Por Jennifer Mujica
La pandemia de Covid-19 ha cambiado las dinámicas del mundo, por supuesto que la dinámica electoral no se quedó atrás.
Transcurre otra jornada electoral para el continente americano. En la escena mediática de este último trimestre del año, se posicionaron las aguerridas elecciones de Bolivia y las controversiales elecciones de Estados Unidos.
Son las elecciones presidenciales de Estados Unidos las que han hecho un ensordecedor ruido en el continente. Nos referimos a los principales operadores del asedio contra Venezuela, que usan como excusa la narrativa de la democracia, y que ahora se encuentran envueltos en una burbuja tóxica que está a punto de explotar.
Los comicios estadounidenses continúan con su faena irregular, se recuerda la desconfianza del presidente estadounidense, Donald Trump con los votos anticipados o por correo, método que tiene tiempo desarrollándose en diferentes estados, pero con la pandemia tomó más fuerza su aplicación. Es decir, ya la cantada de fraude estaba latente.
Siendo un hecho la denuncia de fraude por parte de Trump, la polémica continuó de la mano de la Corte Suprema con apoyo de las investigaciones de los fiscales por aparentes irregularidades experimentadas en dicho proceso. Sin ánimos de profundizar en el funcionamiento de ese arcaico proceso de elección, es preciso comentar el papel de los medios en este meollo. Pues, los grandes medios de comunicación se mantienen en la contracampaña hacia Trump.
En este sentido, más allá de los dos partidos que han monopolizado la escena política, son los brazos corporativos los que invierten en quien quieren como vocero en la Casa Blanca. Así lo demuestran las “recaudaciones” hechas por entes financieros, Wall Street, corporaciones farmacéuticas, las grandes empresas tecnológicas y más. Las inversiones han sido enormes, y logran forzar el empuje a la Casa Blanca.
El pronostico es difuso. Sin embargo, las cartas están echadas, Joe Biden será el próximo presidente de EEUU, hasta el gabinete anunció.
Aunque de algo estamos seguros, los grandes poderes corporativos son los que están, de alguna manera, enfrentándose para definir tal situación en un escenario complicado a nivel geopolítico.
Las elecciones de Venezuela en el ojo yanke
Ahora bien, sea Biden o sea Trump, la política exterior de Estados Unidos no cambiará, las amenazas a Venezuela continuarán.
Es bien sabido que Trump ha dictado sanciones hacia Venezuela durante estos últimos años, las cuales han afectado duramente al pueblo venezolano, pero esto no hace que la contraparte sea diferente, o que maniobre de manera distinta. Biden y compañía, mantienen conexiones con el complejo militar-industrial y son arquitectos para elaborar Golpes de Estado e incluso invasiones.
Las amenazas de la administración de Trump durante estos últimos años han sido constantes. La aplicación de medidas coercitivas a Venezuela han sido su arma financiera para bloquear cada vez más a la nación latinocaribeña y afectar la vida cotidiana de su pueblo.
Aunado a eso, el no reconocimiento a las elecciones presidenciales de 2018, para luego aceptar la autoproclamación de un personaje, ha sido la otra táctica en ese manual, absurdo para estas épocas, que aplica EEUU cada vez que un gobierno no está en sintonía con sus intereses. Luego de esa autoproclamación, que es el acto más antidemocrático que se ha visto en la historia del continente, EEUU de inmediato reconoció tal hecho para continuar con su fatídico plan de desestabilizar y saquear a Venezuela.
Lamentablemente, los partidos de oposición al chavismo se han plegado a las directrices del norte, en no participar y en no reconocer cualquier proceso que se acerque a la democracia. Hecho repudiable porque ¿cuáles partidos en el mundo no buscan participar en unas elecciones?
Ante los complicados pronósticos, Venezuela continúa en la lucha del pulseo geopolítico.
Las elecciones de este 6 de diciembre son claves porque reacomodarán la institucionalidad que mermó mientras la oposición al chavismo mantuvo el control en el parlamento. Además, de ganar el chavismo la mayoría de la Asamblea Nacional, éstos crearán una especie de muro de contención necesario para los embates imperialistas por venir, esto es crucial para preservar los cimientos de la República Bolivariana.
En definitiva, el gobierno bolivariano se ha mantenido firme en la apuesta por el diálogo político para la resolución de los conflictos, a pesar del escenario oscuro que se avecina, esperemos que gane quien gane en EEUU evite escenarios nefastos para la humanidad.