Activistas Irantzu Varela y Laura Redondo debaten sobre el borrador de Ley Trans en España

La periodista Varela y la psicóloga Redondo dan sus impresiones sobre la posibilidad de aprobar un instrumento legislativo para que la población transgénero gane en derechos

Activistas Irantzu Varela y Laura Redondo debaten sobre el borrador de Ley Trans en España

Autor: Sofia Belandria

En España se discute un borrador de una ley para las personas transexuales que no ha dejado indiferente a casi nadie y que ha provocado un gran debate dentro del Gobierno y del movimiento feminista.

El borrador de la Ley Trans que ha presentado el Ministerio de Igualdad propone, entre otras cosas, lo siguiente:

  1. Permitir dentro de todo el territorio español el cambio de sexo en el documento de identidad desde los 16 años sin necesidad de pruebas médicas, psicológicas o tratamientos hormonales previos, como lo establece la ley de las personas LGTBI del año 2007.
  2. Contemplar el acceso a tratamientos hormonales desde la pubertad, si la persona así lo requiere.
  3. Permitir que las personas de identidades no binarias, es decir, que no se sienten ni hombres ni mujeres, puedan solicitar que en sus documentos oficiales se elimine la mención del sexo.
  4. Y contemplar el acceso a tratamientos reproductivos para las «personas trans con capacidad de gestar».

Esta propuesta ha recibido apoyos y críticas dentro de distintas corrientes del movimiento feminista. Unas argumentan que vestirá de derechos a un colectivo oprimido, como lo es el transexual; y otras denuncian que se borrará el papel y las luchas de las mujeres.

Para conocer más sobre este debate, conversamos con dos mujeres que tienen visiones diametralmente opuestas sobre la Ley Trans. Una de ellas es Irantzu Varela, periodista y militante feminista, y la otra es Laura Redondo, psicóloga jurídica-forense y, también, militante feminista.

¿Qué piensan de esta ley y en qué le va a repercutir al resto de la sociedad?

Irantzu Varela: Yo creo que era una ley necesaria porque se han ido dando pasos a lo largo de los años para cumplir con los tratados internacionales que hablan de la despatologización de la transexualidad y quedaba pendiente hacer una despatologización real.

Creo que a la sociedad le va a repercutir en el sentido de que hay un colectivo especialmente vulnerable que va a poder ser sujeto de más derechos, no sé si de todos los derechos de manera completa, pero, desde luego, va a ser un avance en los derechos de un colectivo que vive una situación muy especial de vulnerabilidad. Entonces creo que es un avance para toda la sociedad.

Laura Redondo: Este borrador, por mucho que se posicione como ley trans, realmente lo que hace es determinar el sexo y eso lo que hace es afectar a toda la población. No estamos hablando de intervenir sobre una población en concreto, estamos hablando de que las consecuencias repercuten en la sociedad en su conjunto. Esto además tiene tres bloques principales a los que perjudica: las mujeres, los menores de edad y, por paradójico que suene, a las propias personas transexuales. Por poner un ejemplo, en base a lo que este borrador implica, si una niña tiene comportamientos estereotipadamente masculinos, se da por hecho que nació en un cuerpo equivocado y debía haber sido niño, y si sus progenitores alegan que esto sexismo y que su hija es libre de ser como desee sin estereotipos de género, pueden ser acusados de negligencia. Y si hay profesionales que nos negamos a que no se salvaguarde a los menores, también podemos ser perseguidos por odio. Todo porque se parte de que hay esencias genéricas, lo que es neurosexismo, y es falso.

¿Ser mujer es un deseo, un derecho o es una condición biológica?

Irantzu Varela: Yo creo que la feminidad como la masculinidad es una construcción, pero que esto no es nada nuevo, esto lo explicaba perfectamente Simone de Beauvoir hace más de medio siglo, entonces las sociedades hemos consensuado y hemos educado a los cuerpos marcados como mujeres para que nos comportemos de una feminidad que es una construcción y nos sintamos identificados con ello.

Entonces, es una identidad que tiene muchos prismas, tiene que ver con una manera de sentirse, tiene una manera de estar en el mundo y una manera de cómo se es leída como mujer. Entonces, es una identidad muy compleja que, a mi entender, desde luego que no soy la única que lo piensa, no tiene que ver con el determinismo biológico, que, además, cuando ese determinismo biológico la humanidad lo ha utilizado como argumento nos ha llevado a consecuencias muy nefastas. Creemos que la biología es una excusa para legitimar las diferencias.

