Un equipo de científicos ha quedado desconcertado al encontrar en el satélite Rea el compuesto químico hidracina que suele ser utilizado como combustible para cohetes.
Tras un estudio de geología y topografía de la superficie de este satélite, la misión Cassini comprobó que Rea tiene muchos cráteres con temperaturas que oscilan entre -173 °C y -240 °C. Además, su superficie tiene una rica composición química.
Luego de haber realizado varios viajes cercanos al satélite, según publica NewScientist, la misión ha analizado los datos obtenidos por el espectrómetro de sonda ultravioleta y entre las características esperadas notaron una extraña línea de absorción amplia de materia desconocida con una longitud de onda de 184 nanómetros.
«Observamos una profunda depresión en el espectro, nos preguntamos qué podía ser y supusimos que se trataba de algún tipo de hielo de agua. Fue un misterio para nosotros durante mucho tiempo», explicó Amanda Hendricks, coautora del estudio.
De esta manera, los experimentos de laboratorio detectaron que los elementos que generaban esta extraña línea pueden ser el monohidrato de hidracina (N2H4) y el cloroformo (CHCI3). Al no encontrar ninguna fuente natural posible para la presencia de cloroformo en el satélite, los investigadores concluyeron que la fuente de la misteriosa línea es la hidracina que, además de ser usada como combustible para cohetes, es considerada un líquido extremadamente tóxico.
Los científicos sugieren que la presencia de este compuesto químico puede explicarse por las reacciones en las que intervienen el hielo de agua y el amoníaco o inclusive que haya llegado desde otro satélite.
En un principio surgió la versión de que la hidracina pudo haber salido de la propia misión Cassini, ya que utiliza este combustible para sus motores, pero las maniobras cerca de los satélites helados de los motores no están involucrados, por lo que se ha excluido esta posibilidad. Además, durante las observaciones espectrales de otros satélites fríos de Saturno no se había observado esta línea.
Cortesía de Sputnik
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