Durante la madrugada del 31 de octubre de 2010, un vehículo marca Peugeot 206 conducido por un sujeto en estado de ebriedad colisionó contra un colectivo Nº 17 en pleno centro de Temuco. En el lugar fallece el chofer del colectivo y quedan heridos los 4 pasajeros. Siendo el más grave un joven músico, que hasta el día de hoy vive con secuelas de esa noche.
El conductor ebrio era un cabo segundo de Carabineros, que finalmente fue condenado solo a tres años de pena remitida y la suspensión de la licencia de conducir.
Por Francisco Henríquez
Mientras la comunidad de Temuco y los medios de comunicación nacionales se conmocionaban ante la muerte del carabinero Eugenio Nain tras un operativo en el sector de Metrenco, Paulo Acuña Pichún (31) recordaba otro episodio donde el protagonista era un funcionario de Carabineros. Una fatídica escena que casi termina con su vida en 2010.
El pasado 31 de octubre se cumplieron 10 años de aquel accidente protagonizado por un funcionario de Carabineros en estado de ebriedad, que provocó la muerte de un conductor de taxi-colectivo y con Paulo luchando meses por su vida en distintas clínicas de Temuco y Santiago.
Luego de una década de intervenciones médicas y de superar distintas enfermedades, incluso una adicción a los fármacos, Paulo reflexiona sobre su vida, el rol de la justicia y el actuar de Carabineros de Chile, mientras intenta construir una nueva vida de la mano de una de sus grandes pasiones: la música.
Este joven actualmente trabaja en Uber Eat y estudia un Diplomado en Pedagogía de la Música. El fin de semana pasado, mientras realizaba un reparto por el centro de Temuco vio la carroza que llevaba el cuerpo del carabinero baleado en La Araucanía.
“Vi dos caballos negros preciosos y una carroza que debe valer millones. Me pareció surrealista ver el trato que se le daba a una muerte cuando exactamente 10 años pude haber muerto por culpa de uno de ellos; que se saltó una luz roja, en exceso de velocidad y, encima, iba ebrio”, relata Acuña, mientras abre una herida que no termina de sanar.
¿Qué recuerdas de esa noche?
En una fiesta discutí con mi polola de aquel entonces. Así que decido irme sólo. Caminé varias cuadras para tomar un colectivo. Me subí a uno que esperó hasta que se llenara para salir. Luego llega una pareja de pololos y les cambio el puesto para que se vayan juntos, por lo que me pasé al asiento del copiloto. Avanzamos unas cuadras y nos choca un bólido por el lado derecho.
Recuerdo estar colgando por la ventanilla del copiloto, con ganas de pararme e irme para mi casa. De hecho, me lancé de la ventanilla con ese fin. Estaba intentando pararme, no podía y unas chicas que estaban ahí me decían que esperara a la ambulancia y que no me moviera. Seguí intentando pararme hasta que me desmayé y desperté en una camilla en el hospital con mi madre agarrándome los brazos y yo gritando como un energúmeno. Tenía heridas superficiales, como cortes en la ceja, en el cuello, en la cara, entre otras. Luego de curarme esas heridas me realizan un escáner, que dio como resultado una hemorragia interna. Ahí vino lo complicado.
¿Qué pasó ahí?
Básicamente comenzaron a operarme una y otra vez durante todo el día para detener la hemorragia. Hasta que, a las cuatro de la mañana del otro día, el doctor habla con mi mamá y le dice que no sabía que más hacer conmigo, pero que había contactado a un doctor con más experiencia, llamado Héctor Losada, de origen colombiano pero radicado en Temuco. Él me salvó la vida. Me abrió y se dio cuenta que la hemorragia venía del hígado, así que lo cortó en dos y me cerró. Me llevaron del Hospital Regional a la Clínica Alemana de Temuco con un 9% de probabilidad de sobrevivir. Ese momento lo recuerdo perfectamente. Mi madre decía: “Paulo aguanta, Paulo aguanta”, mientras sentía que desvanecía.
