Turistas en Villa Francia

Existe una leyenda negra sobre el 29 de marzo en Chile


Autor: Director

Existe una leyenda negra sobre el 29 de marzo en Chile. El Día del joven Combatiente es una de esas fechas en las que los bienpensantes se quedan en sus casas quejándose de los delincuentes de siempre que cada año aprovechan esa recurrencia para sumir la ciudad en aquella violencia callejera que ya debería pertenecer sólo al reino de la historia.

Como en un ritual que se repite igual a si mismo una y otra vez, en los días previos las fuerzas de orden se llevan detenidos a los sospechosos de planificar acciones delincuentes y los medios alertan a la población sobre la violencia que posiblemente explotará en distintos puntos de la ciudad al atardecer de ese día.

Pero ¿qué es lo que se conmemora en Chile el 29 de marzo? Tal vez conviene recordarlo. En esa fecha, en el año 1985, las fuerzas de orden bajo el mando del gobierno autoritario de Augusto Pinochet asesinaron a dos jóvenes hermanos pertenecientes al Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Desde un primer momento los medios difundieron la noticia de que el asesinato había tenido lugar mientras los dos intentaban asaltar una panadería…eran delincuentes….así como miles de otros que fueron asesinados y torturados en esos años.

Claramente, con la mirada retrospectiva desde el hoy, y conociendo el tremendo papel que a los medios les cupo en encubrir los crímenes de la dictadura sabemos que no fueron asesinados por ser asaltantes, sino por protestar en contra del régimen de Pinochet.

Los hermanos Vergara Toledo son reconocidos en la lista oficial de las víctimas de la dictadura y en 2008 ha sido dictada una sentencia relativa a los culpables de su muerte. Pero de una u otra manera ha sobrevivido en las mentes y en los corazones de muchos chilenos esa primera versión, según la cual su muerte se vinculaba con hechos de delincuencia callejera y popular.

Este año quisimos ir a ver en persona qué es lo que pasaba, porqué nos generaban una tremenda duda los relatos atemorizantes que rodean ese día. Respondimos a una convocatoria hecha por la familia Vergara Toledo a través de las páginas de El Ciudadano. Llegamos a la Plaza del Faro de Villa Francia sobre la 3 de la tarde y mientras nos íbamos acercando indagábamos con cierta inquietud los alrededores.

Lo primero que nos recibió fue una olla común…..y un centenar de personas comiendo porotos sentadas en el pasto. Teníamos hambre y agradecidos recibimos nuestro plato. En la plaza se habían instalado carteles y fotos de homenaje a los hermanos Vergara, pero también en recuerdo de muchos “muertos en democracia” que, en el mensaje de los instaladores, constituían el hilo rojo de la represión policial desde finales de los 80s y hasta nuestros días. Había muchas fotos de jóvenes muertos en los primeros años de la transición – cuyos nombres nos sonaban desconocidos en su mayoría -, pero también estaba Alejandra Lopez, asesinada por fuerzas policiales en 1998, estaban los jóvenes mapuches Alex Lemun, Matias Catrileo y Johnny Cariqueo…..entre muchos otros. Nos pareció una lista muy larga para un país en democracia. ¿Habrán sido todos delincuentes?

Había un escenario en una esquina de la plaza y, sobre las 16.00 hrs empezaron los espectáculos y los discursos. Uno de lo organizadores pidió por favor que nadie sacara fotos ni videos explicando que el año pasado fue gracias a la interceptación en los alrededores de la villa de unos registros del día, que la policía reconoció y detuvo el grupo musical que poco antes había ofrecido una tocata en ese mismo escenario. ¡Qué rara nos pareció esa petición!: bajo un cielo azul sereno y sentados en una tranquila plaza llena de niños, ancianos y jóvenes alegres, con la olla común que aún distribuía porotos gratis….nos era difícil entender en qué punto todo esto podía convertirse en violencia y miedo.

Tocaron grupos procedentes de distintas poblaciones de Santiago, tocaban música hip-hop, principalmente, con una variante de rock mapuche. También vino un folklorista de Peñalolen que ofreció una canción sobre la Villa Francia compuesta en ocasión de un pasado Día del Jovén Combatiente. Todas las letras contenían mensajes políticos aunque en su mayoría los musicantes no habrán tenido más que 20 años.

Hubo discursos también. Hablaron madres y hermanas de presos políticos y de presos políticos mapuche, agradeciéndonos por solidarizar con la lucha de sus familiares. La madre de un preso político subió al escenario espontáneamente para pedir ayuda al público. Fue extraña la sensación de ver esa señora que pedía una ayuda sin saber bien especificar en qué la podíamos ayudar…..pidió que supiéramos la historia de su hijo y que lo reconociéramos como luchador y no como delincuente…pidió que lleváramos su relato allá donde pudiéramos.

Infaltables hablaron  los padres de los hermanos Vergara Toledo. Más allá de la costumbre de quienes los han visto y escuchados cientos de veces en estos años, provoca cierto impacto la presencia de estos dos viejos, que más de veinte años después de la tragedia más grande de su vida, siguen hablando a los jóvenes combatientes de hoy, para que levanten su voz y su trabajo en contra de las injusticias que acechan a la sociedad chilena y que, según ellos, son en mucha medida las mismas injusticias contra las cuales luchaban sus hijos en los años 80s..

La señora Toledo utilizó casi todo su discurso para agradecer. Agradecía a todas las personas que les han ayudado a sobrellevar ese antiguo dolor – que su primo “Alzheimer”, como ella misma le llama, está probablemente ayudando a aliviar – pero agradecía sobre todo a todas las personas que les han apoyado en este “mes terrible” que es para ellos marzo. Y no estaba hablando de sus problemas financieros, sino que de la represión, los allanamientos, las violencias y las amenazas que cada año reciben de las fuerzas policiales al acercarse el Día del Jóven Combatiente. Nos pareció muy duro escuchar esas palabras: ¿Cómo es posible que una familia tan duramente golpeada por el execrable régimen de Pinochet aún viva en el miedo de la represión por parte del Estado? ¿Cómo es posible que en vez de llevarles flores gubernamentales para homenajear a su dolor, todavía les envíen violencia y amenazas?

Tal y como nos aconsejó el padre de los Vergara, abandonamos la plaza antes del atardecer y nos dirigimos de vuelta a la ciudad de la tranquilidad. Nos fuimos paseando por las calles de esa Villa Francia que, misteriosamente para nosotros, pocas horas más tarde se convertiría en un espacio de violencia y enfrentamiento. Nos había llenado de preguntas esa tarde de rememoración colectiva. Pero sobre todo nos fuimos con la sensación fuerte de que existen muchos países distintos en este pequeño Chile que todos quieren unido. ¿Será la violencia la única manera de llenar el abismo de incomunicación que nos separa?

por Chiara Bianchini y David Maulen


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