El control a la depredación de la naturaleza es mínimo, nacen más y más chimeneas humeantes, malos olores, talas ilegales, trabajos mal pagados, y vulneración de nuestros derechos humanos, todo amparado por quienes demuestran un sometimiento a los imperios de don $.
El dueño de Celulosa Arauco y Constitución S.A., Anacleto Angelini, se ha mostrado como un ser intocable en Chile, con un fuero más grande que la Presidenta, al que no se le puede juzgar como responsable de sus instalaciones defectuosas. Total, paga la multa, pues sabe que en Chile pasando un poco de oro al Gobierno, a la justicia, al alcalde o alguna “autoridad” corrompible, que le brillen los ojos con el elemento, se salvará.
Si Angelini despidió a la plana mayor de Licancel, es sólo para quedar bien con la comunidad. Sólo faltaría que lo declaren demente como a Pinochet. Es mejor protegerlo, la ley chilena lo permite, somos un país de bajo riesgo para sus inversiones.
Por los hechos anteriores y de acuerdo a la brecha de desigualdad aún reinante, es que en Chile se hace necesario una Asamblea Constituyente. El futuro de del medio ambiente y de las personas a manos de las condiciones del mercado internacional, resultaría irresponsable y confiado en un modelo que simplemente no nos pertenece.
Para llevar adelante la tarea de una Asamblea Constituyente, con la fuerza de los estudiantes por establecimiento educacional, por comunas, para que decidamos en conjunto el país y tipos de regiones que queremos, se necesitan distintas voluntades y liderazgos: sociales, políticos, y comunicacionales. Necesitamos el trabajo de un grupo organizado que lleve a la acción la buena nueva que recorre el país hace tiempo. Una Constituyente para reemplazar la antidemocrática Constitución dejada por el divisor de Chile, ratificada y maquillada por Ricardo Lagos. Rumbo al Bicentenario: ¡Otro Chile es posible!.
La comunicación en este proceso es vital, por lo que no podemos dejar de mencionar el trabajito de las “grandes” cadenas de diarios del Mercucho. Con sus tentáculos regionales, de información a conveniencia de su clase protegida, desviando junto con la TV la atención de los problemas reales. No es que le estemos descalificando gratuitamente, pero es muy delirante ver cómo hoy promocionan libros de grandes corporaciones como Nike que han explotado al hombre y a la tierra. Peor que lo anterior, es ver cómo los brazos “fuertes” de la comunicación en Chile, hoy permanecen mudos para invitar al país a una nueva Asamblea Constituyente, es la cobardía que da vergüenza ajena, y que nos hace creer que no son más que un puñado de miedosos, siempre al servicio de intereses de su propia conveniencia y no de todo ciudadano.
Pero vamos, no esperemos a que nos hagan la tarea, y si se suman mejor. ¡Hay que decirlo! Chile está sacando pecho para detener el atropello, nada de violencia, luego podría haber payasos en las calles para contener la acción policial como en el G8; o alguna barricada preparada por si fuese necesaria la legítima defensa del pueblo, que ni los medios tengan oportunidad de desvirtuar el movimiento, actuemos inteligentemente.
No incitamos a la violencia, pero debemos estar preparados, pues no podemos olvidar que Chile ha sido un país castigador con sus habitantes. Lo fue con el pueblo mapuche; matanzas como la de Santa María de Iquique; crímenes pagados por el capital extranjero; milicias que obedecieron órdenes siniestras, un ejército que no supo defender al pueblo y protegió intereses de la clase “gobernante”.
No queremos retroceder, queremos hablar del presente, pero es necesario dejar en claro estos temas, pues un proceso de Asamblea Constituyente siempre tendrá opositores, a los que la ciudadanía sabrá escuchar para que la voluntad de la mayoría democrática sea la que finalmente lleve al consenso.
El tiempo ha pasado y vencer el miedo a manifestarse en la población no es fácil. Enfrentar la modorra partidista y pensar en que podemos dar nuestra lucha con mejores ideas fuerza, es una realidad.
Es importante una nueva Constitución para el país. Que definamos nuevas reglas del juego a los empresarios, a los capitales extranjeros, a las condiciones de trabajo, a la educación, a cómo cuidar nuestro medio ambiente y a cómo romper el centralismo administrativo del país.
Viene un largo trabajo por delante. Tendremos que engendrar las herramientas para comunicar y lograr nuestro objetivo. Será que ya lo estamos haciendo. Será que los Skull and Bones -logia masónica muy poderosa -, con olor azufroso como Bush, deben abandonar su conspiración. Que es hora de hacerlos retroceder y demostrarles que nuestro baile mueve más esqueletos. Que sabemos y entendemos de tiempos de globalización y que ante su afán imperialista, frente a las políticas internacionales, ante el capital extranjero, tomamos una mirada local para redefinir Chile, sus regiones y su futuro, con una Asamblea Constituyente.
¡Hasta la Victoria!
Bruno Sommer