La Corte Suprema les dio la razón y anuló el juicio del Tribunal de San Bernardo que los condenaba por posesión de marihuana. Pero ahora apuestan por más y desde hace tiempo vienen reuniéndose con parlamentarios y organizando foros para poner en tensión la actual política de drogas. Conversamos con l@s miembros de Triagrama, para quienes estamos ante un momento de apertura de la conciencia y del espíritu, un proceso que además de ampliar las percepciones debe ser considerado para ellos un derecho humano.
A principios de junio la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema acogió el recurso de nulidad presentado por la defensa de Triagrama, en el juicio seguido por la posesión de plantas de cannabis. El fallo anuló la sentencia de primera instancia emitido por un tribunal en San Bernardo.
El Ciudadano conversó con el psiquiatra Milton Flores y las psicólogas Paulina González Céspedes y Gabriela Torres Pincheira, quienes integran el núcleo central de Triagrama, para conocer su propuesta frente a las plantas de poder –como el cannabis- y qué esperan tras haber aportado para el debate sobre la despenalización.
¿Qué es Triagrama?
– Nosotros somos un equipo de profesionales y personas responsables, que se han dado la tarea de cristalizar transformaciones en la dinámica colectiva, a propósito del estudio desarrollado en el país desde 1987 para atender el síntoma de descomposición y desintegración social que significa el consumo inconducente de drogas. Este estudio concluye que la ausencia de una Educación para generar condiciones que faciliten el florecimiento de seres humanos sanos, está a la base de la necesidad de utilizar diversas vías para evadirse de una experiencia, que en lo real resulta insufrible. La actualización del potencial de lo humano, no alcanza la templanza individual y colectiva para soportar la sensación del absurdo, del desequilibrio, de la injusticia, de la falta de inteligencia, que estamos casi obligados, en apariencia, a considerar “lo normal”, lo que corresponde, lo bueno.
En esta investigación-acción, hemos llegado a la convicción de que un ajuste perceptual efectivo, que se traduzca en un salto evolutivo de los seres humanos, podría modificar la actual situación. De hecho, para algunos ya ha sido modificada. El empleo responsable de plantas enteógenas, como la Cannabis, es una herramienta de gran ayuda en este proceso, cuando se la sabe aprovechar
¿Por qué rechazamos las salidas alternativas y optaron por la realización del juicio?
– El juicio es un espacio de Derecho que aún sigue significando un baluarte para los ciudadanos, donde resulta probable, legítimo, abrigar la esperanza que seres justos, investidos de poder, en el marco de una mirada trascendente del Derecho, puedan establecer qué resulta ser lo correcto. Y sino, habrá permitido declarar ante la opinión publica el resultado de un esfuerzo serio, científico, creativo y maduro, con aplicaciones concretas en los espacios de servicio públicos y privados, y desde un intento por exhibir consecuencia en quienes sostenemos la propuesta.
Reivindicar ante la sociedad el derecho a cultivar la libertad del espíritu, es la razón, para así poder prosperar hacia la precipitación de otro paradigma, de otro principio, de uno realmente sintonizado con las decisiones colectivas de la humanidad en el planeta, cuando se declara la trascendencia para la cordura y la máxima realización del ser humano, el cultivo del espíritu (Declaración Americana de Derechos Humanos, 1948).
El juicio se ha constituido de hecho en una oportunidad para ocupar el espacio jurídico disponible para todo ciudadano, desde un empoderamiento espiritualizado.
El relato acostumbrado sobre consumo de algunas sustancias, como el cannabis, está asociado cuando no con la peligrosidad social con la evasión ¿qué dimensión del consumo de cannabis y otros enteógenos ha sido invisibilizado por tal reduccionismo?
– El uso que actualmente hace un número significativo de personas del mundo actual, que han incorporado en sus vidas cotidianas el empleo de esta planta, principalmente por su efecto psicoactivo, vale decir porque intervienen con ella su percepción -aún de manera intuitiva- y con ello la relación que tienen con el mundo, enriqueciéndola a partir de la vivencia de momentos de expansión, de contacto más profundo con una dimensión sutil de la existencia, que habilita progresivamente y de acuerdo a las condiciones en que esta práctica se desarrolla, para contar con más información para resolvernos en el mundo, para que se cristalice una identidad más allá del intelecto y el conjunto de pensamientos que se desarrollan en nosotros acerca de nosotros mismos. Estas personas encuentran en este efecto una herramienta, un recurso, un buen aliado para atender necesidades propiamente humanas, no materiales, espirituales, como son la recreación, creación, exploración psíquica, o el desarrollo espiritual, por ejemplo.
