Bastaron poco más de 15 años para que Carlo Acutis demostrara en vida su compromiso con los más desposeídos, con su espiritualidad y con su fe. Acutis era un adolescente católico italiano, estudiante, programador, amante de la música y el fútbol
Acutis nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, Inglaterra, donde trabajaban sus padres, Andrea Acutis y Antonia Salzano. Sin embargo, cuando tenía seis meses de vida, sus progenitores decidieron regresar a su natal Italia, a Milán, reseña la Agencia Católica de Noticias (ACN).
La vida de Carlo se extendería hasta su adolescencia, poco más de 15 años, exactamente hasta el 12 de octubre de 2006. Ese año murió a causa de una leucemia mieloide crónica mientras se encontraba en un hospital en la ciudad de Monza.
En febrero pasado, el papa Francisco anunció que Carlo fue proclamado venerable por la Iglesia Católica. Esto, tras aprobarse un milagro atribuido a él que permite su beatificación, es decir, su calificación como Santo. Todo se oficializará el próximo sábado 10 de octubre de 2020.
El proceso de beatificación incluye la exhumación de su cuerpo. Días atrás, su tumba se abrió en una ceremonia en el Santuario de la Expoliación en Asís, donde él decidió que reposaran sus restos.
La tumba se abrió con la presencia de distintos medios de comunicación. Fue allí que se observó cómo el cuerpo de Carlo, tras 14 años de haber sido inhumado, se mantenía intacto.
«Las imágenes de la conservación y el estado intacto de su cuerpo sorprendieron y se viralizaron rápidamente (…) Para muchos se trata de un hecho divino, aunque la conservación de los restos puede estar relacionada a razones terrenales. Una de ellas es la incorruptibilidad cadavérica, producida por la falta de oxígeno en el lugar donde yacen los restos», explica el reporte de ACN.
El padre Carlos Acácio Gonçalves Ferreira, rector del Santuario del Despojo de Asís, explicó que el cuerpo de Acutis “se encuentra en un estado muy íntegro, no intacto, pero íntegro. Conserva todos los órganos”, dijo, citado por ACN.
“Se han hecho trabajos sobre el rostro. Es bonito que por primera vez en la historia se pueda ver a un santo vestido con pantalones jeans, zapatillas deportivas y sudadera. Eso es un gran mensaje”, agregó el sacerdote.
¿Quién fue Carlos Acutis?
“Desde muy joven, Carlo parecía tener un amor especial por Dios, aunque sus padres no eran especialmente devotos. Su mamá dijo que antes de Carlo había ido a misa solo para su primera comunión, su confirmación y su boda”, detalla ACN.
Al joven italiano, que dedicó su vida a la tecnología, los videojuegos, la música y el catolicismo, le encantaba rezar el rosario cuando estaba solo. En tanto, cuando compartía con amigos o estaba en su colegio, defendía a los niños que sufrían burlas o eran molestados por otros. Mucho más si se trataba de personas con algún tipo de discapacidad.
Carlo era hijo único de una familia acomodada de religión católica, pero no practicante. En Milán, desde aproximadamente los tres años pidió a su madre que lo llevara a la iglesia para saludar a Jesús. También recogía flores de los parques de Milán para llevárselas a la Virgen.
Años más tarde, pidió a su familia hacer la primera comunión cuando tenía siete años. En esa época su vida transcurría entre sus estudios, juegos y actividades para ayudar los más necesitados.
La vocación de Acutis y el compromiso de ayudar a sus prójimos también se observó en los voluntariados que realizó en varios comedores sociales; incluso, llegó a guardar parte de su comida para dársela a quienes realmente la necesitaban.
A Carlo, en vida, lo llamaban “el ciberapóstol de la Eucaristía”, ya que se dedicó al catecismo de manera virtual. Así inculcaba su amor a Dios en muchos niños y jóvenes, mediante un proyecto virtual para difundir milagros eucarísticos y publicar testimonio de fe en varias páginas web.
Cuando era adolescente, Carlo fue diagnosticado con leucemia. Su reacción fue sorprendente: “Ofrezco al Señor los sufrimientos que tendré que padecer por el Papa y por la Iglesia, para no tener que estar en el Purgatorio y poder ir directo al cielo”.
Tres meses antes de su muerte, predijo su fallecimiento en un video grabado por él mismo y que encontró su mamá días después de su entierro.
“Cuando pese 70 kilos, estoy destinado a morir”, dijo Carlo frente a la cámara, mientras miraba al cielo con una sonrisa. Tras su fallecimiento, justamente cuando pesaba 70 kilos luego de caer en coma, fue enterrado en Asís, a petición suya, por su amor a San Francisco de Asís.
El milagro de Acutis
A Carlo Acutis se le atribuye el milagro de la curación de una enfermedad terminal a un niño de nacionalidad brasileña, en el año 2010.
El pequeño niño tenía una enfermedad irreversible del páncreas que, explica ACN, se curó tras tocar una reliquia suya. El hecho sucedió en la capilla Nuestra Señora Aperecida, en Campo Grande de Mato Grosso del Sur, Brasil, en compañía de su abuelo.