Me entubaron para poder respirar por la tráquea. No podía comer así que me alimentaban por la nariz. No controlaba el esfínter, orinaba por sonda, tuve neumonía, peritonitis y me tuvieron que hacer diálisis un tiempo. Junto con eso estaba la presión de la Isapre que le pedía constantemente a mi mamá trasladarme a Santiago, porque no tenía convenio con la clínica donde estaba.
Finalmente me fui a Santiago en un avión ambulancia. Allá me fui despertando y sintiéndome cada vez mejor. Tuve que aprender a hablar de nuevo, a comer, a pararme y a caminar, no tenía fuerzas ni para sostener un lápiz. La primera vez que comí gelatina me corrían las lágrimas de emoción.
¿Cómo fue tu recuperación?
Carreras y relaciones fallidas, problemas con familiares. Desarrollé una adicción a los opiáceos. Me daban una droga que se llama Fentanil, que es 100 veces más fuerte que la Morfina. Me transformé en un junkie full time. Primero para tener 15 minutos de placer y luego para aplacar la abstinencia. Al final tomaba eso para sentirme normal. Para poder estar sentado sin temblar o sudar. Todo esto lleno de mentiras. Ahora trato de responder con acciones, porque las disculpas no valen nada. Llevo más de dos años limpio y lo que aprendí en rehabilitación es poner todo en una balanza. Estuve enfermo, pero no le hecho toda la culpa al paco. Perdí 10 años de vida, pero aprendí 10 años.
¿Qué opinión tienes de la justicia?
Fue todo tan trucho. Que le hicieran el alcotest dos horas después del choque, en la misma comisaría donde trabajaba, que hiciera la pena en su casa, que le dieran de baja -ni siquiera tengo la certeza si efectivamente no sigue siendo carabinero. Una vez llegó un sobre a nuestra casa, donde nos comunicaban que se llegó a un acuerdo con el carabinero y que iba a recibir una indemnización de $500 mil pesos, y la viuda del chofer del colectivo iba a recibir un auto y un millón de pesos. No sé porque le dieron tan poco tiempo. A veces me gustaría preguntarle si sabe todo el daño que nos provocó durante estos años
¿Qué esperabas de Carabineros de Chile durante este proceso?
Conociendo la institución no esperaba nada. Dentro de mí, sabiendo que la misión es cuidar y proteger al pueblo, me hubiera gustado si quiera una carta, una visita o algún gesto o una disculpa. Por último, que se acercaran a conversar en persona cuando ya estaba bien para tener alguna explicación respecto a todas las irregularidades que hubo en la detención de esta persona. Una conversación tranquila y sin violencia hubiera sido suficiente. Finalmente vemos cómo funciona la institución, velan por sus propios privilegios e intereses, el resto que se jodan.
¿Cuál es la nueva vida que estas construyendo?
Primero que todo agradezco a mis fieles amigos que estuvieron siempre en la puerta de mi casa, haciendo rifas y fiestas para apoyarnos como familia. Sobre todo, mi familia y mi madre, que fue la gran luchadora, cuidándome día a día y noche tras noche, sin descansar. Me siento afortunado por haber tenido a toda esa gente a mi lado. Todo esto me ayudó a conocerme y trabajar para ser mejor persona.
Este verano rompí el tabú de bañarme sin polera en la playa, porque entendí que mi cuerpo está hecho a base de heridas de guerras. Aún tengo heridas abiertas y eso me hace estar más agudo con el significado de la vida. Me hace dar cuenta cuán real es todo, ya que tanto un grano de arena como una roca, si las lanzas ambas terminan en el fondo del mar. Cuando mis heridas estén completamente curadas podré saber qué es lo que quiero hacer por el resto.
Quiero trabajar para poder conocer más el mundo. Poder trabajar en otro país. Creo que me lo debo, me hice mucho daño. No quiero molestar más a mi familia y recuperar los 10 años que perdí. Todo esto acompañado de la música y el arte, por eso estoy estudiando. Para poder transmitirles a los niños que el arte no es sólo un hobbie como nos han hecho creer. Con que podamos cambiarle la vida a alguien, a una sola persona, creo que es algo bonito.