“Desarrollo armónico con respeto al medio ambiente” es la visión que tienen los ciudadanos de San Antonio para su comuna, y una de las principales razones por la que exigen que se retire el proyecto de construcción de un megapuerto que significaría la pérdida del Humedal Llolleo–Ojos de Mar y la conocida playa de Llolleo, ocasionando un gran daño al ecosistema de esta zona de la región de Valparaíso
“Es un proyecto gigantesco que no es armónico con la ciudad”, afirmó Luz Marina Huerta, una de las voceras del Movimiento por la Defensa de los Ojos de Mar, que representa a diversas organizaciones, tales como la unidad vecinal del sector de San Pedro, la Mesa de Unidad Social, y los pueblos originarios.
A inicios de este año, comenzó a regir en el país una ley que busca proteger los humedales urbanos y posteriormente, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad decretó como Santuario de la Naturaleza al Humedal Río Maipo, por su valor biológico y sus servicios ecosistémicos.
Sin embargo, el pasado 8 de mayo, la Empresa Portuaria San Antonio (EPSA), una empresa estatal autónoma, ingresó a evaluación ambiental el proyecto para construir un megapuerto en San Antonio.
El ambicioso plan, que prevé una inversión superior a los 3.500 millones de dólares, consiste en la construcción y operación dos nuevos terminales portuarios adyacentes a la instalación portuaria actual ubicada el borde costero sur de la comuna de San Antonio.
Impacto ambiental
Debido a su envergadura, la etapa de construcción del megapuerto tendría una duración cercana a los 10 años e implicaría la afectación de los ecosistemas asociados al humedal urbano (lagunas de Llolleo) y la construcción de un murallón rompeolas en la ribera norte de la desembocadura del humedal río Maipo, así como actividades de dragados y rellenos de explanada en el área portuaria, la ampliación de tramos de la línea férrea existente y la explotación de canteras que con el fin de obtener material para la construcción de las explanadas.
Para los habitantes de San Antonio la preservación del humedal de llolleo es vital, tal y como se reflejó en la consulta ciudadana presencial realizada en el municipio en diciembre del 2019.
“Con 19.246 votos, casi 97,1% de la ciudadanía votó a favor de la protección de los humedales, de la protección del parque Dyr de San Pedro, y eso no es estar en contra del desarrollo, porque el desarrollo ya no lo podemos seguir entendiendo como pavimentación y destrucción, y eso es lo que propone EPSA”, señaló Luz Marina Huerta.
“EPSA propone taparnos la playa, tapar las tres lagunas con cemento, para poner estacionamientos de camiones. Esto no es por un desarrollo distinto, es para simplemente poder hacer ellos su labor de manera más rápida, pero no piensan en la ciudadanía, en la comunidad que tiene una historia en ese lugar”, condenó en declaraciones a El Ciudadano.
Vacíos del proyecto
Huerta indicó que el proyecto que está presentando la empresa tiene más de 60 impactos significativos, de los cuales la empresa reconoce 13, “y cuando hablamos de impacto significativo estamos hablando de destrucción de algo que no tiene vuelta atrás”.
En efecto, el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del megapuerto reconoce 13 impactos significativos específicos entre los que se encuentra la afectación a la actividad socioeconómica de la pesca por construcción de las obras portuarias en las caletas Pacheco Altamirano, Puertecito y Boca del Maipo, así como la afectación de sitios de significación cultural de la comunidad en el borde costero de Llolleo.
Al respecto, el representante de sindicato de pescadores artesanales de la Caleta de Boca del Río Maipo, Milko Caracciolo, señaló que desde hace más de 12 años se vienen oponiendo a la expansión portuaria, y alertó que el proyecto de EPSA “va a destruir la playa de Llolleo, la cual entrega más del 80% de los ingresos de los más de 150 pescadores artesanales de la zona, descendientes de la cultura Bato, la cual es la única caleta del país con autorización para la pesca chinchorro”.
Para Caracciolo, la magnitud de las obras proyectadas implica eliminar la zona más productiva que tiene la Caleta Boca del Maipo, la cual «produce 80.000 kilos de alimentos frescos, sanos y de calidad para consumo interno de la población local».
“Como sindicato creemos que puede ser compatible un proyecto de expansión portuaria, pero no en el extremo y magnitud de lo que propone el proyecto en su diseño actual (…) desde un comienzo la empresa estatal EPSA ha sido reacia a conversar con la comunidad local y solamente proponer un desarrollo portuario de gran escala. Van a dejar sin borde costero a San Antonio, sin acceso a la orilla de mar”, explicó en declaraciones recogidas por El Desconcierto.
Entre otros de los impactos significativos que reconoce el EIA del proyecto figuran a la pérdida de hábitat, terrestre y acuático, en las Lagunas de Llolleo, la pérdida de suelo marino y la afectación de comunidades bentónicas submareales.
Hogar de aves
A su vez, el Puerto Exterior de San Antonio contempla el levantamiento de un murallón rompeolas de 1,3 km, justo en la ribera norte de la desembocadura del humedal río Maipo, que constituye el hábitat 180 especies de aves, que representarían alrededor del 34% de la avifauna nacional.