¿De qué otros usos están hablando?
– No son pocas las personas que usan cannabis para des-estresarse, para nutrirse de una experiencia que les proporciona alivio, receptividad, ligereza, que favorece interacciones más reales y amorosas. Para crear, para expandir los límites de lo que puede ser y expresar esto en el arte, en la producción intelectual, en la resolución de aparentes conflictos o contradicciones (que existen solo en un determinado nivel de conciencia y que alcanzando una siguiente órbita de integración dejan de contraponerse y se visualizan otras fuerza y dinámicas). Para recrear la relación con el cuerpo y la enfermedad, también; más allá del efecto sobre el cuerpo en diversas enfermedades -lo que ya nadie discute, es cada vez más investigado y ha conquistado espacios de legalidad y legitimidad social- el empleo de cannabis orientado a recrear la relación de la persona con su enfermedad, es un enorme recurso para la cura. Además hay un conjunto de personas que emplean cannabis con el explícito propósito del desarrollo espiritual, sea en el contexto de una organización religiosa o en una práctica auto-conducida, que puede darse individual o colectivamente.
A todos estos usos los consideramos legítimos y también legales, puesto que están vinculados a necesidades fundamentales de lo humano y por tanto al ejercicio de Derechos Humanos Esenciales, que han sido reconocidos y garantizados por la Constitución y los acuerdos internacionales en materia de Derechos Humanos a nivel continental y planetario. A todos estos usuarios los nombramos como Usuarios Responsables, en la medida que se mantienen sin desarrollar consumos problemáticos o adictivos, y no participan del narcotráfico, excepto -gracias a la prohibición que pesa al menos en nuestro país sobre todas las formas en que una persona podría auto-abastecerse, incluido el auto-cultivo- para su abastecimiento como usuario.
¿Qué oportunidades ven en el Cannabis como herramienta evolutiva?
– Creemos que la cualidad de la experiencia a la que se accede con cannabis, y que comparten quienes la usan responsablemente, es tan contundente y significativa, que ha estado precipitando una construcción de mundo anclada en un paradigma diferente, alejado del paradigma materialista en el que nos encontramos inmersos como cultura. Esto implica evolución tanto a nivel individual como colectivo.
Pasar de una observación sintonizada con principios de la ciencia clásica, a una observación sintonizada con la ciencia moderna, desarrollada principalmente a partir de la física cuántica, constituye un ajuste perceptual (de la manera de recibir la realidad y construir mundo) muy significativo, que no consiste en pasar de pensar esto a pensar esto otro, sino desplazarnos de un grado de amplitud en la percepción a otro grado más integrado.
El cambio evolutivo que la cultura requiere para resolver las diferentes manifestaciones de limitación del actual modelo, la falta de sentido y propósito para la vida más allá de la materia, el consumo y el bienestar material, injusticias y miserias como el hambre y la violencia organizada, la depredación del ecosistema, que son aceptadas con resignación implícita como naturales, solo pueden resolverse de raíz en la medida que se instale otro nivel de conciencia en la cultura, a partir de un número crítico de personas que pueda mantenerse coherente y consecuente en esta frecuencia más fina.
No se trata de convencer de nuevas ideas, sino favorecer el acceso a experiencias que nos permitan por nosotros mismos constatar nuestra naturaleza más esencial y realizarla en la vida cotidiana, modificando con ello todas nuestras relaciones, la cultura y sus instituciones.
¿Y pasa algo de ello en el Chile de hoy?
