La ONG ambientalista Greenpeace denunció que la biodiversidad en el mar de Argentina está gravemente afectada. La causa sería las exploraciones sísmicas que realizan buques de prospección petrolera en esa área. Específicamente se refieren a las aguas que comparten Buenos Aires, Mar del Plata y el oeste de Tierra del Fuego.
La agencia Sputnik reseñó que Greenpeace basó sus señalamientos en un monitoreo satelital realizado entre abril de 2017 y mayo de 2020. Tras analizar los resultados, terminaron comparando el mar argentino con una especie de “campo minado”.
Asimismo, alertaron que un área identificada como centro de exploración sísmica es la Península de Valdés. La Unesco declaró esta región Patrimonio de la Humanidad, porque recibe la mayor población reproductora de ballenas franca austral.
La ONG recuerda que esta región posee “un inconmensurable valor ambiental y ecológico de biodiversidad». Allí habitan ballenas, delfines, elefantes y lobos marinos, pingüinos y cientos de aves.
Exploraciones sísmicas en alta mar
En los últimos tres años, el Gobierno argentino entregó más de un millón de kilómetros cuadrados de mar. El propósito es permitir allí la búsqueda de petróleo, al menos hasta el 2025. La agencia Sputnik explicó como se realizan las exploraciones sísmicas:
“La exploración sísmica se realiza con un buque explorador que arrastra cañones de aire comprimido que realizan disparos bajo el agua cada 8-20 segundos. Las ondas sonoras viajan al fondo del océano y penetran el lecho marino”.
“El reflejo o eco de este sonido es captado por sensores remolcados detrás del buque de exploración. Los datos recolectados se utilizan para crear mapas submarinos detallados, que las compañías petroleras necesitan para localizar y determinar los puntos a perforar”.
En el caso de los buques que monitoriza Greenpeace, estos generan un disparo cada 10 segundos. Entonces, cada punto en los mapas que elaboraron representa un reporte de posición del buque de prospección durante la operación de exploración sísmica. Además, cada movimiento implica entre 180 y 300 explosiones aproximadamente.
Consecuencias devastadoras para el ecosistema
La ONG denuncia que uno de los principales problemas de esta técnica es que las explosiones generan sonidos que pueden superar los 250 decibeles. En otras palabras, los ruidos son tan potentes que sobrepasan al generado por el despegue de un cohete espacial (unos 200 decibeles).
Además, cada estudio sísmico puede cubrir un área de 300 mil kilómetros cuadrados, equivalente a la provincia de Buenos Aires. En tanto, eleva los niveles de ruido de fondo 100 veces, de forma constante y durante semanas o meses.
Greenpeace sostiene que las ballenas y otros cetáceos están directamente en peligro, porque son animales que dependen en gran parte del sentido del oído para comunicarse, navegar por el mar y detectar su alimento.
Entonces, esas explosiones generan graves impactos en su bienestar y los afecta negativamente. Incluso, pueden sufrir muerte por ahogamiento, lesiones masivas, varamientos en las costas, disminución en los avistamientos de poblaciones, ausencia de grupos de cópula y de madres con crías.