En un potente ejercicio de sistematización, en el 2020 el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) elaboró un eco-glosario que permita ser un instrumento para la discusión territorial en torno al proceso constituyente actual que se vive en Chile.
Uno de los conceptos centrales que se caracteriza es el de bienes comunes naturales, eje de diversas demandas socioambientales, como por ejemplo del Movimiento por el Agua y los Territorios, y que ha permitido abandonar la noción mercantilista e instrumental de recursos naturales.
Según lo señalado en el eco-glosario, los elementos naturales serían bienes comunes a todos los seres vivos y a la Naturaleza, siendo inapropiables por su condición misma de permitir la vida, como el agua y la semilla.
Es importante señalar que el término bienes comunes naturales no remite a la idea de propiedad sino más bien al de bienestar común, en que humanos, animales y la Naturaleza toda es parte de ese entretejido, por lo que también se le asocia a la idea de que la Naturaleza posee derechos intrínsecos que no son definidos por las necesidades otorgadas por los seres humanos sino por su propia existencia, lo que implica necesariamente descolonizar la idea misma de Naturaleza.
Los cerros, los animales, las chacras, los espíritus para las comunidades andinas, como diría el agrónomo peruano Grimaldo Rengifo, serían parte de nuestra parentela, conformando una comunidad de parientes a los cuales cuidar, celebrar e integrar en todas nuestras acciones. Es así que cuando una comunidad estaría de fiesta también lo estarían sus animales, plantas y muertos.
Tomando las reflexiones de Rengifo, de organizaciones y comunidades originarias, nos hemos ido acercando a la idea de bienes comunitarios naturales, considerando ya no sólo a los elementos naturales como elementos comunes a todo ser sino también como parte de una comunidad de pertenencia, de parientes, trascendiendo lo comunitario a diversas vivencias colectivas de sentido.
Somos comunidad desde múltiples experiencias vitales, desde lo familiar, barrial, territorial, como pueblos, organizaciones, movimientos sociales, donde confluyen y nos entretejemos con la Naturaleza, siendo Naturaleza, cuerpos de agua, y justamente el desafío de hablar de bienes comunitarios naturales es pensarnos desde ese lugar, enraizadas en territorios, ecosistemas y flujos de aguas.
Se nos avecina un proceso constituyente institucional en Chile, en que la defensa de los derechos de la Naturaleza será un eje fundamental a posicionar entre colectividades socioambientales, y por lo mismo es fundamental visibilizar que la actual crisis social, ecológica y sanitaria a nivel global se basa en la perpetuación de una forma histórica de explotación hacia la Naturaleza y a diversos pueblos.
Transitar más allá del extractivismo adquiere día a día un carácter de urgencia, sobre la base de la defensa de otras formas de entender y situarnos como Naturaleza, es por ello que nuestro compromiso es seguir en el camino hacia la recuperación de los bienes comunitarios naturales.
Francisca Fernández Droguett
Integrante del Movimiento por el Agua y los Territorios-MAT, del Comité Socioambiental de la CF8M y de la Cooperativa La Cacerola. Candidata a la Convención Constitucional por el Distrito 10 en la Lista Movimientos Sociales Unidad de Independientes.