Artista plástico José Fuster: «Para mi suerte logré contagiar a otros con mi arte y estamos ávidos de hacer cosas»

El cubano relata cómo ha sido su desarrollo creativo en las últimas décadas y la importancia de involucrar a la comunidad en sus procesos

Artista plástico José Fuster: «Para mi suerte logré contagiar a otros con mi arte y estamos ávidos de hacer cosas»

Autor: Sofia Belandria

Uno de los barrios de Jaimanitas, localidad habanera situada al oeste de la capital cubana, recibe el nombre popular de Fusterlandia. La denominación alude al artista José Fuster, un hombre inquieto, creativo y elocuente, autor de obras en mosaico que se admiran en tejados, muros, entradas y bancos. 

Precisamente, gracias a esa constante intranquilidad e imaginación, transformó el entorno de un pueblo de pescadores, y hoy es posible apreciar, en su obra de casi 30 años, las influencias del fotógrafo y escultor rumano Constantin Brâncuși (1876-1957), considerado pionero del arte moderno, y del arquitecto Antoni Gaudí (1852-1926), máximo representante del modernismo catalán. 

Tributo de Fuster al arquitecto catalán Antoni Gaudí
 SPUTNIK / DANAY GALLETTI 
Tributo de Fuster al arquitecto catalán Antoni Gaudí

En 1994, Fuster colocó los primeros azulejos en Jaimanitas. La selección de ese material respondió a su belleza, perdurabilidad y resistencia frente a las inclemencias del tiempo. «Fue una etapa de carencias económicas en Cuba y muchos pensaron que estaba loco. Te digo lo mismo que afirmé en el documental del realizador Roberto Chile: que me digan loco; eso sí, soy un soñador, pero no el único», evoca. 

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Considera que ni circunstancias como la actual pandemia de COVID-19, detienen el proceso de creación. «Para mi suerte logré contagiar a otros con mi arte y estamos ávidos de hacer cosas. Tenemos el optimismo, el ímpetu y la fuerza del comienzo. Creo que es como el mar, ese gran e inmenso mar que todos los días amanece nuevo», considera. 

El Parque Güell de Cuba

Taller de Fuster en Jaimanitas
SPUTNIK / DANAY GALLETTI
Taller de Fuster en Jaimanitas

Con los términos esperanza, cubanía, luz y color definen los habitantes de Jaimanitas al sitio también llamado Callejón de Fuster. Además de las influencias internacionales de Gaudí y otras mencionadas, el artista también se inspira en el pintor español Pablo Picasso. Muestra de ello es el rostro del vigía de brazos abiertos en la azotea de su taller. 

Antes de llegar a esa majestuosa edificación de cuatro plantas, los miles de visitantes anuales encuentran diversidad de motivos, símbolos y alegorías a su paso. También, obras de otros imprescindibles en el arte contemporáneo cubano como: Kcho, Choco, Roberto Fabelo y Zaida del Río. 

Al escudriñar paredes y entradas, los transeúntes advierten pasajes literarios universales y citas de autores como: Alejo Carpentier, Onelio Jorge Cardoso y Ernest Hemingway. Una vez que se accede al templo del artista, escaleras y laberintos de azulejos descubren la influencia del intelectual José Martí en frases como: «Ser cultos es el único modo de ser libres» y «Solo el amor convierte en milagro el barro», esta última incluida en su poema «Solo el amor». 

Muro a la entrada de Jaimanitas. La frase Amor con amor se paga es el título de una obra de José Martí
SPUTNIK / DANAY GALLETTI
Muro a la entrada de Jaimanitas. La frase «Amor con amor se paga» es el título de una obra de José Martí

Personajes mitológicos como las sirenas, gallos, manos abiertas, palmas reales, sincretismo y la expresión recurrente «En busca de un sueño de bella locura», título de uno de los temas del cantautor cubano Silvio Rodríguez, son otras piezas a la vista de los curiosos y admiradores. Todas conforman un paisaje de cerámica imposible de describir y valorar en su totalidad, pues la aspiración del artista de crear el muro más grande del mundo, es casi una realidad plausible. 

La alegría de vivir en Jaimanitas 

Vista área de algunas creaciones del artista Fuster
SPUTNIK / DANAY GALLETTI
Vista área de algunas creaciones del artista Fuster

Una de las vecinas y amigas de Fuster es Francis Durán. Cuando salió del agua, que se extiende de manera casi infinita desde su patio, conversó sobre el impacto de la obra del artista en la comunidad. Su barrio también se revitaliza y está planificada la edificación de centros nocturnos, negocios particulares y el impulso de la artesanía local. 

«Lo primero fue visibilizar Jaimanitas. Este era un poblado de cuatro cuadras que casi ni se mencionaba hace dos décadas. A partir del proyecto, cada habitante recibió el arte en su casa y se preocupó por investigar y conocer, no solo, las tradiciones de la Isla, sino también la impronta de personalidades como el poeta español Antonio Machado y el escultor Gaudí, por ejemplo», expresa.