Laura Redondo: Mujer se denomina a quien pertenece al sexo femenino de la espacie humana. Parece mentira que a estas alturas tengamos que discutir que hay dos sexos y que realmente no nos reproducimos por esporas, hay un binarismo biológico y, por supuesto, hay que actuar con unos protocolos específicos con las personas intersexuales, pero esto no significa que hay tantos sexos como personas. Esto es una corriente acientífica. Además, esta variable de sexo es fundamental tenerla presente porque presenta la base de la desigualdad de la mujer. No tener en cuenta el sexo implica no ver la desigualdad estructural respecto al sexo y que esto tiene repercusiones sociales incluso de la propia salud. Por ejemplo, el COVID-19 afecta más a los hombres. Pues ahora se pretende que esta variable sea a la carta, eliminando su significado, y poniendo en riesgo, e incluso neutralizando, todas las políticas e intervenciones que se sustentan sobre ella. Pretenden blindar deseos individuales por encima de la realidad, la seguridad y la evidencia.

El borrador habla de la necesidad de despatologizar la transexualidad ¿En qué consiste despatologizar la transexualidad?

Irantzu Varela: El hecho de la despatologización de las realidades trans no es una reivindicación del movimiento trans, ni siquiera de un sector del feminismo, es un consenso internacional. Es decir, hay tratados internacionales que se han ido firmando en las Naciones Unidas, que España ha ratificado, en la Unión Europea, que España ha ratificado, en la Organización Mundial de la Salud.

Es decir, hay instancias internacionales de las que España participa y tratados internacionales que España ha firmado, que piden la despatologización de las realidades trans en el sentido de que las personas que sienten una identidad de género determinada que no se corresponde con la que se le asignó al nacer, puedan llevar un proceso de transición, si así lo desean, sin necesidad de tener un diagnóstico ni psiquiátrico ni ninguna tutela médica que les diagnostique una enfermedad porque ya hace años que no existe la disforia de género como una enfermedad, entonces no se puede diagnosticar una enfermedad que no se considera una enfermedad.

Entonces, lo que se exige, que no es una reivindicación de las personas trans ni específica del Estado español, sino una recomendación de las Naciones Unidas, de la OMS y de la UE, es que las personas trans puedan llevar una vida acorde con su identidad, que es real y nadie tiene que cuestionar, y por lo tanto, nadie tiene que ratificar, ni siquiera el personal médico, y que se les acompañe en la medida que lo necesiten en sus procesos de hormonación, de intervenciones o en los procesos que necesiten para que puedan tener una vida que se corresponda con su identidad. Esto es una reivindicación internacional consensuada.

Laura Redondo: Le llaman despatologizar a lo que en realidad es negar problemáticas de la salud mental como la disforia, y abandonar de manera negligente a quien tiene malestar clínicamente significativo por la incongruencia entre su sexo y los roles de género sociales. 

Además, perjudican al colectivo ya que niegan que la disforia sea una problemática, cuando aparece en manuales de referencia como el APA (Asociación Estadounidense de Psicología) o la propia OMS, cambiado el nombre por incongruencia, pero manteniendo su presencia ya que el malestar clínico significativo es real. Incluso grupos específicos de trabajo del APA (2012) ponen de manifiesto que se debe evaluar por el bienestar de las personas.

Por tanto, es ineludible una evaluación psicológica que garantice ante qué estamos realmente, más cuando investigaciones como la de Litman (2019) ponen de manifiesto que la población más afectada por mala praxis en disforia son homosexuales (41%), chicas (82,8%), y con problemáticas en otros trastornos (62,5%). Es decir, afecta más a quien tradicionalmente se ve más oprimido por el sexismo, y se empeora la intervención de personas con problemáticas y psicopatologías previas.

En suma, lo que hay detrás de esto es un gran estigma contra la salud mental, corrientes acientíficas y bulos que se dan por verdad que perjudican tanto a esta población como a toda la sociedad porque lanza el mensaje de que hay que negar toda problemática psicológica.

El borrador de la ley plantea garantizar un proceso de hormonación desde la pubertad, si la persona así lo desea ¿A esa edad una persona está lo suficientemente preparada para tomar una decisión así?