Tras certificarse el milagro, el 21 de febrero de 2020 el papa Francisco aprobó iniciar su proceso de beatificación.
La tumba de Carlo Acutis en Asís estará abierta al público hasta el 17 de octubre. La intención es que los fieles puedan acudir en peregrinación y observar el cuerpo incorrupto del santo, en pantalón jeans, zapatillas, camiseta y una chompa.
Entre tanto, el corazón del joven será exhibido como reliquia en la Basílica Papal de San Francisco de Asís.
La más próximo en la agenda católica se realizará el sábado 10 de octubre: la ceremonia en Asís para su beatificación. Según los organizadores, todo se hará con las pertinentes medidas de distanciamiento social y mascarillas.
La madre de Carlo, en entrevista difundida en aciprensa, señaló que su hijo intercedió por ella y quedó embarazada de dos gemelas, Francesca y Michele, que ahora tienen nueve años.
Ser originales y no fotocopias
El lema de Carlo se hace realidad en la vida corriente de un joven como tantos otros, muy pendiente del prójimo, que llegó a ser la mejor versión de sí mismo.
«Con sus primeros ahorros le compró un saco de dormir a un pobre a quien veía de camino a Misa. Podría haberse comprado otro juego para la videoconsola. ¡Le encantaba jugar a los videojuegos! Pero en su libertad decidió hacer un acto de generosidad», describen el portal de El Vaticano.
No fue solamente una vez que Carlo ayudó al desposeído. El día de su funeral la iglesia se llenó de grupos de “sin techo” que el joven Carlo había ayudado.
A Carlo le regalaron un diario y se le ocurrió usarlo para calificarse con “buenas notas”, si se portaba bien, y “malas notas” si no llegaba a sus expectativas. Así llevaba cuenta de sus progresos.
En ese mismo cuaderno apuntó: “La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios. La conversión no es otra cosa que desviar la mirada desde abajo hacia lo alto. Basta un simple movimiento de ojos”.
Era un “payaso natural” como alguna que otra vez comentó su madre, Antonia Salzano, en una entrevista. Hacía reír a la clase y hasta a los profesores. Pero se dio cuenta de que podía molestar a los demás, así que también se esforzó en ese aspecto.
Se preocupaba por los demás
El esfuerzo por hacer la vida agradable a quienes le rodeaban fue algo constante. Por ejemplo, no le gustaba que el personal de limpieza tuviera que recoger su desorden.
Entonces, comenzó a programar el despertador unos minutos antes para dejar la habitación ordenada y la cama hecha. Estos detalles no pasaron desapercibidos.
Raejsh, un hindú que limpiaba en casa de Carlo, quedó impresionado de que un “chico tan guapo, joven y rico” pudiendo hacer tantas cosas, decidiera vivir una vida sencilla. “Me contagió y cautivó con su profunda fe, caridad y pureza” diría más tarde. Así que decidió bautizarse y hacerse católico.
La pureza era otra de las luchas de Carlo. Para él, “en cada persona está reflejada la luz de Dios”. Le dolía cuando sus compañeros no vivían de acuerdo a la moral cristiana y los animaba a hacerlo. Les hacía comprender que el cuerpo humano es un regalo de Dios y que la sexualidad tiene que ser vivida como Dios lo había pensado.
“La dignidad de cada ser humano era tan grande que Carlo veía que la sexualidad también tenía que ser algo muy especial, porque era colaborar con la creación de Dios”, recordaba su madre.
Acutis disfrutaba también colocarse las gafas de bucear y jugar a “buscar basura del fondo del mar”. Quienes lo conocieron sostienen que cuando sacaba a los perros a pasear, siempre recogía la basura con la que se encontraba. Era su manera de mejorar su rincón del mundo.
La Eucaristía, su autopista hacia el cielo
La verdadera pasión de Carlo Acutis era la Eucaristía, “su autopista hacia el cielo”. Fue esto lo que llevó a su madre a la conversión, quien sólo había ido “tres veces a misa en su vida” pero que se dejó conquistar por el cariño del pequeño.
Para dar respuesta a todas las preguntas que su hijo le hacía, se apuntó a unas clases de teología. A los 11 años, Carlo comenzó a investigar los milagros Eucarísticos ocurridos en la historia.
Utilizó sus conocimientos informáticos y sus talentos para crear una web que recorría esa misma historia. Tenía 160 paneles que pueden descargarse de Internet en este enlace y que ya han estado en más de 10.000 parroquias alrededor del mundo.
En el verano de 2006, Carlo le preguntó a su madre: “¿Crees que debo ser sacerdote?”. Ella le respondió: “Lo irás viendo tú solo, Dios te lo irá revelando».
Al comienzo de ese curso, Acutis no se encontraba bien. Parecía una gripe normal, pero no mejoraba y sus padres lo mandaron al hospital. “De aquí ya no salgo”, dijo cuando cruzó las puertas del edificio.
Al poco tiempo se le diagnosticó una de las peores leucemias, de tipo M3.
“Está siendo sacerdote desde el cielo”, afirmó su madre, quien recuerda que “él no conseguía entender por qué los estadios de fútbol estaban llenos de gente y las iglesias vacías.
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