Fernando Buen Abad, es especialista en Filosofía de la Imagen, Filosofía de la Comunicación, Crítica de la Cultura, Estética y Semiótica. Son todos estos aspectos de estudio lo que le permiten analizar y considerar con extrema exactitud la grave incidencia de las falacias, hecho que aunque no es nuevo, se ha venido potenciando gracias al uso de las herramientas tenológicas y se evidenciando un crecimiento exponencial en el mundo globalizado
En entrevista realizada por Telesur, Buen Abad conversó sobre un proyecto que surge como contraparte a esa estructura comunicacional hegemónica, ese espacio interconectado por nodos, que crea hilos comunicacionales, permitiendo trasmitir hechos, perspectivas, e ideologías, que ciertas o no, tienen poder sobre opiniones y tópicos del diarismo mundial. Se trata de Red Verdad, un proyecto impulsado por un grupo de académicos, científicos y militantes de distintos frentes sociales y que pretende acoger a todas las voluntades que, desde una visión humanista apoyen esta iniciatíva inédita.
En este proceso participan investigadores como la vicepresidenta primera de la Unión de Periodistas de Cuba, Rosa Miriam Elizalde, el académico ecuatoriano René Ramírez Gallegos, el chileno Pedro Santander, el brasileño Leonardo Maglhaes y el argentino Lucas Villasenín, entre otros compañeros, que pretendes concretar la construcción de una “plataforma de pensamiento ético contemporáneo que elabore dictámenes serios sobre la problemática de las falacias”.
En palabras de Buen Abad, quien es el coordinador principal del proyecto, no puede existir “un frente de lucha, de formación científica, incluso de organismos gubernamentales, que no tengan en la mesa de su agenda política el debate sobre los modos de producción de las falacias informativas y los impactos que están teniendo en el corto, mediano y largo plazo en la vida de nuestros pueblos”.
Destacando el bienestar de la duda ante todo evento informativo, ya que ninguno de ellos debe superar la mirada crítica : “Hay que impulsar una corriente de pensamiento crítico descolonizador impulsado por los pueblos. Poner en la agenda de todas las luchas la amenaza que constituyen las falacias informativas o ‘fake news'».
La desmedida producción de lo que en ingles se denomina fake news, “demuestra la asimetría y la circunstancia comunicacional en la que estamos».
Estas arquitecturas informativas (falacias), creadas con una intención, sea de mediano o corto plazo, tienen efecto en la cognición de los usuarios, creando expectativas positivas o negativas, direccionadas, que pueden terminar dando resultados catastróficos para las sociedades.
Según el catedrático, América Latina viene con mucha lentitud, creando “leyes y de códigos y de reglamentos que permitan socialmente poner frenos, poner vacunas, escudos para los pueblos” para evitar su consumo sin anteponer la crítica necesaria.
Buen Abad citó en la entrevista dos ejemplos de gran importancia y “de los más grotescos” de manipulación mediática. El primero, cuando un presidente norteamericano “inventó que había armas de destrucción masiva en Iraq”, de lo cual se desplegó una brutalidad en todos los sentidos, humanísticos, éticos, militares, que aún no ha sido resarcida y el segundo, “cuando al periódico El País, de España, se le antojó poner la fotografía de un hombre en un quirófano y decir que ese era el presidente Chávez en condiciones de agonía”.
“Sobre eso no tuvimos nunca la posibilidad de crear un estamento, una discusión ni sanción jurídico-política, porque además del atraso en estos ámbitos, estamos muy desorganizados frente a estos temas, frente a esta batalla comunicacional en la Patria Grande y en el mundo entero”, enfatizó durante la entrevista.
Entonces, ¿con qué capacidad vamos a atender las ofensivas de falacias informativas que están ahora mismo cocinándose para que te los tomes en el próximo desayuno?, se preguntó el filósofo Buen Abad.
Ante un escenario como el actual en el que Latinoamérica se encuentra sumida en diferentes tipos de elecciones y a su vez rodeada de falacias, estas jugarán un papel determinante. La solución a esa interrogante empieza por dejar de ser indiferentes e ingenuos, y por “armarnos de instrumentos para intervenir lo más rápido posible”.
Desde esta perspectiva, el comunicador se refirió a la variedad de matices en los procesos de desinformación y mentira, la cual “va desde grados de perversión verdaderamente psiquiátricos, psicoanalíticos hasta ingenuidades producto de la ignorancia y de la desinformación cruda”.
Los presidentes, Jair Bolsonaro, en Brasil y Donald Trump, en Estados Unidos, constituyen dos casos dramáticos de esta realidad.
Para la Red Verdad, Trump es un caso de estudio minucioso, por la cantidad de mentiras que definen a sus intervenciones públicas, contabilizadas, incluso, por The New York Times y la prensa norteamericana.
“Desmentir las informaciones falsas, con la verdad como horizonte” es el propósito que sostiene a la Red Verdad, en tanto -concluye Buen Abad- nos vamos acostumbrando a vivir en una especie de paisaje de falacias con un espectro amplio y complejo de problemáticas sociales, humanísticas y psicológicas.
Red Verdad inicia como “una iniciativa conjunta del Instituto de Cultura y Comunicación y el Centro Universitario para la Información y la Comunicación “Sean MacBride”, ambos de la Universidad Nacional de Lanús (Argentina), y el Centro de Ciencia, Tecnología e Investigación (México), que colaboran para aportar una herramienta a favor del Derecho a la Información y la Comunicación de los pueblos”.
La plataforma invita a sus usuarios a reportar “fake news”, término utilizado para identificar la divulgación de noticias falsas que provocan un peligroso círculo de desinformación.
También se puede acceder a los contenidos Red Verdad en:
- Twitter @laredverdad,
- Instagram @laredverdad,
- Youtube @redverdad y
- Facebook @redverdad.
Dejamos para su disfrute una síntesis del filósofo Buen Abad (audio), en la que resume, de forma concisa y precisa los elementos que se ha tomado en cuenta para la creación de este ambicioso proyecto, que abarca aspecto multidisciplinarios, y busca «ser útil en la lucha emancipadora, en la lucha descolonizadora, de la conciencia de nuestros pueblos».
Con información de Cubadebate
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