El Líbano ha recibido por parte de diversos países mensajes de colaboración para emprender la investigación de la dos explosiones que dejaron más de 170 fallecidos el 4 de agosto, en este sentido, el presidente, Michel Aoun, destacó que la justicia libanesa debe investigar lo ocurrido en Beirut por sí sola ya que se trata de un asunto interno.
Precisó que en la pesquisa pueden tomar parte investigadores extranjeros,
«Nuestra constitución exige que nuestro sistema judicial investigue los problemas internos por sí solo. Esto no excluye la presencia de los investigadores franceses, estadounidenses y otros, que ya ayudan a nuestra policía», dijo en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera.
Diversos países como Rusia, Estados Unidos, Francia y bloques como la Unión Europea han ofrecido su ayuda al Líbano para investigar las dos explosiones.
La Comisión Europea propuso a la nación enviar grupos de expertos con el fin de detectar peligrosas sustancias químicas, biológicas y radioactivas.
También planteó que la UE podía dirigir al país un buque militar para suministrar instrumental médico adicional.
Al ofrecer detalles de la investigación que adelantan, Aoun reiteró que de momento la pesquisa no excluye ninguna hipótesis, pero como la principal se perfila la versión que fue un accidente.
«Muchos testigos libaneses afirman que poco antes de la explosión vieron y oyeron aviones. Es necesario escucharlos incluso si no parecen muy dignos de confianza. Incluso si parece que fue un accidente, yo querría que no me acusen de que no escucho cada voz», subrayó.
Con respecto a un posible almacén de armamento del movimiento radical libanés Hizbulá, en el puerto de Beirut y que pudo aumentar la potencia del estallido, el presidente libanés negó categóricamente la versión.
«Es imposible, (…) sabemos que Hizbulá no tiene almacenes de armas en el puerto. Sin embargo esta pista también será estudiada», agregó.
Aoun también descartó la posibilidad de dimitir, al recordar que el Líbano celebrará unas nuevas elecciones presidenciales a lo largo de un año «o seis meses».
En 2013, un barco con bandera de Moldavia atracó de emergencia en Beirut por problemas técnicos.
El gobierno no ha dicho que de esta embarcación sea el origen del nitrato de amonio de la explosión, pero el barco transportaba, precisamente, la cantidad de 2.750 toneladas que fueron confiscadas por las autoridades libanesas.
Una vez allí, la nave fue inspeccionada por las autoridades libanesas y se le prohibió reemprender la ruta por no pagar las tarifas portuarias correspondientes, de acuerdo a un reporte de 2015 de Shiparrested, una red de abogados que gestiona asuntos legales de buques de carga.
Al menos 171 personas murieron, más de 6.000 resultaron heridas y alrededor de 300.000 se quedaron sin techo después de las explosiones con las 2.750 toneladas de nitrato de amonio, almacenadas de forma inadecuada desde 2014.
Con información de Sputnik y Reuters
Continúa leyendo