La lentitud en la investigación del asesinato del joven Romario Veloz, a manos de un militar durante una protesta en octubre de 2019, llevó a su madre, Mary Cortez, hasta el frontis del palacio La Moneda para exigir justicia.
El pasado 20 de octubre, a solo dos días de iniciado el estallido social, el joven estudiante ecuatoriano de 26 años, fue asesinado en medio de una protesta ocurrida frente al Mall Plaza La Serena, por un disparo perpetrado por las fuerzas del Ejército que custodiaban el lugar.
A partir de entonces, Cortez, no ha parado de buscar todo tipo de instancias que permitan resolver el caso y condenar a los responsables. En septiembre, por ejemplo, fue invitada por la Comisión de Derechos Humanos del Senado para entregar su testimonio, y lo mismo había ocurrido semanas antes en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, las respuestas obtenidas en dichas instancias no han sido alentadoras.
“En la Cámara de Diputados, el señor Mario Desbordes lo único que dijo fue que, como yo no creía en el Ejército, ellos no iban a realizar un sumario, lo cual me pareció demasiado descabellado, no tiene nombre. Ellos hicieron un pacto de silencio y no van a dar su brazo a torcer. Yo no sé qué más hacer, ya he tocado todas las puertas posibles. Hemos ido al Senado, a la Cámara de Diputados, ahora a La Moneda, no sé qué más quieren ni qué más podemos hacer”, manifestó Cortez a Diario Universidad de Chile.
Las responsabilidades de la institución castrense que reclama la madre del joven asesinado apuntan directamente al general Jorge Morales, quien en octubre estuvo a cargo del Estado de Excepción Constitucional en la Región de Coquimbo.
Según Cortez, Morales sí habría colaborado en la investigación correspondiente a la otra persona asesinada en la misma región, Kevin Gómez, lo que contrasta con el hermetismo y silencio que ha guardado en el caso de Romario.
Esta situación, para Cortez, tendría que ver también con razones relacionadas con la procedencia y el color de piel de su hijo, algo que incluso se pudo notar en el día de su muerte.
La madre se enteró de la muerte de su hijo por redes sociales, «Han matado a un negro en las protestas«, decía un mensaje en Twitter. Nunca la llamaron desde el hospital al que fue trasladado el cadáver del joven y cuando lo localizó tampoco le dejaron verlo.
«El que mató a mi hijo lo hizo con dolo, como era negro era un blanco fácil«, lamentó Cortez y explicó que al caso de su hijo se suman las consecuencias del «racismo institucional» que han complicado todavía más la investigación.
“Los otros dos afectados no murieron, están mal, pero con vida. En cambio, como Romario era el único negro y más encima extranjero, se tiraron directo a matar. Romario Veloz no estaba tirando piedras, no estaba haciendo barricadas, no estaba saqueando el mall. Hay videos que se ve cuando él pasa, pero con un grupo de profesionales de la salud y compañeros de la universidad, pasa con las manos en los bolsillos, y aun así no tuvieron piedad”, denunció.
Junto con el de Romario Veloz son siete los casos de migrantes fallecidos en el en contexto del estallido social, y por los que aún no hay ni un solo responsable.
“Por algún motivo, los extranjeros, no aparecen. Quizás podrían tener miedo. Pero cabe decir que yo llevo 19 años en este país y el miedo, desde el momento en que me quitaron a mi hijo, para mí no existe, y si me van a matar voy a morir en mi ley. A mi hijo me lo quitaron por ser negro y por ser extranjero, así de fácil y sencillo”, indicó Mery Cortez.
«Yo pensé que con su muerte terminaba la historia, pero es ahí cuando empezó recién mi calvario», agregó en declaraciones a EFE.
Protesta en La Moneda
En l caso de Romario Veloz, existe un proceso judicial que partió con una querella en contra del Ejército, pero que aún no ha tenido ningún avance en un año marcado por la pandemia de COVID-19.
La defensa de la víctima busca que la institución demandada pueda colaborar con este proceso, partiendo por la disposición a realizar un sumario interno que pudiese determinar a los responsables de este hecho.
«Tengo que llamarle la atención a este caballero (el presidente Sebastián Piñera) de una forma u otra. No me ha valido el Senado ni la Cámara de Diputados, así que he venido a meterme en la boca del lobo», dijo la madre de Romario quien viajó 500 kilómetros desde la Región de Coquimbo hasta Santiago para exigir justicia.
Con el pecho al descubierto y el mensaje de «Justicia para Romario» escrito en la piel, Mery Cortez desfiló el martes por las calles capitalinas acompañada por varios miembros de organizaciones migrantes y pro migrantes, representantes del Colectivo Feminista 8M y organizaciones defensoras de derechos humanos y afrodescendientes.
Encaramada en la verja del Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo, increpó directamente a Sebastián Piñera y exigió que se investigue la causa de su hijo, por la que todavía no hay ningún agente imputado.
«Ya ha pasado un año y todavía no tengo nada para decirle a mi hijo: ‘Hemos logrado encontrar a tu asesino’«, clamó Cortez.
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