«Es una humillación para la Unión Europea, una unión de países con una historia antiquísima, con una rica cultura, progreso económico y logros en el campo de los derechos humanos.
Unos derechos a los que la Unión Europea siempre prestaba atención verdadera sin convertirlos en un circo, algo que ahora está obligada a hacerlo», dijo la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, a la cadena televisiva Canal 1.
La funcionaria remarcó que «las sanciones de la UE no tienen ninguna lógica», lo que apunta a que es una historia absurda premeditada y apoyada con una campaña mediática.
El lunes 22 de febrero, los 27 países de la UE acordaron imponer sanciones personales contra varios funcionarios rusos por el caso Navalni.
Durante la reunión del Consejo de Asuntos Exteriores en Bruselas, los ministros alcanzaron un “acuerdo político” para imponer nuevas sanciones en el escenario ruso, informaron fuentes diplomáticas, después de la luz verde unánime de los veintisiete.
La UE da así el paso necesario para iniciar los trabajos técnicos que culminen con nuevas restricciones, después de la oleada represiva con el envenenamiento y encarcelamiento de Navalni, así como la detención de 10.000 manifestantes prodemocráticos rusos, destacó el diario ABC de España.
“Rusia se aleja de Europa y va camino de ser un estado autoritario” buscando sólo “el enfrentamiento y la desconexión” con la UE, afirmó el Alto Representante para la UE en Política Exterior, Josep Borrell.
La UE ya impuso una primera tanda de sanciones a Rusia por la anexión de Crimea en 2014 y su papel en el conflicto civil en Ucrania. En octubre se añadieron seis funcionarios a la lista de sancionados por el episodio del envenenamiento de Navalni con Novichok, algo que fue confirmado por los científicos alemanes que trataron al opositor ruso.
Dos emisarios de Navalni estaban el domingo en Bruselas para reunirse con los ministros que ya se encontraban en la capital comunitaria, para tratar de convencer a los europeos de que las sanciones son necesarias y que deberían señalar a ciertos oligarcas de alto perfil a quienes ellos acusan de financiar al régimen ruso.