Irantzu Varela: Esto no es una decisión arbitraria, obviamente no es un capricho, es ser coherente con una identidad sentida. Es algo mucho más profundo que una decisión que alguien toma. Por ejemplo, estamos en una sociedad a la que no le ha preocupado nunca, desde que existe la píldora anticonceptiva, que a las niñas desde la pubertad se nos den hormonas para solucionar cuestiones relacionadas con el acné, con los desarreglos de la menstruación.

Vivimos en una sociedad que no se ha preocupado porque se hormone a las niñas, sin consentimiento de las niñas ni de las madres o padres, entonces este argumento da a entender que las personas trans necesitan una tutela. Cuando luchábamos por el derecho al aborto considerábamos que una persona de 16 años puede tomar una decisión de si quiere o no ser madre, pues una persona trans que tiene una identidad sentida clara y que es su identidad, no un invento o un capricho arbitrario, tendrá que tener la capacidad de ver hasta dónde quiere llevar esa transición, pero la preocupación por las hormonas me parece una pantalla, un escudo que antes nunca había existido cuando nos estaban hormonando para que fuéramos mujeres según los cánones de los estereotipos de género. Las hormonas me parecen una excusa, nadie quiere estar hormonando indiscriminadamente a menores, se trata de que a las personas que tienen una identidad clara, y es sorprendente lo claro que lo tienen criaturas siendo muy jóvenes, se les pueda acompañar en un proceso para ver en qué medida quieren llevar esa identidad.  

Laura Redondo: La edad de cambio registral se cifra en 12 años con permiso de los progenitores y 16 sin permiso. Asimismo, se desgarantiza el proceso no permitiendo evaluación ni psicológica ni médica sobre estas cuestiones. ¿Desde cuando se medica a alguien sin cerciorarse de qué casuística presenta la persona? Tenemos una normativa nacional e internacional que prioriza el bienestar superior de los menores de edad y que en el momento en el que hay que tomar decisiones se realiza una evaluación, en este caso psicojurídica. Con este borrador, lo que se está haciendo es anular esa garantía de los derechos y anular ese proceso de validación exponiendo a una gran negligencia y a poner, incluso, a los menores en riesgo de sufrir maltrato infantil.

De hecho, hay un caso paradigmático, que es el de Keira Bell en el Reino Unido, donde llevan años con estas políticas identitarias y que ahora se están revirtiendo por todo el daño que se ha demostrado que tienen. El caso de Keira Bell, que ha sido muy polémico y ha tenido a muchos profesionales de distintas disciplinas, ha puesto de manifiesto que no se puede consentir ni siquiera con 16 años los tratamientos hormonales porque las personas a esa edad, debido al desarrollo psicobiológico, a la madurez cognitiva, no están preparados como para ver todas las consecuencias que esto tiene a largo plazo. Por eso no se puede permitir que a partir de los 12 años se induzca a los menores de edad a tener esa inconsistencia y que no se le diga de manera sana, en un primer lugar, que tienen que aceptarse, sino que se les induce a tratamientos que son muy invasivos y que luego son irreversibles y producen secuelas y medicalización de por vida. ¿Dónde se ha visto que se medique a alguien independientemente de qué casuística presente la persona? Es una negligencia total. Este borrador lo que hace es inducirlo desde las propias instituciones.

¿Cómo afecta la vida de las personas trans no tener una ley para ellos?

Irantzu Varela: Las personas trans tienen un índice de pobreza, un índice de precarización, de desempleo infinitamente mayor que las personas CIS [cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual], tienen una esperanza de vida menor, un índice de suicidios superior. Hay cifras, que suelen ser frías, pero suelen ser difíciles de neutralizar, que demuestran que las personas que viven realidades trans están en una situación de vulnerabilidad, pero que no tiene que ver con su identidad, sino en cómo la sociedad ha construido un marco para relacionarnos y para que puedan tener sus derechos.

Entonces, el hecho de tener una ley que garantice que pueden desarrollar su identidad en libertad, como las personas CIS, es para ponerlas en igualdad con el resto de la sociedad. En el día a día esto se manifiesta en que ahora, tal y como están las condiciones para las transiciones, pues se dan situaciones en las que las personas tienen una documentación que indica un sexo registral que no se corresponde con su aspecto, o tienen unos nombres o datos que no se corresponden con su aspecto físico y esto les dificulta viajar, alquilar, encontrar trabajo y trámites básicos del día a día. Entonces, se trata de que las personas trans puedan tener una vida en igualdad que las demás personas CIS, que es lo mínimo que se le puede pedir a una sociedad democrática: que todas las personas tengan los mismos derechos y oportunidades.  

