Editorial Colectivo Mapuexpress
05 de octubre de 2020
En Chile se está desarrollando un nuevo proceso Constituyente para que sus habitantes decidamos cómo vivir en las próximas décadas. Una Carta Magna, la de 1980, impuesta por la criminal dictadura cívico militar de Pinochet, rige a las y los chilenos, al pueblo Mapuche y demás pueblos originarios presentes en estos territorios y además a los nuevos/as habitantes de estos territorios, la ciudadanía migrante.
Hay que celebrar a los movimientos sociales, a los/as estudiantes secundarios/as y universitarios/as, a las mujeres y familias, por presionar y presionar para exigir cambios estructurales y una nueva Constitución. A pesar de todas las trampas que tiene este proceso constituyente, muñequeado de manera ladina por la corrupta clase política chilena, es la primera vez en la historia de la república chilena que la ciudadanía puede participar, en diversos grados, en la elaboración de una Carta Magna propia.
Este proceso se inicia con la rebelión pacífica iniciada el 18 de octubre de 2019, cuando los/as estudiantes secundarios/as y diversos movimientos sociales, exigieron dignidad, y una serie de demandas contra el modelo neoliberal, incluidas el rechazo a las desigualdades económicas, la corrupción, el terrorismo de Estado, y el lucro en educación, salud y pensiones. Desde esa fecha, la masiva protesta social fue cruelmente reprimida por agentes policiales y militares del Estado, lo que significó asesinatos, torturas, mutilaciones, desapariciones y prisión política. Antes, en 2005 y 2011, estudiantes secundarios/as y universitarios/as, también presionaron al gobierno para cambiar las leyes y normas centrales que nos rigen.
En este proceso constituyente, existen claros bloqueos y trampas impuestas por la clase política que la noche del 15 de noviembre actuó desesperada, pero ladinamente, para apaciguar las masivas y permanentes manifestaciones populares. El acuerdo político generado esa madrugada y luego en la Ley 21.200, que ordenó como será este proceso constituyente, son los carriles que rigen todo este procedimiento. Altos quórum de decisión (dos tercios), eliminación de plebiscitos temáticos, candidatos sólo de partidos políticos, inexistencia de la participación de los pueblos indígenas, nula equidad de género y advertencia de no revisar los tratados internacionales suscritos por Chile, es la abusiva forma de invitar a participar.
Sabemos la relevancia de participar en este plebiscito y luego en la Convención Constitucional para poner en discusión los temas de interés del Pueblo Mapuche y apoyar las demandas de la ciudadanía chilena en diversos ámbitos. Debemos exigir cambios políticos estructurales, económicos y sociales y sostener demandas en temas de plurinacionalidad, reconocimiento jurisdiccional, descolonización, plurilingüismo, participación política, y por supuesto una educación laica, gratuita y de calidad. A esto se debe agregar el acceso universal a Salud, Vivienda, Pensiones y servicios básicos, como agua potable, electricidad e internet. Y por supuesto la protección de la naturaleza y la defensa de los derechos humanos donde se contemple no más impunidad.
Desde Mapuexpress además invitamos a defender y hacer avanzar los derechos a la libertad de expresión, de información, de investigación y difusión. Elementos claves en estos tiempos de comunicación digital, pero que son la base de nuestro modelo de comunicación Mapuche, la red de werkenes de nuestras comunidades, familias y organizaciones, expresada en el modelo de “Werkenización de las Comunicaciones”.
No es la primera vez que comunidades y organizaciones mapuche se enfrentan a un proceso de conversación nacional donde se analizará y se establecerán las condiciones y reglas que regirán la vida política y social de nuestras sociedades. A modo de ejemplo, en 500 años, son numerosos los parlamentos que se han registrado desde la invasión europea a estas latitudes. Hay textos legales e históricos de la relación del Pueblo Mapuche con la corona española, como también con la naciente República de Chile, que generan un piso de jurisprudencia histórica e internacional respecto a cómo estos gobiernos se comprometieron a respetar la soberanía y autodeterminación Mapuche, la propiedad de la tierra y la potestad territorial, entre otros acuerdos.
Los Tratados de las Canoas (1793), Tapihue (1825), Tantauco (1826), Negrete (1803), entre muchos otros, deben seguir siendo la base para que comunidades, organizaciones rurales y urbanas, y representantes de la política, la academia, las organizaciones sociales, entre otras, se presenten a dialogar en este proceso constituyente.
La historia política y diplomática Mapuche no se inicia en 1810, y por tanto, la discusión sobre una nueva Constitución en Chile, para el Pueblo Mapuche debe ampliarse en el tiempo, pero también en cuanto a espacio y visión de mundo.
