Adolfo Millabur lanzó oficialmente su candidatura como constituyente

Actual alcalde de Tirúa, líder de Identidad Lafkenche y co-creador de la Ley Lafkenche, fue proclamado como candidato a ocupar uno de los 7 escaños reservados para el pueblo originario mapuche.

Adolfo Millabur lanzó oficialmente su candidatura como constituyente

Autor: Absalón Opazo

El alcalde de Tirúa, líder de Identidad Lafkenche y co-creador de la Ley Lafkenche -que hoy protege cientos de kilómetros de costa de proyectos extractivistas- fue proclamado como candidato a ocupar uno de los siete escaños reservados para el pueblo originario mapuche. Seguirá el camino independiente que siempre le ha caracterizado, sin sumarse a ningún partido político en su postulación.

El anuncio ocurrió este miércoles 23 de diciembre durante un futxa xawun (reunión crucial) en el rewe de Kolliko, en la comuna de Saavedra, región de La Araucanía, que contó con la participación y el respaldo de un centenar de lonkos, kimche (poseedores de sabiduría ancestral), y dirigentes de organizaciones territoriales.

El longko del aylla rewe de Tolten, Alfredo Caniullan fue uno de los dirigentes que anunció la decisión: «Hemos tenido una reunión fructífera donde se nombró a Alfonso Millabur como werken para que lleve nuestro mensaje a la clase política de este Estado que nos ha reprimido desde la pacificación de la Araucanía hasta ahora. Por fin se ha abierto esta puertecita».

Millabur, por su parte, aceptó la propuesta: «Agradezco esta tarea que se me ha encomendado. Me voy con el corazón lleno de compromiso. Cuando estemos dentro de los 155, las decisiones se tomarán con el pensamiento del kume mongen. Nosotros los pueblos tenemos la oportunidad histórica de aportar en esta crisis de la civilización eurocéntrica. La nueva constitución se va a escribir con el pensamiento de la América morena».

Millabur deberá dejar su quinto periodo como autoridad municipal, tras un largo recorrido político que empezó en 1992 como concejal, a pesar de haber sacado la primera mayoría individual. En 1996 fue elegido como el primer alcalde mapuche del país y se mantuvo en el cargo por tres periodos consecutivos. Luego perdió una elección, para ser elegido nuevamente en 2012, con lo cual aún le quedaría un periodo para postular como alcalde.

A pesar de ello, comunidades y organizaciones de todo el territorio le solicitaron postular como constituyente para representar al pueblo mapuche a través de los escaños reservados en la redacción de la nueva carta fundamental.

Ley Lafkenche

Sus capacidades y responsabilidad política quedaron patentes en 2008, cuando logró, junto a la organización Identidad Lafkenche, la creación de la Ley N° 20.249 que destina un Espacio Costero Marino para los Pueblos Originarios (ECMPO), más conocida como “Ley Lafkenche”, quizá el más importante triunfo político del pueblo mapuche de las últimas décadas. También es vicepresidente de la Asociación de Municipalidades con Alcalde Mapuche (Amcam).

Esta trayectoria lo valida como un interlocutor capaz de representar el ideal de kume mongen (buen vivir en equilibrio natural) que une a todo el pueblo mapuche y a gran parte de los chilenos y chilenas, tal como quedó manifestado durante el estallido social de octubre, 2019.

Millabur recalcó en ese sentido que el desafío será realizar campaña a nivel nacional, ya que los escaños reservados para pueblos originarios serán votados a través de una sola papeleta en todo el país, uno de los obstáculos generados en la negociación que durante un año se desarrolló a puertas cerradas en el Congreso.

«Se vienen tres meses de intenso trabajo. Tenemos que hablar con los peñi y las lamgen de Arica a Punta Arenas, porque los y las candidatas mapuche sacaremos votos en todo Chile. Una tarea dura, pero bonita», dijo Millabur.

El dirigente también planteó la intención de establecer contacto con los y las demás candidatas del pueblo originario mapuche para organizar una estrategia conjunta ante un escenario lleno de obstáculos definidos por la “vieja política”: Una cantidad limitada de asientos para los grupos validados por la población en el estallido social; plazos insuficientes para inscripciones y campañas; exigencias burocráticas para los votantes; además de un escenario complejísimo de entender para la población.

Todo, en un escenario donde aún se mantiene a cientos de manifestantes privados de libertad, a pesar de que fue gracias a ellos y ellas que se logró este proceso democratizador.


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