Los continuos fracasos de Juan Guaidó al frente de un plan sedicioso -que busca crear un Estado paralelo en Venezuela- lo han dejado solo, sin credibilidad y desgastado en las filas de la extrema derecha que considera que el cambio político llega mediante una salida violenta, con «presión interna e intervención militar extranjera».
Así lo cree el periodista costarricense Jovel Álvarez, quien recientemente escribió un artículo de opinión para el medio estadounidense PanAm Post, titulado: «Guaidó pide una rebelión mientras la gente lo ignora», en el que analiza -según sus ideas y visión política- la caída de la credibilidad de esta figura del extremismo y cómo sus objetivos sediciosos han fracasado por más de un año y medio.
«El diputado varguense (…) ha enfrentado serias dificultades en su plan de reactivar la presión interna en las calles del país», empieza el artículo de Álvarez, quien recordó que la última convocatoria a la calle de Guaidó fue el 10 de marzo y terminó en fracaso.
«A la fecha, Guaidó no ha podido volver a convocar una protesta. A pesar de que los motivos están y son meritorios de la más grandes revueltas, la gente parece no estar dispuesta a sacrificarse a petición de un político», subraya el periodista.
Álvarez cita una reciente entrevista que concedió Guaidó a la periodista opositora Gladys Rodríguez, en la que confesó que aunque exista “mucha presión externa pero poca presión interna» la situación política «podría parecerse a Cuba”.
La ansiada rebelión opositora no arranca
Álvarez también cita otra entrevista de los periodistas opositores Nitu Pérez Osuna y Alejandro Marcano Santelli, con Alberto Federico Ravell, quien se encarga de llevar el marketing propagandístico de Guaidó, y quien también confesó que “sin rebelión no hay intervención”.
Según Álvarez, estás palabras de Ravell dan «a entender que para activar la presión máxima por parte de los aliados se requiere otra insurrección. Hago énfasis en otra”.
En ese sentido, recuerda Álvarez los distintos llamados de Guaidó a la calle que terminaron en fracasos: Cúcuta (23 de febrero de 2019); llamado a insurrección militar y golpe de Estado en Altamira (30 de abril); otras concentraciones y marchas y la más reciente fracasada operación Gedeón, con mercenarios estadounidenses entrenados en Colombia y realizada durante la cuarentena por la pandemia del COVID-19.
«Para Juan Guaidó resulta relativamente fácil pedir que la gente salga a las calles. Ese respaldo ya lo tuvo (…) Nos falló», dice Álvarez.
Agrega en su artículo que «una vez fracasadas ambas jugadas», Guaidó «procedió a traicionar su promesa de no acudir a falsos diálogos y perdió cinco meses en Oslo y Barbados, pese a que todos los que apostábamos por su triunfo le dijimos que con ello solo estaba disparándose en los pies».
Amplio despliegue de producción y propaganda
Álvarez recuerda que «en noviembre» de 2019 viajó a Venezuela «para cubrir una convocatoria de calle que el interino había hecho con un mes de antelación y para la cuál hizo una serie de spots propagandísticos que requirieron un importante despliegue de producción».
«La expectativa por parte de quienes íbamos a estar ese 16 de noviembre en la marcha era máxima. Muchos incluso pensaban que el objetivo era llegar a Miraflores. El resultado: nada. Se tomó la foto con la gente en la calle y terminó en la embajada de Bolivia cantando el himno nacional. Fuimos testigos de la decepción de la gente«.
«Yo mismo pensé: ¿para esto vinimos a Venezuela? ¿Para nada? Por ello no puedo culpar a quienes se resisten a atender el llamado a la rebelión que hace Juan Guaidó. La insurrección hoy en día no puede nacer de una convocatoria realizada por una clase política vetusta y desacreditada. ¿Qué garantías puede ofrecer Guaidó a los ciudadanos de que atendiendo su llamado él no los traicionará de nuevo?», añade el reportero del PanAm Post, quien abiertamente se confiesa proclive a la sedición en Venezuela.
En su artículo, Álvarez hace mención a las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 10 de julio a Telemundo, dónde, en una entrevista con José Díaz-Balart, dijo que Guaidó “parece estar perdiendo cierto poder”, razón por la cual Washington está buscando “a alguien que tenga el apoyo de la gente”.
«Parece estar perdiendo cierto poder. Queremos a alguien que tenga el apoyo de la gente. Yo apoyo a quien tenga el apoyo de la gente”, dijo Trump; y días después envió al exembajador ante las Naciones Unidas Bill Richardson para abrir un diálogo con el presidente Nicolás Maduro y conseguir liberar a varios estadounidenses encarcelados, como un gesto de buena voluntad para suavizar las tensiones con Estados Unido. Entre ellos destacan exdirectivos de CITGO que participaron en una red de corrupción manejada por Leopoldo López y dos mercenarios de la fallida operación Gedeón.
Álvarez cierra su «análisis» con el siguiente mensaje: «A quienes insisten en hacer un llamado al encargado para que se deslinde de la clase política que lo ‘secuestra’, les pido que desistan. Juan está muy cómodo bajo el ala de Leopoldo«.
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