El presidente de Kirguistán, Sooronbái Zheenbékov informó que no firmó el decreto de estado de excepción porque habría desatado una escalada de tensión, declaró.
«Se exigió duramente usar la fuerza para calmar a los manifestantes, lo rechacé porque llevará a un conflicto y por eso no firmé el decreto de estado de excepción», explicó Zheenbékov, citado por su servicio de prensa.
Las protestas por presuntas irregularidades en las elecciones legislativas dejaron un saldo de un fallecido y más de 900 sufrieron lesiones en los disturbios.
Para no poner en riesgo las vidas humanas, el presidente kirguís afirmó que se abstuvo de usar fuerza contra aquellos que atacaron la Casa Blanca de Biskek, sede del parlamento y del gabinete presidencial.
«Ahora vemos qué peligroso es estar divididos en fracciones«, comentó Zheenbékov e indicó que «aquellos que quieren llegar al poder lograron su objetivo».
«Hoy la tarea número uno es restablecer la paz y el orden social en Kirguistán», dijo Zheenbékov al desear a todos la paciencia y la moderación.
También exhortó a «priorizar los intereses del Estado sobre los propios».
El domingo pasado, Kirguistán celebró unas elecciones legislativas al término de las cuales, de acuerdo con los resultados preliminares, los partidos progubernamentales Birimdik y Mekenim Kirguistán obtuvieron la mayoría de los escaños en el Parlamento con el 24,52 y el 23,89 por ciento de los votos, respectivamente.
El lunes, miles de seguidores de los partidos opositores que no superaron el umbral electoral del 7 por ciento salieron a las calles en Biskek para denunciar numerosas irregularidades en la votación y exigir la repetición de los comicios.
Las protestas derivaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
En la noche del lunes, los manifestantes ocuparon varias oficinas públicas, incluidas las sedes del Parlamento, el Gobierno y el ayuntamiento de Biskek.
También lograron que el Comité de Seguridad Nacional excarcelara a varios políticos presos, entre ellos el expresidente Almazbek Atambáev (2011-2017) y el ex primer ministro Sapar Isákov (2017-2018).
El presidente de Kirguistán denunció el martes un intento de toma violenta del poder e instó a poner fin a los disturbios, dejando claro al mismo tiempo que había dado la orden de no disparar contra los manifestantes para evitar un derramamiento de sangre.
Por su parte, la propia Comisión Electoral Central anunció que califica como no válidos los resultados de los recientes comicios y se comprometió a convocar nuevos comicios parlamentarios en dos semanas.
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