Acaba de cumplir 50 años, lleva 36 ganándose las monedas con la música, empezó a meter las manos en ella desdelos seis o siete. Va a sacar un disco nuevo -Mágico- donde la gente eligió los temas que incluye más un par de canciones inéditas, se atreve a innovar en el sistema de entregar este nuevo trabajo -descargable desde un sitio web para quienes vayan a su concierto del 17 de abril en el Caupolicán, atento a todo lo que ocurre y con una enorme motivación y sabiduría musical. Es Joe Vasconcellos. Que a esta altura, con su décimo trabajo ad portas, ya no requiere presentación, no requiere revisar su paso musical por Chile, sino que es preferible centrarse en su decir sobre lo que ocurre con su trabajo y con el de otros, en esta pega que conoce desde abajo, “y eso es importante porque la amo. Sigo a mis cincuenta años amando esta profesión como lo más maravilloso del mundo”.
Y sin cansancios ni crisis, asume estar súper estimulado musicalmente, gracias a sus hijos de seis y nueve años que lo han llevado a indagar en nuevas sonoridades e instrumentos. El metal gracias a su pequeño y las cuerdas gracias a su niña que pidió un violín. Y contento añade, ya que le gusta el trabajo que ha hecho, “voy para el décimo disco, tranquilo, conociendo músicos nuevos, conociendo bandas, y probablemente vaya a seguir haciendo música y experimentando con timbres nuevos. Creo que estoy lleno de pega por delante, siento que hay harto que hacer”.
Un hacer que además se ha ido adelantando y renovando de acuerdo a las nuevas tecnologías y a los cambios que ofrece el mercado de la música, y que buscó ahora la opinión del pueblo para concretarse. Así lo explica Joe: “fue una muy buena idea. Porque en un momento dado la cosa se puso muy farandulera, demasiado fútil, demasiado ordinaria. Estar viendo a dos mujeres, agarrándose de las mechas y miles de periodistas alrededor… eso por lo menos, en mi educación, no es motivo de orgullo, es motivo de vergüenza. Lo que prima ahora es matar por raiting y no soy de esa generación, no mato por raiting… entonces este encuentro pacífico y amoroso con la gente ha sido fantástico. Significa que hay un público que todavía sigue creyendo que se pueden hacer las cosas sin tener que caer tan bajo”. Y ellos eligieron la mayoría de los temas, “pero me di la libertad -explica el músico- de poner “Los peces no gritan” y de agregar dos temas inéditos”, que son “Una constelación” compuesto para la reinstalación de la obra “Verbo América” de Roberto Matta y el merengue “Aché monina” creado junto a Chichí Peralta y que nunca incluyó en vivo o discos por coincidir con el impacto que le generó la caída de las Torres Gemelas, donde perdió a amigos de infancia. Temas todos estos que incluirá en vivo, más otros gustos personales, y que registrará para un futuro DVD, donde “queremos poner en práctica la escuela de hacer cosas en vivo, documentar a la gente, ver cómo haces para que la gente participe, que se escuche al compadre diciendo: ‘Joe, oye Joe, oye po conchitumare’”.
Vasconcellos apunta que además el disco responde a los cambios que está viviendo la industria cultural, y bromea que para “los fetichistas, los dinosaurios, los que leemos las carátulas, y nos gusta saber que tocó fulano o mengano” igual van sacar copias en formato tradicional, pero hoy el mundo mira en otra dirección, por ejemplo, dice que hay sitios en la red donde tú pagas para que te lean un libro, ya no lo lees más. Recuerda que cuando tuvo problemas con la industria, “grité, porque sentía que no era necesario que pasara eso, pero eso me llevó no a seguir reclamando, ni seguir alegando, eso ya está superado, nosotros tenemos una relación fantástica con lo que queda de la EMI, tenemos una relación muy buena con nuestra gente y no nos quedamos, no estamos pegados, sino que vamos para adelante ya que hay mucho que entregar y el mundo sigue dando vuelta y hay muchos formatos. Y el principio de internet, cuando se le escapó de las manos a la CIA, pasó a ser de todos y es una forma de llegar a todos”.
Alegría, festejo e incomprensión
Pero no todo marcha de manera ideal, ya que el músico siente que si bien el público de hoy busca celebrar y regocijarse de una manera sana y amorosa en cada jornada musical, hay muchos o una parte de Chile que no lo asume o no le conviene verlo y asumirlo. “Siento -indica- que lo que está pasando ahora fue lo que soñé cuando me dijeron que llegaba la alegría. Cuando dejé Brasil en la época de Color de Mehlo, sentía que ese país estaba entrando en un torbellino de corrupción y perdición, que incluso estaba afectando mi trabajo, entonces me vine para acá con mis tambores a seguir esa alegría. Y me encontré que en los noventa se acabó la solidaridad, se acabó el Canto Nuevo, se acabaron muchos recitales, y quedamos como que había que empezar todo de nuevo. En mis primeros recitales en las primeras filas eran mujeres y grupos gays. Por qué se daba eso, porque en esos recitales la gente podía bailar sola y nadie se agarraba a combos, porque no propiciaba eso, y era el tiempo donde muchos recitales terminaban a golpes, ya que teníamos el toque de queda atravesado aquí”.