Laura Redondo: Al contrario de como se hizo con la ley 1/2004 contra la violencia de género, para esta población no se han hecho unos estudios específicos para valorar las necesidades reales que tienen y nos encontramos con que se utilizan datos sin fuentes o con parcialidad, lo que resulta escandaloso, más cuando en los pocos estudios que se aportan se habla de personas transexuales, pero tengamos presentes que esta ley no habla de esta población, sino del paragua «trans», donde entra quien tiene incongruencia entre su género y su sexo. Ni siquiera esta definición está validada, mucho menos hay estudios sobre necesidades específicas, sino que se aplican como si se tratara de la violencia estructural que viven las mujeres cuando no son tipologías análogas.

Lo que sí se expone desde el Ministerio de Igualdad cuando fue la consulta pública, fueron los datos de la FRA (Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea) del 2019 sobre población LGBTI, y si se hace una comparativa con el estudio que hicieron sobre la mujer y la violencia en 2014, en prácticamente todas las categorías las mujeres están en peor situación. Esto debe instar a hacernos distintas preguntas: ¿cómo se prioriza un grupo con una definición inespecífica y no avalada?, ¿cómo los datos no son de estudios con garantías científicas?, ¿cómo no se ve prioriza a las mujeres desde las políticas del Ministerio de Igualdad cuando los ratios de precariedad y violencia son mayores ponderando la población? Es más, la normativa de 2007 ya garantizaba poder hacer un cambio registral. Ahora, esta nueva ley, lo que se propone no tiene que ver con aquellas casuísticas que se presentaban. Obviamente la sociedad ha avanzado, pero, por ejemplo, ahora se permite que la persona tenga un nombre masculino, apariencia masculina y cambie el sexo. O sea, el sexo lo que hacen es que sea una cuestión jurídica, a elección. Eso abre la puerta a un montón de abusos que en ningún momento se pueden permitir en una ley.

¿Esta ley restaría derechos a las mujeres? ¿Provocaría un «borrado de la mujer»?

Irantzu Varela: Es que a mí el argumento del borrado me resulta hasta difícil contraargumentarlo porque no entiendo como mujer CIS, cómo me va a suponer un perjuicio a mí que haya personas que se identifiquen como mujeres tanto como yo, pero que viven una opresión añadida que implica no ser leídas como mujeres por el total de la sociedad o tener que pasar por unos requisitos determinados para ser consideradas como mujeres. No entiendo que esas mujeres al tener los mismos derechos que yo me pueda perjudicar.

Yo creo que el hecho de que colectivos vulnerables alcancen plenitud en sus derechos nunca va a perjudicar a quienes estamos organizadas en torno a la reivindicación de que todas las personas tengamos los mismos derechos. Todos los argumentos que van en esa línea me suenan a la amenaza de querer seguir manteniendo una posición de privilegio que nos da el hecho de haber nacido mujeres y no haber tenido que pasar por ningún proceso concreto para ser consideradas como tal.  

Laura Redondo: Las mujeres hemos tenido que conquistar derechos para neutralizar esa discriminación en base al sexo, y si el sexo se difumina, ¿cómo vamos a hacer políticas o intervenciones profesionales para tratar de revertir esa desigualdad? Claro, la cuestión básica radica en que si, por ejemplo, no hubiera cuota por sexos, seguiríamos sin poder pasar el techo de cristal. Si esa medida equitativa se neutraliza porque cualquiera pueda elegir su sexo a la carta, lo que hacemos es que se borra jurídicamente a la mujer de las leyes y se borra la presencia de las mujeres a nivel social, como en el deporte, en las cuotas, y se invisibilizaría no solo a la mujer, sino  a todas nuestras casuísticas específicas, como enfermedades de parto, menstruación, endometriosis, todo eso se difuminaría y se invisibilizaría la razón de nuestra opresión, que es la jerarquía en base al sexo, por lo tanto, no podríamos ni siquiera luchar contra la violencia machista, eso desarticula las políticas de igualdad y la propia base democrática de nuestro país.

Se denuncia que con una ley trans como la que se propone se podría permitir que hombres entren en baños y cárceles de mujeres vulnerando los espacios íntimos de ellas. ¿Es así?

