En España uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza, un dato que empeoró tras la crisis de 2008 y que podría agudizarse aún más durante la actual pandemia de coronavirus.
El ex alto comisionado de la lucha contra la pobreza, el sociólogo y diputado del Partido Socialista (PSOE), Pau Marí-Klose, explica lo difícil que es de entender que el país tenga una de las tasas de pobreza infantil más altas mientras es la cuarta economía de la Unión Europea (UE).
«Es difícil de entender y de explicar. Se trata de una anomalía. Claramente estamos en un lugar en el que no nos corresponde estar», dice sobre unas cifras que sitúan a España al lado de países como Rumanía o Bulgaria, con rentas per cápita sustancialmente más bajas.
«Es una combinación de diferentes factores: un mercado de trabajo que no trata bien a las familias jóvenes con hijos, un mercado de la vivienda que genera dificultades de acceso para las familias más jóvenes, la llegada tardía de contingentes de inmigración a los que les faltan recursos sociales para escapar de la pobreza», desgrana el sociólogo, que además, agrega otro motivo fundamental: «Sobre todo, hasta este momento, un sistema de protección que no se ha ocupado de los más desfavorecidos».
«Con la llegada de la crisis económica de 2008 se produjeron situaciones dramáticas en las que la pobreza infantil se expresó de forma muy cruenta en forma de malnutrición, de desahucios»
Marí-Klose cuenta cómo hasta ahora «ha habido cierta indiferencia hacia este tema», a pesar de que se conoce que existe una «situación anómala» desde hace muchos años, como apuntan informes internacionales, entidades sociales o el mundo académico. «Ante estas denuncias muchas veces se negaba la situación», dice el experto, que sostiene que la llegada de la crisis económica de 2008 ya hizo imposible esconder la realidad: «Se produjeron situaciones dramáticas en las que la pobreza infantil se expresó de forma muy cruenta en forma de malnutrición, de desahucios».
Así, fueron estas situaciones las que «generaron una cierta reacción» e hicieron «que se cobrara conciencia política». Finalmente, en 2018 se creó el Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, momento a partir del cual este asunto entró en la agenda política: «Es un tema que se está abordando con cierta determinación», sostiene el entrevistado.
Entre las políticas puestas en marcha a partir de entonces, el sociólogo destaca la implantación del ingreso mínimo vital (IMV), políticas de carácter educativo para tratar las dificultades de aprendizaje de estudiantes en situaciones económicas vulnerables que conducen al fracaso, así como abordar situaciones como el cierre de los comedores escolares en verano o la falta de acceso al ocio educativo. «Es un tema que tardó mucho en entrar en la agenda, que se ignoró», concluye Marí-Klose.
¿Por qué fue un tema invisible durante tanto tiempo?
Uno de los motivos de este prolongado olvido, en opinión del ex alto comisionado, se encuentra en que «históricamente se pensó que la responsabilidad principal en este tema corresponde a las familias», es decir, «se creía que eran las familias las que tenían que ocuparse de sus propios miembros».
Sin embargo, para el experto, actualmente, este asunto «está cada vez más presente» en comparación con épocas pasadas. Así, recuerda que en el año 2007 «era un tema muy descuidado» y que cuando la crisis económica hizo que saliera a la luz pública, «la reacción política fue muy lenta por parte del gobierno del Partido Popular en ese momento, que negaba incluso el valor de estadísticas oficiales que mostraban que era un tema acuciante».
Ahora, según Marí-Klose, la pobreza infantil «ha entrado en la agenda con fuerza» y, tras la creación del Alto Comisionado, comenzaron a adoptarse las primeras medidas en 2019, «fundamentalmente con la mejora de las prestaciones por hijo a cargo» y contemplando nuevas partidas en los presupuestos para 2021.
Para este diputado del Partido Socialista la pobreza infantil constituye «una asignatura muy importante dentro del Estado de bienestar»: «Es una asignatura pendiente para que podamos decir que somos una sociedad realmente decente», resume.
Pau Marí-Klose cuenta que este problema «durante mucho tiempo no era reconocido como problema por las autoridades públicas, se negaba la existencia de la pobreza, se decía que realmente no había pobres en España». Así, la sociedad española tuvo «una imagen estereotipada de la pobreza muy relacionada con las imágenes del tercer mundo».
«Nosotros no tenemos niños que llevan harapos, desnutridos, enfermos, provocado por la privación», dice el experto, que explica que el tipo de pobreza en España tiene otras caras: «Tenemos muchos niños que viven en situación de mucha desventaja social. Niños abocados a situaciones que llevan a que se desenganchen de los estudios, que no tienen las mismas oportunidades de ocio, que sufren obesidad porque su dieta no es equilibrada. Esa situación de pobreza no era reconocida como tal por muchos agentes políticos y sociales».
El sociólogo considera que la actividad de las entidades sociales y académicos es clave, puesto que ponen de relieve las implicaciones que tienen estas situaciones «en términos de justicia social, pero también para la cohesión de un país a largo plazo, para que no se produzcan fracturas irreparables». «Estamos dejando a mucha gente atrás, personas que desde muy pequeños sufren condiciones adversas que suponen un lastre para su carrera educativa», relata.
Bienestar y consecuencias
El experto explica, además, que la pobreza tiene dos dimensiones: la del bienestar y la de las consecuencias a largo plazo. «Cuando la pobreza entra por la puerta de un hogar el clima de tranquilidad se va por la ventana», afirma Marí-Klose, que también es contundente al aseverar que «la pobreza infantil deja cicatrices que se arrastran a lo largo de toda la vida».
Entre esas cicatrices se encuentran las relacionadas con la salud. Así, los niños pobres tienen una probabilidad más alta de desarrollar afecciones sanitarias, de pasar más días en casa sin acudir al colegio por enfermedad y una propensión más alta a la obesidad.
«Estamos en una situación todavía muy mala, pero que tiene un horizonte esperanzador»
En cuanto a las consecuencias que produce la privación en la vida de la persona y en sus oportunidades vitales a largo plazo, «hay estudios muy interesantes de economía cognitiva que muestran que en condiciones de adversidad las personas sometidas a situaciones de mucho estrés no son capaces de tomar las decisiones óptimas», cuenta el experto, que apunta que «se genera un colapso cognitivo».
Otras consecuencias tienen que ver con la esperanza de vida, con diferencias de hasta 27 años entre barrios ricos y barrios pobres: «Tenemos nuestro tercer mundo dentro del primer mundo», apunta a este respecto Marí-Klose. También la movilidad social, que apenas se produce si no existe intervención de las administraciones públicas en el contexto educativo, por ejemplo.
«Estamos en una situación todavía muy mala, pero que tiene un horizonte esperanzador», es el mensaje positivo que el ex alto comisionado para la pobreza quiere transmitir.
Para conocer en profundidad todos los aspectos relacionados con la pobreza infantil, sus causas y consecuencias, de la mano de este experto, les invitamos a que vean la entrevista completa.
Cortesía de RT