Los espectadores rusos tienen un gran conocimiento de danza en general y dan la impresión de apreciar y amar la danza española en particular, dijo Rubén Olmo, bailarín, bailaor, coreógrafo y director del Ballet Nacional de España.
Este 16 de diciembre, el Ballet Nacional de España participará en la gala del festival de ballet internacional Dance Open, celebrado anualmente en la ciudad rusa de San Petersburgo, y estrenará la pieza Capricho español: la coreografía de danza española, estilizada con toques flamencos, creada por Miguel Ángel Corbacho para la música de una de las obras más conocidas del compositor ruso Nikolái Rimski-Kórsakov.
«Siempre que he actuado en Rusia, bien con mi compañía o con el Ballet Nacional de España, que ha actuado en el país desde 1985, he tenido la impresión de que el público conoce, aprecia y ama la Danza Española (…) En mi opinión, el público ruso es el mayor especialista en danza de todo el mundo», afirmó Olmo en declaraciones, preguntado sobre qué impresión le da Rusia y su público al Ballet Nacional de España.
También expresó su convicción de que los espectadores en Rusia no se quedan simplemente impactados e impresionados con lo que ven, sino reconocen la dura labor que realizan los bailarines y el equipo de la compañía y la «técnica necesaria para dominar al mismo tiempo la percusión con los pies y con un instrumento, los palillos o castañuelas».
Supernado las barreras
Inicialmente, el Ballet Nacional de España debía llegar a San Petersburgo en abril pasado, pero debido a la gravedad de la pandemia del COVID-19 y su rápida propagación, así como por las medidas restrictivas tomadas al respecto a escala nacional y global, los organizadores del festival Dance Open se vieron obligados a posponer el evento en formato presencial y la compañía tuvo que cancelar su actuación.
Sin embargo, al enfrentarse con la nueva realidad, los artistas no cesaron los ensayos y continuaron planificando el viaje, mientras esperaban a que se suavizaran las restricciones impuestas por coronavirus y se anunciara la nueva fecha de la gala del festival.
«La gestión de los trámites legales y el traslado ha sido más complejo de lo habitual, de tal forma que nos hemos visto obligados a desistir del proyectado viaje de toda la compañía para ofrecer un programa completo al público de San Petersburgo y limitarnos a participar tan solo en la Gala, opción que permitía que solo viajara un reducido grupo de artistas», señaló Olmo preguntado sobre qué es lo más difícil en el proceso de organizar una gira al extranjero en medio de la pandemia.
Asimismo, añadió que los requisitos de entrada y salida de España y Rusia no dejaban de cambiar —»incluso hasta unos pocos días antes de viajar»— lo que también ralentizó la tramitación del viaje.
«Para obtener los visados especiales de entrada en Rusia era necesaria una carta de invitación del Ministerio de Cultura ruso», indicó el director del Ballet Nacional de España.
Además, el grupo de artistas de la compañía que iba a San Petersburgo tenía que seguir un estricto calendario de pruebas del COVID-19, tanto en Madrid como en San Petersburgo, ya que ambos países le exigen a cada viajero que desea visitar su territorio que proporcione una prueba negativa de coronavirus, explicó Olmo.
Agregó que el traslado en avión desde Madrid hasta San Petersburgo también resultó complicado de organizar.
«La reducción de las rutas aéreas por parte de las aerolíneas en todo el mundo ha añadido escalas (Madrid-Londres-Moscú-San Petersburgo) a un trayecto en avión que en otras ocasiones era directo o con una sola escala», puntualizó el bailarín.
Intercambio cultural
Cuando los organizadores del festival Dance Open solicitaron al Ballet Nacional de España que tomara parte en su gala anual, junto con otras destacadas compañías del mundo, Olmo encargó a su asistente de dirección, Miguel Ángel Corbacho, la «creación de una coreografía que simbolizara el intercambio cultural sin perder de vista las raíces españolas», dice el comunicado de prensa difundido por la compañía.
Rimski-Kórsakov compuso su obra orquestal Capricho español, Op. 34 en 1887, aunque empezó a trabajar en los primeros esbozos en 1886. La estructura de la obra cuenta con cinco movimientos: Alborada, Variazioni (Variaciones), Alborada, Scena e canto gitano (Escena y canto gitano) y Fandango asturiano.
Miguel Ángel Corbacho seleccionó los dos últimos movimientos y creó una «suite dividida en cuatro bloques que aúnan estilización con castañuela, anotaciones flamencas y la riqueza del baile español con bata de cola».
«El resultado es una coreografía con una gran fuerza, dinamismo y complejidad que refleja la particular visión de la danza estilizada de Miguel Ángel Corbacho, muy influenciada por el flamenco, a la vez que respeta el estilo de baile grupal que identifica al Ballet Nacional de España», señala la compañía en otro dossier de prensa.
Olmo calificó la pieza creada como espectacular y muy enérgica, capaz de reflejar la «pureza de la danza española y también los nuevos aires».
«El elenco de bailarines seleccionado representará de forma maravillosa al Ballet Nacional de España en San Petersburgo», destacó Olmo, citado en la nota.
La grabación de la música de Rimski-Kórsakov utilizada para la gala en San Petersburgo fue realizada por la Joven Orquesta Nacional de España, dirigida por Josep Vicent, en el Auditorio y Palacio de Congresos de Zaragoza en 2005.
Yaiza Pinillos diseñó el vestuario de las bailarinas, mientras que el de los hombres es del Fondo de vestuario del Ballet Nacional de España. Mientras, Eduardo Solís es responsable del diseño de iluminación, se precisa.
Después de que el Ballet Nacional de España presente su Capricho español este 16 de diciembre en la Gran Sala de Conciertos Oktiabrski en San Petersburgo, la obra formará parte del repertorio de la compañía para futuras giras.
Cortesía de Sputnik