Irantzu Varela: En todos los países en los que existe ya una ley similar a la que se ha presentado no hay casos, y si los hay son completamente anecdóticos. En Argentina y en países nórdicos hay una ley similar y esto no ha sucedido. Además, los baños y los vestuarios femeninos no son un búnker inaccesible a los que solo se accede desde la feminidad.

Es decir, los hombres cuando quieren violar violan. No se toman la molestia de hacer todo un trámite y un proceso lleno de dificultades para violar. Los hombres que quieren violar violan porque estamos en una sociedad patriarcal que les pone las condiciones para que, si quieren violar, violen. No me explico por qué hombres tan perversos y malvados, violentos dispuestos a violarnos, van a querer pasar de una posición de privilegio que les da la masculinidad a una posición de vulnerabilidad que les da la feminidad. Es que no tiene sentido lo mires como lo mires. Luego, hay una cosa en la que se está mintiendo abiertamente porque una persona que comete un delito de violencia de género con una identidad de género masculina, cuando se le juzgue, se le va a aplicar la ley, va a tener que responder en un juzgado por la identidad que tenía en el momento de cometer el delito.

Laura Redondo: Si el «sexo sentido» se convierte en la variable prioritaria, un varón pese a que según este borrador puede mantener su aspecto y su nombre, podrá acceder a todo espacio de mujeres. Da igual si tiene causas criminales pendientes. Esto, por supuesto, da pie a una oportunidad criminal, cuando las leyes deberían ser disuasorias, no facilitadoras de tretas. Pensemos que genera tanta indefensión que en otros países está sucediendo y en las estadísticas la violencia machista se ve como agresión de mujer a mujer, y si lo denuncian es delito de odio. Y basta que hay un caso para que se deban poner mecanismos de control, pero se ignora porque las perjudicadas son mujeres. Es decir, pasa, se documenta desde asociaciones o víctimas, pero la impunidad es alta. Hasta que se lleva al límite, como ha pasado en Reino Unido, aboliendo estas leyes identitarias y sacando las cifras a la luz en informes internos por todo el daño que se hace.

Insisto, se está instrumentalizando a las personas transexuales. Con las personas transexuales jamás hubo problemática. La cuestión radica en que estamos hablando de que el cambio de registro puede permitir que no haya espacios seguros en base al sexo. Esa es la problemática. ¿Cómo puede ser que esto se permita? Es decir, que se priorice en una sociedad donde cada cuatro horas hay una violación, que cualquier hombre pueda usar esta estratagema para eludir controles sociales, como son la diferenciación de espacios. Más aún cuando las investigaciones nos dicen que hay más agresiones en espacios mixtos. Claro, no es una cuestión de que no se deba incluir a un colectivo, es que se debe defender a las mujeres y tenemos derecho a tener espacios propios donde tengamos seguridad de que nadie nos va a agredir. En cárceles de otros países se están dando casos en donde varones depredadores sexuales o con antecedentes de violencia sexual pueden acceder a cárceles de mujeres, donde están al lado de la población a la que suelen agredir, por la simple razón de que no se pone control alguno. Esto no se puede permitir por ley, ¿cómo vamos a aprobar una ley que desprotege de este modo a la mujer?

En el borrador de esta ley también se habla de contemplar tratamientos reproductivos para las personas trans con capacidad de gestar. ¿La maternidad es un derecho, un deseo?, ¿por qué hablar de personas gestantes y no de padres y madres?

Irantzu Varela: Porque hay personas trans que pueden gestar y que no son mujeres. Es decir, algunos hombres trans mantienen la capacidad de gestar. Tener hijos no es un derecho, pero en las sociedades en las que vivimos hay en la Sanidad Pública la posibilidad de participar en la reproducción asistida.

Pues la reproducción asistida tendrá que ser un acceso universal e igualitario para todas las personas que tengan la posibilidad de hacerlo y hay personas que tienen la posibilidad de gestar, pero que no son mujeres. Entonces, van a existir los padres gestantes, de hecho, existen. Son personas gestantes porque hay mujeres que no pueden gestar ni podrán gestar nunca y necesitarán reproducción asistida para gestar, y hombres que necesitarán reproducción asistida para gestar; y hombres que nunca van a poder gestar por sus condiciones físicas. Es ampliar una realidad. Esto no significa que a las mujeres se les va a echar de la reproducción asistida, esto significa que habrá más personas que disfruten de más derechos y eso siempre repercute positivamente en el colectivo. Si alguien siente que los derechos de otra persona le van a perjudicar es porque lo que tiene son privilegios, no derechos.