Mientras pasaban los noventa Joe cree que algunos empezaron a encontrarse con íconos de alegría, como la batucada, la salsa y otros ritmos. En cambio recuerda que en los años ochenta cuando trabajaba en la orquesta del casino de Viña del Mar, tenía que tocar puras cumbias, “con los huevones con la corbata en la cabeza, pero a la hora de decir te gusta la cumbia, todos decían no, la cosa tropical es cosa de rotos. Pero hoy no tenemos ese rollo”. Aunque explica que hay jóvenes que no saben que hay mártires del carrete, “que hubo quienes murieron en la cancha para que ellos puedan hoy estar carretiando. Hubo momentos en que el carrete fue motivo de lucha política, mi derecho a carretiar”.
Pero lamentablemente, cree que “aún seguimos teniendo la sensación los proveedores de contenidos de carrete y los carreteros, que hay un pedazo del país que no ha entendido nada todavía, y que no quiere entender nada y que al no entender que si no puedes con ellos, debes unirte, utilizan la idea de destruirlos”. Entonces, añade, eso es una cosa que tiene que ir pasando, “y creo que la fuerza del amor por estar juntos, por la necesidad de compartir dentro de este proceso que estamos viviendo es más grande… en algún momento vamos a tener que encontrarnos, y por ejemplo esos canales de televisión que dan dibujos animados porque no tienen contenidos, deberían darse cuenta que tienen mucho contenido que mostrarle a la gente, y van a tener que pegarse la cachada que ese público, también es un público que consume, que opina, y debemos saber que, lamentablemente, Chile es el único país de América Latina que porque a un presidente se le ocurrió, borró las fechas de carnaval de nuestras fechas festivas. Siendo que somos un país pechoño y católico, y eliminamos una fiesta católica, entonces ahora andamos inventando carnavales en cualquier época del año. El carnaval es uno sólo, y en los países donde el carnaval funciona es porque la gente lo siente suyo”.
¿Eso tiene que ver con la idea de imponer desde arriba cuando se debe celebrar o cuando debe llegar la alegría, y no que salga desde la gente?
Claro, eso demuestra un gran distanciamiento de la gente, y ese paternalismo debe parar. Aunque creo que eso está cambiando y está cambiando con la reacción de los pingüinos, está cambiando desde nuestros jóvenes, y naturalmente es algo que se está dando. Cómo vas a frenar algo que es inevitable, o sea la alegría tu no la puedes controlar, mira lo que pasa con la cueca. La cueca no puede ser por decreto, y ahora tiene una fuerza porque se eliminó eso. Hoy puedes ir a ver cueca cualquier día del año, con grupos nuevos, con cabros cuequeros, con look cuequero, con actitud cuequera. Cuando te dicen esto tienes que bailarlo y así se baila, te caga. Cuando te lo imponen lo matan, si la cosa no nace del folk, se muere, por eso el folklore es la expresión del pueblo.
¿Sientes que hoy es un momento rico musicalmente y que tu trabajo ha ido reflejando eso, y que incluso te adelantaste a ciertas cosas?
Veo, por ejemplo, en el disco “Esto es sólo una canción” un tema que se llama “Héroe del día a día” que es un tema dedicado al ambulante. Los Juana Fe volvieron a rescatar al ambulante y viene con fuerza. En ese momento era como ‘qué está cantando este huevón’, y no es una visión arrogante, es una visión de percibir tu entorno, de estar atento, y percibir y amar a tu gente, amar tu cultura, sobretodo en un país como Chile. Además nosotros en nuestra historia musical no tenemos ningún compromiso, ni tantas rigideces, en el fondo cuando empecé a mezclar samba con cueca, con cumbia, con otros ritmos, me decían hazlo no más. Por eso podemos decir, vamos probemos, y ese espíritu es lo que me encanta en la nueva leva, en lo que viene, es como Banda Conmoción, que es lo más grande que hay, o Tomo como Rey, o La Sonora Barón. Todo este rescate, todo ese trabajo es muy hermoso, y además les da pega, los obliga a estudiar, la trompeta no es llegar y tocar, tienes que estudiarla, lo que es muy positivo, porque tienes que adquirir conocimiento y ojo, adquirirlo desde tu trinchera, para tu necesidad y eso es lo que se está dando, y me tiene muy feliz”.
Aunque señala Joe, todo esto hay que tomarlo con harto cuidado “por el tema ambiental, por como le estamos dejando la casa a los cabros para que sean felices, sin olvidarnos que tenemos problemas. Podemos festejar y bailar, pero en medio del baile hay que recordar que en Mehuín está la cagá, que en el sur hay problemas, entonces la idea es unirnos y creo que la música y los espectáculos son el espacio más democrático que tenemos los artistas nacionales para expresar un sentimiento nacional, un sentimiento colectivo”.
por Jordi Berenguer
Fotos de Evelyn Cazenave
Onda Corta – El Ciudadano
+ info: www.joevasconcellos.cl