– De hecho esta cualidad evolutiva de la utilización de cannabis en la actualidad se está manifestando en Chile: se están realizando transformaciones concretas, están ocurriendo cosas reales, como ha sido la reciente resolución de la segunda sala penal de la Corte Suprema de acoger el recurso de nulidad interpuesto respecto del juicio y la sentencia del TOP de San Bernardo, en esta resolución la sala evitó pronunciarse sobre la causal principal, referida a la violación de derechos esenciales, dejando esa línea argumental disponible y obligando al Tribunal Oral que va a conocer del juicio a pronunciarse sobre ella, a la hora de dictar sentencia, cosa que no ocurrió con la sentencia del primer juicio, entonces estamos abriendo un camino que otros usuarios responsables también podrán transitar. El tratamiento que han hecho los medios de prensa, que ha exhibido una altura de mira superior para abordar esta materia, que ha ido de la mano con la posibilidad de llegar a la gente para mostrarles no solo una realidad de uso, sino que compartir con ellos una lectura de lo que es la experiencia de expansión de la percepción con cannabis, que le ha permitido a muchos –gracias a la irradiación a través de los medios de comunicación- verse interpretados y visualizarse como parte de un movimiento que ha logrado trascender el mundo de los activistas y las instituciones de asistencia y control en materia de drogas, que hasta ahora habían estado el escenario, y ha sido posible sumar fuerzas sin perder cada uno su especificidad. El respaldo de personas que no son usuarios, y que respetan esta práctica en tanto expresión de un ejercicio de libertades individuales y derechos esenciales, que no constituyen una inclinación hedonista o suntuaria, sino una orientación hacia el bienestar y la trascendencia, condiciones elementales de la evolución de la cultura.
¿Podrían contarnos sobre el objetivo de la petición a la Comisión Interamericana de derechos humanos y qué principio se estaría vulnerando con las actuales políticas de drogas?
– El objetivo de esta iniciativa es tener a nivel continental una oportunidad de experimentar como ciudadanos un protagonismo contra toda inercia, contra cualquier prejuicio o mal interpretación de la normativa jurídica actual. Se trata de sumar a nivel continental la fuerza de una convicción, la de quien ha visto por sí mismo, en su propia experiencia. Se trata de visibilizar una red de usuarios responsables trascendente a los países, que nos permita experimentar la fuerza de la unión. Se trata de hacer saber al máximo organismo americano en materia de DDHH que aquí se está violando los derechos humanos de los usuarios responsables de Cannabis y otras plantas enteógenas como la Ayahuasca, el San Pedro, el Peyote, la Hoja de Coca, quienes ven coartada sin fundamento su libertad para buscar y usar con libertad y responsabilidad los recursos que la naturaleza y la cultura nos ofrecen.
La invitación es a adherirse a la campaña suscribiendo en la página www.poderciudadanocannabis.cl y ocupando todos espacios con mayor protagonismo.
Desde hace un tiempo vienen desarrollando un acercamiento a diputados y senadores ¿qué prejuicios han hallado a la hora de discutir el tema y creen son importantes de superar?
– El prejuicio, la interferencia de una idea previa más o menos rígida entre Yo y la realidad -a la que rindo tributo y doy la categoría de verdad, es un problema que todos enfrentamos y a diario, de un modo casi imperceptible, que es lo más grave: no tener noción en la conciencia que este fenómeno es tan habitual, propio del estado evolutivo de nuestra capacidad perceptiva, que es justamente lo que pretendemos se amplíe, se expanda, entonces en todos nuestros encuentros, con los parlamentarios en este caso, estamos procurando construir una oportunidad para experimentar una profundidad mayor, un grado de realidad superior, que genere información viva, fresca, activar un plano esencial donde podemos vivir la certeza de algo común, no obstante las especificidades que en otro plano existen. Nosotros no estamos pretendiendo convencer a nadie, ni a los políticos, ni a las autoridades, ni a la opinión pública, sino que estamos mostrando una mirada, una manera, una acción todo lo consecuente que nos sea posible, conscientes que estamos desarrollando un proceso, que vamos en viaje y que aún no hemos llegado a puerto.
¿Creen que con la actual composición política del Congreso se puede avanzar en una política sensata sobre enteógenos? Y si fuese posible lo anterior ¿qué se puede hacer en el contexto internacional que mantiene las mismas políticas de drogas?
– Hay que dejarse sorprender, hacer lo propio y dejarse sorprender. No forzar un desarrollo sino que como ciudadanos participar activamente de un proceso social que nos compromete tan fundamentalmente y que no puede reducirse a la determinación de cantidades o permisos, sin que se comprendan los aspectos hemos estado poniendo sobre la mesa, en cuanto a cambio paradigmático, expansión de la conciencia, derechos esenciales, a nivel continental vale lo mismo y en eso estamos desde ya.
Mauricio Becerra R.
@kalidoscop
El Ciudadano
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