Francis menciona, además, que ese proyecto denominado La Alegría de Vivir promueve la educación ambiental con la limpieza de las playas y otras iniciativas para estimular el cuidado del entorno. «Sumada, a esa labor educativa con los niños, los jóvenes de la comunidad trabajan en la creación de las obras, lo que constituye para ellos una fuente de empleo». 

Consultorio del médico de la familia, primer espacio público intervenido por el artista
SPUTNIK / DANAY GALLETTI
Consultorio del médico de la familia, primer espacio público intervenido por el artista

El hijo mayor, Ale Fuster, quien se desempeña como representante y director del proyecto comunitario, explica que, en la actualidad, hay más de 50 casas intervenidas por la obra de Fuster; asimismo, espacios públicos como: consultorios del médico de la familia, paradas de ómnibus y parques. 

«La idea siempre fue alegrar a los vecinos, que ellos se involucraran en el embellecimiento de los diferentes escenarios y, en la última década, el taller es un atractivo turístico y cultural. Personas de diferentes lugares del país y el mundo vienen a admirar las banderas, refranes, palmas, corazones, vírgenes, el cocodrilo verde, y otras figuras surrealistas», manifiesta. 

Carlos García, colaborador del artista, se refiere a las actividades realizadas de conjunto con la Casa de Cultura de Jaimanitas. «Tratamos de cambiar la fisonomía del lugar, crear un ambiente más sano en nuestra sociedad; todas las personas están encantadas con el trabajo porque es una labor de rescate de la arquitectura y el urbanismo», argumenta. 

¿Quién es José Fuster? 

Mural creado tras el paso del huracán Irma en 2017
SPUTNIK / DANAY GALLETTI
Mural creado tras el paso del huracán Irma en 2017

Fuster nació el 6 de agosto de 1946 en Caibarién, en el centro de la isla, en la provincia de Villa Clara. En la también denominada como La Villa Blanca, la familia del artista encontraba su sustento en actividades relacionadas con la pesca. Durante su adolescencia enseñó a leer y escribir a los campesinos en las montañas sureñas de la Sierra Maestra, y luego estudió arte en La Habana. 

Desde 1966, labora como artista profesional y, según calcula, sus exposiciones personales en el mundo superan las 100, sin contar el número de exhibiciones en grupo, que asciende a 500. «Me motiva la vida, los colores del amanecer y construir, a diario, un país; también la imperfección. Hay otros pueblos a los cuales estoy agradecido, por ejemplo, al de Caibarién y al de Santa Fe, este último cerca de aquí». 

Mural dedicado a República Dominicana
SPUTNIK / DANAY GALLETTI
Mural dedicado a República Dominicana

«Un día me eché a nadar, llegué a Jaimanitas y planté bandera». Surgieron entonces, enormes paredes cubiertas de azulejos: la Gitana Tropical, inspirada en el retrato femenino de 1929 del pintor Víctor Manuel García; una representación de países latinoamericanos; pasajes de la guerra insurreccional en la Isla; mensajes de optimismo y valores de la idiosincrasia y la religiosidad de Cuba. 

En su casa actual, según refiere la historia, falleció en 1963 Enrique Loynaz del Castillo, autor de la letra del Himno Invasor del Ejército Libertador de Cuba y padre de la abogada y escritora Dulce María Loynaz. En la parte menos conocida de su proyecto artístico e inmortalizado en un gran muro, descansa encima de su caballo el General Loynaz. 

José Fuster frente al muro de su casa. Detrás el General Enrique Loynaz del Castillo sobre su caballo
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José Fuster frente al muro de su casa. Detrás el General Enrique Loynaz del Castillo sobre su caballo

Yoruba soy, soy locumí, es una de sus piezas más recientes, realizada en homenaje al poeta Nicolás Guillén y alusiva a su composición «Son número 6» de 1947. La obra se unió a otras, colocadas dentro del mar: una jirafa tridimensional, montada sobre piedra y rodeada de caracoles y El Caminante que, si bien ahora porta un nasobuco, puede ser vestido de cualquier manera durante las actividades y los performances artísticos.  

«Cada vez que una ola llega a la orilla ya mis esculturas le dieron la bienvenida y la debilitaron, lo que representa menos daños para el pueblo ante la incidencia de un evento meteorológico. Pienso dedicarle una al cantautor español Luis Eduardo Aute, que se llamará como uno de sus temas más emblemáticos ‘Rosas en mar’, y será una especie de jardín con flora marina y convencional», asegura. 

La jirafa y El caminante. Exposición marítima
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La jirafa y El caminante. Exposición marítima

Una última pregunta para Fuster antes de abandonar su reino en este mundo: ¿Piensa en el retiro? «Es triste quedarse con las manos cruzadas sin hacer nada. Creo en el día a día y en como decía Hemingway: si la inspiración existe, pues que me sorprenda trabajando. ¿Retirarme?, no. El retiro llega cuando uno muere y ni en eso he reparado yo. A veces, pienso que soy eterno», concluye. 

Cortesía Danay Galletti Hernández Sputnik


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