Agencia Xinhua.- La política de hostilidad mantenida por Estados Unidos hacia Cuba desde hace más de medio siglo ha sido fallida, consideró el académico y diplomático cubano Carlos Alzugaray.
«Esa política ha sido estúpida y ha fracasado«, aseveró Alzugaray, un hombre de 77 años que ha dedicado buena parte de su vida al trabajo diplomático y a la investigación de las relaciones entre los dos países.
El diplomático señaló que el bloqueo a Cuba, que nació de una proclama presidencial del entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en febrero de 1962, no tiene sustento legal e incluso es discutible desde el punto de vista de la ley estadounidense.
«Ese fue el primer paso, pero en realidad hoy es un entramado muy complejo de regulaciones que se han consolidado y codificado en los años 90 (del siglo pasado) con las leyes Torricelli y Helms-Burton, así como en la Ley Agrícola del 2000″, apuntó el también politólogo.
Tanto la ley Torricelli como la ley Helms-Burton reúnen en un solo cuerpo legal las sanciones contra el país, pero además ponen en manos del Congreso la posibilidad de levantar el bloqueo, una facultad que era prerrogativa del presidente.
Alzugaray, quien es doctor en ciencias históricas por la Universidad de La Habana (UH), señaló que ese marco hace más compleja la eliminación del bloqueo, pues tiene que ser aprobada por el Congreso.
«Es muy difícil cambiarlo porque hay una inercia política, aunque eventualmente pudiera pasar que algún día se dieran cuenta de que el bloqueo no tiene sentido, pero tanto demócratas como republicanos tendrían que estar de acuerdo», vaticinó.
El académico, autor de tres libros y un centenar de ensayos y artículos sobre las relaciones entre Washington y La Habana, aseguró que llamar embargo al bloqueo, como han hecho sucesivas administraciones estadounidenses, es «solo un eufemismo».
«En términos técnicos, embargo es cuando un país decide no comerciar con otro, lo que solo evita el intercambio directo, pero en el caso de Cuba hay un conjunto de sanciones en los planos económico y financiero que trascienden lo comercial», ahondó Alzugaray, quien fue investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la UH.
Explicó, además, que el bloqueo tiene un aspecto extraterritorial, porque Estados Unidos exige que las subsidiarias de sus empresas en terceros países no comercien con Cuba, «lo que es una aplicación extraterritorial de la ley norteamericana».
En la actualidad, Cuba no puede comprar en el mercado internacional artículos que tengan más de un 10 por ciento de componentes estadounidenses y al mismo tiempo no puede exportar a Estados Unidos mercancías con más del 10 por ciento de componentes cubanos.
«También pensaron que la muerte de Fidel Castro (noviembre de 2016) sería un momento de debilidad y no lo fue», dijo.
«Y lo mismo les pasó con el tránsito presidencial de Raúl Castro a Miguel Díaz-Canel», ejemplificó el académico, copresidente de la sección Cuba de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, siglas en inglés), con sede en el estado estadounidense de Pennsylvania (noreste).
Sobre la actualidad
Alzugaray evaluó la actual actitud hacia Cuba de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como una política que busca el cambio de régimen, pero con perjuicio para toda la sociedad cubana.
Esa actitud se contrapone a la aplicada por el exmandatario estadounidense, Barack Obama, quien restableció las relaciones diplomáticas con La Habana y trató de normalizar los lazos.
El analista calificó lo anterior, mitad en broma y mitad en serio, como la «política de Roberta Flack», en referencia a la canción «Killing me softly» («matándome suavemente») que interpretaba la cantante estadounidense.