Mientras Trump y Biden pugnan por ver quién está más dispuesto a plantar cara a una China en ascenso, en Pekín, el presidente Xi Jinping aprovechó el 70º aniversario de la entrada del país en la guerra de Corea (1950-1953) para mandarles un mensaje bien claro: no queremos problemas, pero no les tenemos miedo.
Sus palabras resonaron con fuerza en el Gran Salón del Palacio del Pueblo de Pekín, donde se dieron cita veteranos de guerra, gerifaltes del Partido Comunista y militares de alto rango para escuchar un discurso conmemorativo cargado de retórica victoriosa y nacionalista, informó el diario español La Vanguardia.
“Hace 70 años, los invasores imperialistas abrieron fuego sobre el umbral de una nueva China”, dijo Xi. “El pueblo chino comprendió que hay que utilizar un lenguaje que los invasores puedan entender: combatir la guerra con guerra y detener una invasión por la fuerza, ganando la paz y el respeto mediante la victoria. El pueblo chino no buscará pelea, pero no la teme (….). No nos temblarán las piernas ni agacharemos la cabeza”, remachó el dirigente comunista.
En octubre de 1950, Pekín entró en la guerra coreana con el envío de tropas a través del río Yalu, fronterizo con Corea del Norte. Los chinos perdieron unos 200.000 soldados y el conflicto terminó con la firma de un armisticio, lo que no evita que el relato oficial chino sostenga que obtuvieron una contundente victoria. “Nunca más los invasores han tratado de ocuparnos”, destacó el presidente más poderoso desde los tiempos del Gran Timonel.
En otra clara alusión a Washington, Xi aseguró que ningún país o ejército, “no importa lo poderoso que fueran alguna vez”, será “rechazado” si intenta desafiar a la comunidad internacional. “En el mundo actual, cualquier unilateralismo, proteccionismo o ideología de interés propio es inviable, así como el recurso al chantaje, el bloqueo o la presión extrema”, añadió.
El mandatario agregó que China necesita acelerar la modernización de las fuerzas armadas para contar con un ejército de primera clase bajo el “liderazgo absoluto” del Partido Comunista, y volvió a advertir a los que aspiran a que Taiwán sea un estado independiente de pleno derecho. “Nunca permitiremos que nada ni nadie invada y divida el territorio sagrado de nuestra patria”, subrayó. Seguro que al otro lado del Pacífico los candidatos han tomado nota de con quien se la jugarán si obtienen el cargo.