosa formaría parte de la zona de amortiguación de este sitio prioritario. El estudio “Lineamientos de un Plan de Gestión para el Sitio Priorizado Estepa Jeinimeni- Bahía Jara” de 2009 explica que una zona de amortiguación corresponde a una que se utiliza para la expansión de los beneficios de conservación de los recursos y valores más allá de los límites del sitio priorizado.  Usualmente las zonas de amortiguamiento constituyen una transición de usos conservacionistas a usos productivos tradicionales de la tierra de terrenos aledaños. Este no parece ser el caso de la minera.

Fernanda Salinas, Doctora en Ecología, investigadora en ONG FIMA y coautora del informe de consideraciones ambientales al proyecto de almacenamiento de aguas mineras en la Laguna Salitrosa, citado con anterioridad, explica lo que ocurre con esta zona: “Si revisamos en qué consiste un área de amortiguación, bajo ninguna circunstancia se considera la actividad minera. Se considera actividades productivas sostenibles, tradicionales, no la actividad minera (…) La actividad minera no constituye una de las actividades de bajo impacto ambiental. Es una actividad de alto impacto”.

El estudio de “Lineamientos de un plan de gestión para el sitio priorizado. Estepa Jeinimeni Bahía Jara» también dice que las lagunas son ecosistemas frágiles, de carácter temporal, sensibles a cualquier intervención antrópica, pudiendo provocar desequilibrios en el ecosistema. También se señala que la minería es uno de los principales usos que entra en conflicto con la conservación de las especies de flora y fauna de relevancia en el sitio. 

La DIA de este proyecto afirma que no existe posibilidad de filtraciones o escurrimiento de las aguas mineras desde Laguna Salitrosa hacia Bahía Jara, pero el informe de consideraciones ambientales expone que esa información no está debidamente justificada. Si la inundación de la Laguna Salitrosa cubriera la unidad hidrogeológica número 2 (como se muestra en una de las figuras del informe), que es permeable, el flujo de aguas mina entre Laguna Salitrosa y Bahía Jara sería sumamente posible, pudiendo afectar las actividades ganaderas, agrícolas y la salud de las personas que habitan en Bahía Jara. 

«En el fondo es agua de mina, por lo tanto, tiene compuestos que son peligrosos para la salud de las personas, para los ecosistemas acuáticos y para los animales. Por eso es riesgoso, porque, en el fondo, ellos no logran descartar adecuadamente que pueda haber una infiltración subterránea del agua mina, en el caso de que viertan esta cantidad enorme de agua en esta laguna», advierte Salinas.

Cabe destacar que los humedales han sido reconocidos como ecosistemas tremendamente relevantes para cuidar la función ecológica, para el ciclo del agua, tanto para proveer el vital elemento como para mitigar los efectos de eventos climáticos extremos, como son las lluvias torrenciales o la sequía. 

Además, tienen una gran capacidad de almacenar carbono y funcionan como lugares donde se recargan los acuíferos y estabiliza el clima a nivel local y global. Son ecosistemas muy importantes y han tomado una gran relevancia a nivel nacional e internacional. 

“Es un despropósito afectar un ecosistema como este, corriendo el riesgo más encima de afectar a toda una comunidad que vive de manera sostenible aguas abajo de esta laguna. Es una gran irresponsabilidad la aprobación de este proyecto y es por eso que estamos apelando”, sentencia la doctora.

PELIGRO PARA LAS ESPECIES Y EL PATRIMONIO ARQUELÓGICO

En las conclusiones del estudio “Lineamientos de un plan de gestión para el sitio priorizado. Estepa Jeinimeni Bahía Jara» se advierte, además, que el actor con la mayor capacidad para impactar el sitio, y que casi no aparece en dicha consultoría, es la Compañía Minera Cerro Bayo. Esto ocurre producto de que llevaba un tiempo ya sin actividad de extracción, y todas sus vetas estaban en etapa de cierre. 

La minería, con sus actividades, ha afectado de manera irreversible el patrimonio arqueológico en el área, y la actividad de este proyecto afectaría, muy probablemente, de manera irreversible los sitios que aún se encuentran sin alteración. “Existen alternativas, como desarrollar actividades económicas que traen beneficio social y que son sostenibles en el territorio y en el tiempo. No solo para la sociedad que habita este territorio actualmente, sino para las futuras generaciones. Y ese es el objetivo de la sostenibilidad, ¿verdad?”, plantea Salinas.

La DIA declara que no se identificaron especies relevantes en la Laguna Salitrosa que podrían verse afectadas por la obra. Esto, pese a que la misma declaración reconoce que en la Laguna Salitrosa y su entorno habitan especies en categorías de conservación o protegidas, como el Peludo, el Chingue Patagónico, el Zorro Culpeo, la Bandurria, el Cóndor, el Quetru Volador y la Lagartija de Zully, además de 31 especies de aves, todas ellas nativas. 

La DIA se empeña en plantear que el cisne de cuello negro, que se encuentra en estado de conservación y vulnerable, no pertenece al hábitat afectado, sin embargo, las imágenes dicen otra cosa: “los muestreos que ellos están comprometidos a hacer muestran en fotografías la presencia de los cisnes de cuello negro. Entonces, claramente hay una falta a la verdad (…) Yo creo que es super grave cómo las empresas, finalmente, sostienen cosas que son falsas durante el proceso. Y es necesario evidenciarlo. Nosotros fuimos capaces de detectar esta falta porque era muy fácil, pero ¿cómo será cuando sea más difícil detectar que están faltando a la verdad? Es una situación bien compleja y que plantea dudas hacia nuestro propio sistema de evaluación de proyectos”, sentencia, rotundamente, la investigadora de la ONG FIMA.

El informe de consideraciones medioambientales muestra que los ecosistemas acuáticos son extremadamente frágiles. Ciertas variables ambientales como la temperatura, el pH, la profundidad, la concentración de distintos metales que podrían estar disueltos en el agua, pueden ser determinantes en la variación y sustentabilidad de estos sistemas dulceacuícolas. 

Según el mismo informe, CMCB no realiza ningún tipo de análisis que permita sostener que esta actividad no tendrá efectos sobre el ecosistema terrestre de agua dulce, ni cómo serían afectados zooplancton, fitoplancton, zoobentos y fitobentos que fueron detectados en la Laguna Salitrosa ni, en consecuencia, la avifauna que habita en la laguna. 

Este proyecto que se ingresa como una DIA, cuando cumple los requisitos de exigencia para ser ingresado como un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que además fue aprobado en primera instancia por el SAE, aún causa preocupación entre los expertos y la comunidad, pese a la favorable sentencia del Tercer Tribunal Ambiental. 

“Este proyecto careció completamente de la caracterización necesaria para ser evaluado. No se evaluó en absoluto las características que están en la mina actualmente, donde están los túneles y todo el acuífero donde está el agua que pretenden extraer. En el fondo, solo se caracterizó esta laguna que sería la receptora del agua. Efectivamente, hay una ausencia y una falta de rigurosidad por parte del sistema de evaluación que me parece gravísima”, concluye la investigadora Fernanda Salinas.