Los Tratados con la Corona Española y con la República de Chile deben tenerse presente como base para estos procesos, pero a esto se le debe agregar la necesidad y deber de la revitalización, fortalecimiento y desarrollo de nuestro Admapu, dimensión de esperanza y desafío de un Buen Vivir para este siglo 21, hiper tecnologizado, globalizado y con una grave crisis ambiental y sanitaria en el planeta. Por eso creemos en la relevancia de la cosmovisión Mapuche para vivir estos difíciles tiempos, al ser las personas en el mundo mapuche, parte de los ecosistemas espirituales, de la naturaleza, del itrofil Mogen.
Reconocemos y valoramos que en el pueblo Mapuche hay voces que señalan que este proceso constituyente en Chile es una nueva farsa. Los argumentos que tienen son validos y son parte de la diversidad política que existe en Wallmapu. Sus argumentos además se basan en ir construyendo autonomía e independencia en nuestras comunidades. Esta postura no es incompatible, creemos, con lo que está ocurriendo en Chile y con las demandas que Mapuexpress ha mantenido de manera permanente respecto a la libre determinación y defensa de los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas, pero también el compromiso de apoyar las luchas por la emancipación y autodeterminación de todos los pueblos.
Desde el proceso iniciado el 18 de octubre, que rechazó los 30 años de administración del modelo político y económico implantado por la dictadura cívico militar, Mapuexpress ha apoyado y apoya el cambio de la constitución pinochetista en Chile. Invitamos a participar y a avanzar desde una Convención Constitucional a una Asamblea Constituyente rechazando los sucios juegos de la clase política.
De igual forma llamamos al Pueblo Mapuche a continuar la lucha permanente desde las comunidades, organizaciones y familias por nuestra autodeterminación política y defensa de nuestros derechos colectivos en los ámbitos, sociales, culturales económicos y políticos, y la necesidad urgente de defender la naturaleza, la ñuke mapu, nuestros ecosistemas espirituales.
De esta misma forma, nos preguntamos: ¿A qué le teme la ultra derecha, los grupos patrióticos-nacionalistas, supremacistas y pro-dictadura con el rechazo en este plebiscito? ¿Temen que se vean afectados sus intereses políticos-económicos? ¿Temen que se desestabilice su poder y privilegios, explotación y saqueo? Vemos, con malestar, cómo estas organizaciones- que abogan paradójicamente por la paz pero promueven intencionadamente a la violencia- han recurrido a actos desesperados e insólitos en su campaña publicitaria, entre ellos: la utilización del miedo religioso, la discriminación contra la diversidad de las identidades sexuales, la insólita y vergonzosa apropiación de la canción del luchador social y músico Víctor Jara, la ilegal utilización de logos de cuestionadas instituciones y la apropiación de imágenes del estallido social para su campaña, entre otros. Es decir, han recurrido a un sin fin de actos exasperados, entre ellos, el fomento de los discursos de odio, para mantener vivo todo su legado de la dictadura en Chile y Wallmapu.
A 20 días del Plebiscito Constituyente, creemos, además, que es totalmente posible y debería ser un deber utilizar este proceso constituyente como un ejercicio para pensar y trabajar en la elaboración de una propia Constitución Política del Pueblo Mapuche. Hay varios pueblos, incluidos los que por diversas razones no tienen Estado, que tienen su propia Constitución. A esto se suma que en el Pueblo Mapuche hay experiencia de nuestras y nuestros Kimche, de nuestras comunidades, de nuestros/as estudiantes y académicos/as, y de una lucha política de siglos y especialmente en las últimas décadas de trabajo de resistencia en diversos temas, que permiten enfrentar un proceso constituyente en el Wallmapu. La creación de la Ley Indígena (19.253), con malos y buenos resultados, y la creación de la Ley Lafkenche (20.249) son ejemplos claros en que Peñi ka lagmien, trabajaron en legislación con diferentes sectores de la clase política, jurídica y parlamentaria de Chile. A esto se suma el intenso trabajo realizado en foros internacionales y por supuesto en el constante diálogo político local, regional y nacional que ocurre a diario en nuestros territorios.
Desde Mapuexpress, Pu Peñi, Pu Lagmien, ka Wenuy, llamamos a apoyar este proceso Constituyente, pero también llamamos a un Pewma Constituyente, para luego pensar y trabajar por nuestra futura Constitución Mapuche.
Compartimos este nuevo camino, en el que iremos a votar por una Convención Constitucional, sabiendo que el fondo de los problemas no radica únicamente en una constitución sino en el modelo colonial-patriarcal-capitalista-neoliberal que nos rige. Instamos a repudiar y denunciar toda forma la represión policial-militar que podría ocurrir en este período. Sabemos que como Pueblo Mapuche defenderemos nuestra independencia política, autodeterminación y soberanía, y lucharemos por salvaguardar los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas y de cada Mapuche.