La alimentación se ha vuelto un desafío para muchas personas y familias en el mundo. Al cambiar las circunstancias, aparecen problemas como la ansiedad, depresión por causa del encierro, problemas relacionales y la falta de conocimiento respecto a la forma de escoger un menú diario nutritivo para el cuerpo, entre otras cosas.
Así lo indica Juan Pablo Díaz Scaff, Psicólogo Clínico de la Universidad Diego Portales, quien explica que “la situación actual de pandemia, en donde se ve afectada la estructura de vida, rutina y diferentes instancias en las cuales las personas se desarrollaban, puede generar aumentos en los niveles de tensión, estrés, desánimo o depresión, puesto que donde se encontraba gratificación antes y satisfacción hoy puede ya no estar”.
“Es por esto que el aparato psíquico busca tramitar de otras formas y vehiculizar estas tensiones, en ocasiones sintomatizando como episodios agresivos, labilidad emocional, angustia o bien reacciones más compulsivas ligadas a la acción de comer, que es una de las fuentes de gratificación inmediata y satisfacción más directas que tienen los seres humanos, entre otras sintomatologías”, agrega el Psicólogo.
Esta situación ha generado un aumento progresivo en el peso de las personas, y por lo tanto, un deterioro de la condición física. Así lo aseguró la “Encuesta del consumo de alimentos y ansiedad durante la cuarentena de COVID-19 en Iberoamérica”, un estudio realizado en 11 países iberoamericanos que indicó que un 38,5% admitió haber aumentado de peso, ubicando a Chile 6 puntos más arriba que el promedio general.
En este contexto, el autor del libro “Los mitos me tienen gord@ y enferm@”, Pedro Grez, explica que tanto la alimentación como la salud mental están directamente relacionadas, y que su desequilibrio puede provocar el aumento de grasa corporal.
“En el caso particular del exceso de grasa corporal, puede ser la respuesta a un desequilibrio generado en una situación estresante (como las que se viven hoy en día), como un mecanismo de protección. Así como también, puede tener relación con el nivel de hidratación, una necesidad de vitaminas (D por ejemplo), incluso con la cantidad de horas que duermes”, reflexionó el experto.
Con el objetivo de informar sobre los factores influenciadores en el ciclo de la gordura, han surgido distintas instituciones y organizaciones que, a través de equipos interdisciplinarios, ayudan a mitigar el impacto de la condición anímica en el incremento de kilos.
Paulina Acevedo, Terapeuta de “Desbloqueo de Emociones” del Centro Método Grez, profundiza en los factores emocionales y enseña que es importante revisar si necesitas ayuda para gestionar tus propias emociones, con el fin de proteger a las personas de enfermedades físicas y psicológicas que derivan en obesidad, diabetes, entre otras cosas.
En ese sentido, la Institución entregó los siguientes tips para mejorar la alimentación y mejorar la condición física y emocional:
-Evaluar el estado físico que posees, para tener más claridad respecto a qué te conviene comer.
-Privilegiar las proteínas y volverlo una costumbre, posponiendo el consumo de carbohidratos con almidón. El alimentarse mejor, permite biológicamente disminuir los estados de ansiedad por cuanto el azúcar en la sangre se mantiene más estable.
-Escuchar al cuerpo, idealmente comer solo cuando se tiene hambre y poner atención a la sensación de saciedad.
-Cuidar las horas de sueño para mantener una mejor salud, esto significa, idealmente apagar las pantallas a las 21 horas para no afectar la producción de melatonina, hormona del sueño.
-Fortalecer el sistema inmune vía disminuir la inflamación y/o mejorando los indicadores de salud del síndrome metabólico: glucosa bajo 100mg/dL, diámetro de la cintura no superior a 80 cm en mujeres y 90 cm en hombres, presión arterial 120/80 mm/Hg, triglicéridos bajo 150 mg/dL y HDL sobre 60 mg/dL.
-Buscar ayuda emocional cuando es necesario.