Laura Redondo: Las mujeres hemos sido históricamente discriminadas y oprimidas en función de nuestra biología, no siendo dueñas de nuestros propios cuerpos ni de nuestra capacidad reproductiva. Nos ha costado muchos años y mucha lucha el llegar a ser dueñas de nuestro cuerpo y tener el derecho a controlar nuestra propia natalidad y, en definitiva nuestras vidas. Ahora se nos niega nuestro sexo y biología, y se trata de intercambiar por el género para blindarlo.

Ahora lo que se pretende es que se borre la figura de la madre, se nos llame seres gestantes, se nos deshumanice y, en consecuencia, sea mucho más fácil todo el negocio que hay detrás con los vientres de alquiler, y esto no lo podemos perder de vista. De la misma manera que borrar el sexo, la explotación sexual y reproductiva se ve beneficiada. Cuando hablamos de difuminar la figura de la madre, también se difumina lo que implica los vientres de alquiler, que no deja de ser la compra de seres humanos y el alquiler de vientre de mujeres. Son nuevas formas de violencia machista y es una nueva ideología que lo que hace es cubrir de purpurina viejas violencias machistas.

Algunos se preguntan ¿es necesaria en este momento una ley trans con la que está cayendo en España, con niveles alarmantes de pobreza, desempleo y donde la mujer está siendo la más afectada?

Irantzu Varela: Es que los derechos y las libertades siempre son una prioridad. En el momento que estamos de especial vulnerabilidad económica, de cuidados y sanitaria, hay que proteger a los colectivos más vulnerables, así como sería deseable que en este momento se derogara la Ley de Extranjería porque todas las personas estamos en una situación de vulnerabilidad, pero hay personas que tienen vulnerabilidades añadidas por injusticias de nuestra sociedad. Ahora sería un buen momento para derogar la Ley de Extranjería, ahora sería un buen momento para regularizar la situación de todas las personas en situación irregular, también es un buen momento para que las personas trans tengan más derechos. Es que un momento de vulnerabilidad y de crisis es el mejor momento todavía, si cabe, para que las personas que tengan menos derechos tengan más.

Laura Redondo: En muchas ocasiones hemos preguntado ¿para cuándo las necesidades de las mujeres que aún no se han cumplido? Y el propio Ministerio de Igualdad tiene paralizadas todas las medidas de emergencia social respecto a las mujeres, como la abolición de la prostitución, y está priorizando otras cuestiones, como esta ley, donde ni siquiera se ha querido recibir a ningún colectivo feminista, lo que es escandaloso. También llama mucho la atención que con toda la que nos está cayendo encima nos estén entreteniendo con estas cuestiones que lo que hacen es desviar la atención sobre lo verdaderamente importante, que son las víctimas que está habiendo, el aumento de la trata que está habiendo, o la pobreza que claramente afecta más a mujeres. La necesidad de que exista una normativa LGBTI es legítima, y pese a las manipulaciones desde el feminismo, incluyendo el radical, siempre se han defendido e impulsado, pero siempre y cuando se base en evidencias científicas y no ocurrencias que nos perjudican; y no se dejen de lado otras cuestiones fundamentales como la lucha contra la pobreza o la violencia contra la mujer. Esta claro que este movimiento queer, las políticas identitarias es una cuestión internacional. Nació en EE.UU. y se ha extendido por América Latina, Europa.

Y muchas veces, cuando tratas de ahondar en lo que hay detrás tú misma sientes que estás cayendo en la hipótesis de la sospecha, pero luego te das cuenta que, si se desarticula la protección de las mujeres por sexo, todo lo que tiene que ver con la explotación sexual y reproductiva se vería beneficiado, por no hablar de todo lo que tiene que ver con las hormonaciones y las operaciones que, detrás de ellas, sí o sí, hay intereses económicos. De hecho, se nos tacha de paranoicas, cuando hay hasta documentos que desvelan las tácticas del lobbie que hay tras todo esto, como el publicado por Jamens Kirkup, director del Social Marquet Foundation, que expone que esto es a escala internacional por mucho que se trate de reducir a nuestro espacio político. Esto explica, por supuesto, el alto nivel de violencia y acoso que vivimos las profesionales y activistas cuando intentamos que haya un debate y se ponga de manifiesto lo que hay detrás, pues se nos acosa, se nos difama y se nos trata de perjudicar profesional y personalmente.

Cortesía de Karen Méndez Loffredo Sputnik


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