Riesgos de contraer cáncer y algunas enfermedades respiratorias, son los riesgos a que se exponen las personas que viven cercanas a la refinería estatal, Enap.
El 29 de febrero del año 2008, cerca de las cuatro de la mañana, un extraño suceso interrumpió la calma de los vecinos de Hualpén, específicamente en las poblaciones 18 de Septiembre, el Triángulo, Patricio Aylwin y Esfuerzo Unido. Un polvo blanco cayó sobre sus calles dejando a la población teñida del mismo color.
En la madrugada de ese día, Enap (Empresa Nacional de Petróleo) paralizó su planta de Cracking Catalítico. Planta que produce gasolina a partir de petróleo, lo que generó la expulsión de material particulado, el que llegó a depositarse en las poblaciones aledañas a la empresa.
Vecinos y dirigentes del sector aseguran que esta no es la primera vez que ocurre algo similar. El polvo blanco era un compuesto de sílice, que puede producir picazón al respirarlo, pero también contenía oxido de aluminio y algo de platino. “Fue una situación focal y temporal”, informó ese mismo día el jefe del Departamento de Medio Ambiente de Enap, Luis Vásquez.
Ximena Valverde, dirigente del Consejo de Delegados Poblacionales y que agrupa a 22 juntas de vecinos de las poblaciones afectadas, dice que hace tiempo están tratando que la empresa responda por las emanaciones que expulsa y que llegan a depositarse sobre las poblaciones más cercanas.
Pero el problema va más allá de lo ocurrido ese día. Los riesgos al que se exponen las familias que viven cerca de la refinería son más complejos y graves que el polvo blanco que cayó sobre sus techos.
EL COMIENZO DE LA ENFERMEDAD
La Bióloga Soraya Bravo, en el año 2002 presentó su tesis llamada “Biomonitorización de un Colectivo de Mujeres Poblacionalmente expuestas a Emisiones Industriales Aéreas de la Octava Región”. El estudio comprobó el riesgo al que se expone la población al respirar las emanaciones industriales.
La investigación se realizó en 60 mujeres habitantes de la población Esfuerzo Unido de Hualpén, de las cuales 30 representaron al grupo en condición de exposición poblacional crónica a contaminación industrial aérea con 25 años mínimos de residencia en el lugar, mientras que otras 30 conformaron el grupo control, representando el nivel común de exposición a agentes químicos ambientales.
Los resultados muestran que el grupo de 30 mujeres seleccionadas de la población Esfuerzo Unido, presentan en promedio una frecuencia de micro núcleos significativamente más altas en linfocitos de sangre periférica que el grupo control, lo que demuestra la presencia de agentes genotóxicos en el ambiente de la localidad estudiada y un riesgo genético asociado a la exposición de los colectivos que habitan en ella.
“Quiere decir que las personas que han vivido por años en esa población tienen mayor probabilidad de desarrollar cáncer (…) porque han sido impactados permanentemente por agentes genotóxicos presentes en el aire que respiran”, explica la autora del estudio, Soraya Bravo.
La visión de las autoridades es muy distinta al estudio, pero admiten que las empresas son uno de los principales contaminantes, aunque mientras Enap no sobrepase la norma legal no se puede hacer nada.
“Esta tesis ha sido literalmente destrozada en congresos internacionales, por un problema metodológico. Es una metodología adaptada y por lo tanto no es comparable internacionalmente y eso es un pecado mortal en cuanto a la técnica científica”, asegura el director de la Comisión Nacional Del Medio Ambiente (Conama), Bolívar Ruiz.
Investigaciones realizadas en Europa sugieren que la contaminación aérea en muchas ciudades industrializadas puede ser responsable de un incremento sustancial de muertes prematuras, y por lo tanto implica un importante asunto de salud pública, de modo que los efectos severos, agudos y adversos sobre la salud, de niveles altos de contaminación ambiental aérea, dan peso a la hipótesis de que la exposición prolongada afecta también a la morbilidad y mortalidad humana.
La Estación de monitoreo de Enap, ubicada en la población El Triángulo, cumple con las condiciones generales de la norma de calidad primaria para material particulado respirable. Sin embargo, pasa por alto la indicación sobre cómo debe estar ubicado el colector. Según la norma: “la estación de monitoreo debe estar a una distancia aproximada de 10 veces la altura del obstáculo mayor que esté en la misma dirección del viento”.
En el caso de Enap, el colector está rodeado de árboles que dificultan la medición del aire. “La entidad que fiscaliza la validación de un monitor de calidad de aire, no es la Conama, legalmente es la autoridad sanitaria”, aclara Bolívar Ruiz.
OTROS CASOS
Yolanda Basulto vive a cuatro cuadras de la refinería y al lado de La Empresa Gasco, es una ex dirigente de la población Cabo Aroca. En 1991 se organizaron como Comité de Emergencia para denunciar lo que estaba pasando en el sector. Habla de su historia y como le tocó vivir la muerte de su marido, Enrique Suazo Muñoz y la de un vecino en su auto camino al hospital.
“Mi marido trabajó 20 años en la refinería, en el año 85 tuvo que salir por un lumbago. Por el 84 comenzó con una jaqueca, supuestamente para los médicos se trataba de una jaqueca temporal, nunca pensamos lo que le estaba pasando, nunca asociamos el envenenamiento que estábamos recibiendo de las empresas. Él murió de un accidente vascular fulminante en el año 91”, recuerda emocionada Yolanda Basulto.
El trabajador de iniciales J.R. hace un tiempo cayó al hospital de un extraño virus, nunca supo que fue lo que lo tuvo hospitalizado durante un mes, sólo que lo había contraído en la empresa, sus exámenes muestran que fue un virus desconocido.
La directora del consultorio de Hualpén y hermana del director de Conama, Ana Patricia Ruiz, aclara que no hay un estudio acabado del tema ni se manejan estadísticas de cuantas personas llegan a atenderse debido a este problema.
La Diagonal se comunicó con el departamento de medio ambiente de Enap, conversamos con René Schmidt, el cual nos derivó a la oficina de comunicaciones donde no tuvimos respuesta. Lo mismo pasó en la Seremi de Salud.
Mientras tanto, los vecinos de Hualpén a un año de la lluvia tóxica que cayó en la población, se reunieron nuevamente para conmemorar el episodio del 29 de febrero del año 2008. Se sienten pasados a llevar y siguen buscando respuesta al problema.
Carlos Santana Flores
La Diagonal