A comienzos de septiembre, Trump señaló que se reduciría en «un corto período» hasta 4.000 la cifra de soldados desplegados en Afganistán, y que pretendía seguir disminuyendo el número de efectivos en Irak hasta los 2.000.
Días antes, el jefe del Comando Central estadounidense, el general Frank McKenzie, había informado de que el contingente de militares de su país destacados en Afganistán se recortaría hasta 4.500 hacia noviembre próximo.
Asimismo, anunció que EE UU reducirá sus efectivos en Irak de 5.200 a 3.000.
Actualmente, los talibanes y el Gobierno de Kabul se encuentran en plenas negociaciones de paz en Catar; y el pasado martes unos 275 combatientes insurgentes se rindieron ante las fuerzas de seguridad en dos zonas del norte del país.
Aunque ambas partes en el conflicto afirman que sus fuerzas mantienen una posición defensiva desde hace meses, como parte de los esfuerzos para llevar a buen término las conversaciones, el nivel de violencia en el país ha ido en aumento en las últimas semanas.
Al menos 24 personas han muerto y decenas han resultado heridas en el este y el sureste de Afganistán a consecuencia de tres explosiones de vehículos bomba.
Con las conversaciones intraafganas se espera poner fin a casi dos décadas de guerra en Afganistán, que comenzó con la caída del régimen talibán tras la invasión estadounidense en 2001.
Desde el comienzo de la invasión de 2001 -sustituida por una misión de entrenamiento en 2014- han muerto en Afganistán 2.217 militares estadounidenses.
Estados Unidos tiene actualmente desplegados en territorio afgano cerca de 10.000 soldados.