Además, este es el lugar de llegada de más de mil aves que migran desde el hemisferio Norte, y que ya se han visto afectadas debido a la expansión del puerto, tránsito de camiones y contaminación del lugar, por lo que sumando el megapuerto y sus obras anexas, estas especies quedarían sin su hábitat.
Reconocimiento del humedal
Sin embargo, las mayores críticas se refieren al hecho de que el humedal no fue reconocido ni incorporado como área protegida en el estudio.
“El expediente el proyecto identifica 69 impactos, pero solo 13 de ellos son considerados significativos y ninguno de ellos se refiere humedal”, explicó Diego Urrejola, director ejecutivo de la Fundación Cosmos que tiene en sus manos la administración del santuario.
“Nosotros tenemos 3 humedales que cumplen con toda la reglamentación de la ley para ser declarado humedales urbanos, que fue la ley que salió el 20 de enero de 2020, no obstante EPSA presentó su proyecto pasándose por alto esta ley sin considerarla. El proyecto fue presentado en mayo y la ley de humedales en enero”, planteó por su parte Luz Marina Huerta.
“Hay que recordar que en el plan de San Antonio con lo que tiene que ver con la planimetría hasta enero de 2015 se consideraban los humedales Ojos de Mar como zona de protección. El Municipio fue visionario antes, pero con el dinero y las ganas de avanzar, en el plan regulador se hizo un cambio. Los que votaron para aceptar este cambio de plan regulador fue por un acuerdo y unos compromisos que EPSA adquirió con la ciudadanía, y de esos compromisos no se ha cumplido ninguno”, denunció.
Relleno de las lagunas de Llolleo
Para la vocera de Movimiento por la Defensa de los Ojos de Mar, la empresa EPSA sigue apropiándose de la comuna San Antonio como si le perteneciera, y destacó que uno de los impactos más drásticos que tendrá el megapuerto, es el relleno de las lagunas de Llolleo, conocidas como Ojos de Mar de Llolleo.
Para compensar este impacto, EPSA propone generar lagunas artificiales en el parque Dyr que está detrás de las lagunas.
Sin embargo, Luz Marina Huerta destacó que para la comunidad de San Antonio “ninguna medida va a compensar el relleno del humedal«.
“Van a atapar la playa de Llolleo completa y van a destruir allí más de 28 hectáreas de humedales con las dunas para ocuparnos el Parque Dyr, que ya es nuestro construyendo una laguna que nadie les está pidiendo que construyan, quieren trasladar a los clubes deportivos que existen en este sector a otro sector del del Trigal que también le pertenece a la ciudadanía. La ciudadanía no ha pedido que se trasladen los Ojos de Mar, porque la naturaleza no se puede trasladar ni compensar”, precisó.
Desarrollo amigable con el ambiente
En nombre de las organizaciones y los habitantes de la comuna de San Antonio, Huerta cuestionó ¿por qué EPSA no escucha lo que la ciudadanía le dice?.
En sus declaraciones a El Ciudadano dejó claro que insistirán en que EPSA retire el proyecto del megapuerto de manera anticipada.
“El proyecto tiene una línea base que desconoce los impactos y le falta información relevante y esencial, y desde esa perspectiva debería ser retirado de manera anticipada”, expresó al tiempo que llamó a la empresa a desarrollar un proyecto en conjunto con la ciudadanía.
”Un proyecto sea amigable con el medio ambiente, que sea sustentable y sostenible, acorde al siglo XXI y que no responda a maneras antiguas de mirar el desarrollo, en el que el poder del dinero era lo que mandaba todo. Esos tiempos ya pasaron y sería interesante que (EPSA) lo entendiera”, afirmó.
“Podríamos ser una zona diversa que en la que se desarrolle un puerto. Una ciudad que pudiera tener un puerto turístico muy interesante, que incluya el aspecto gastronómico, de la cultura, de las riquezas que hay acá, y el patrimonio de los pueblo originarios (…) que incluya el barrio San Pedro que es patrimonial, así como la estación de Llolleo que es maravillosa, que la pudiéramos rescatar como lo hizo Cartagena, con sus Ojos de Mar y sus especies de aves”, planteó.
Para la ciudadanía de San Antonio, la reciente confirmación de la clausura y cierre definitivo de la mina Pascua Lama de Barrick Chile, es un motivo de inspiración para continuar adelante con su lucha.
La comunidad organizada sigue adelante con sus diálogos con autoridades y expertos ambientales. Los habitantes de San Antonio se reúnen todos los jueves y realizan talleres y exposiciones sobre la importancia del patrimonio local, las playas, las actividades de pesca ancestral que se realizan en la zona, para determinar cómo el proyecto del megapuerto puede afectar el lugar.
“EPSA debe llevar a cabo una conversación con la ciudadanía y dejar atrás las viejas prácticas de hacer ofrecimientos como vendedores de humo. Eso debería ser dejado de lado, la ciudadanía de San Antonio está empodera e informada, y está consciente de que hay espacio para todo tipo de desarrollo: el deportivo, el turístico, portuario, educacional y el cultural. Está dispuesta a defender el cuidado ambiental y patrimonial y la riqueza de San Antonio (…) no queremos perder los Ojos de Mar, no vamos a intimidarnos, ni nos van a comprar”, ratificó Luz Marina Huerta.
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