El principal movimiento indígena del Ecuador se encuentra atravesado por debates y tensiones acerca de la candidatura presidencial de Yaku Pérez, las lógicas de toma de decisión, y las alianzas de cara a la segunda vuelta electoral. Leonidas Iza, uno de sus principales dirigentes, conversó sobre el actual momento.
Leonidas Iza Salazar es uno de los principales dirigentes del movimiento indígena del Ecuador. Su nombre tomó centralidad nacional en el levantamiento de octubre del 2019 contra el intento de ajuste económico que buscaba llevar adelante el Gobierno de Lenin Moreno. Iza estaba al frente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC) que movilizó cerca de 60.000 personas hasta Quito esos días de octubre.
Desde entonces tiene ocho procesos judiciales. No es el único: Jaime Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), de la cual forma parte el MICC, tiene siete procesos, y «muchos compañeros en las provincias tienen medidas cautelares, no pueden salir del país, tienen que firmar todas las semanas», explica Iza desde San Ignacio, la comunidad donde nació, en la provincia de Cotopaxi, a dos horas de la capital.
Iza está nuevamente en el centro de los debates actuales de la Conaie, una de las cuatro organizaciones indígenas del país, «la más estructurada», afirma, que comprende 18 pueblos, 15 nacionalidades, con presencia en las tres regiones del país: la sierra, la amazonía y la costa.
El debate que atraviesa el movimiento repercute en la política nacional debido a que tiene en su centro la cuestión de las elecciones presidenciales, en las cuales Yaku Pérez fue candidato por el partido Pachakutik, el instrumento electoral de la Conaie.
Las discusiones acerca de la denuncia de Pérez sobre la existencia de un fraude en las elecciones del pasado 7 de febrero, así como qué posición tomará la Conaie ante la segunda vuelta, esconden tensiones más profundas, «un momento muy difícil», explica Iza. Las diferencias internas abarcan la misma candidatura de Pérez, la relación entre la Conaie y Pachakutik, las tomas de decisiones, las alianzas, la existencia de un sector del movimiento con vínculos hacia la derecha.
Conaie-Pachakutik
El partido político Pachakutik fue creado en 1995 «por decisión colectiva», cuenta Iza. Cinco años antes había ocurrido el primer levantamiento indígena protagonizado por la Conaie. El acuerdo original, fue que «quienes deciden sobre la vida del Pachakutik son las estructuras organizativas de pueblos y nacionalidades a nivel de la Conaie».
Sin embargo, esa relación y forma de decisión interna comenzó a entrar en «disputa», afirma el dirigente del MICC, con lo que denomina un intento de «autonomizarse por parte del movimiento Pachakutik, no querer depender de las decisiones de las estructuras organizativas».
El debate está actualmente planteado en dos posiciones. Un sector, dentro de la cual se encuentra Iza, mantiene que Pachakutik debe «sostenerse con las estructuras organizativas». Se trata de una visión que se plantea no solamente de cara a una toma de decisión puntual, sino también hacia el ejercicio de gobierno en cualquiera de sus niveles, nacional o local, al que acceda un candidato del partido: allí también se debe gobernar y administrar «con las estructuras del movimiento y las estructuras de autoorganización de la ciudadanía, porque esto no es solo del movimiento indígena».
Otro sector, en cambio, «sobre la normativa del código de la democracia y el régimen orgánico de Pachakutik dice que los que deciden son los adherentes individuales», explica Iza. Según el dirigente del MICC, esto no solamente implica el peligro que «Pachakutik como un instrumento se sobreponga sobre el proceso de lucha que ha tenido la Conaie», sino que conlleve a la individualización en la participación, cuando lo que se defiende históricamente es «una forma colectiva de participar».
La designación de Yaku Pérez
«Ha sido un año muy complejo», afirma Iza, y la candidatura de Pérez al frente de Pachakutik para la presidencia expresa parte de esa situación. Originalmente existían cuatro posibles candidatos para la elección presidencial: Jaime Vargas, Pérez, Salvador Quishpe, quien resultó electo a la Asamblea Nacional (AN), y el mismo Iza.
La elección del candidato debía ser, en primer lugar, por consenso, «como ha sido la estrategia del movimiento indígena toda la vida». Para llegar a ese consenso, se debían tomar tres elementos: «una valoración general de las encuestas, para ubicar con qué fuerza contaba cada compañero, una valoración de la decisión de las estructuras organizativas de pueblos y nacionalidades, y una encuesta propia».
En caso de no darse ese procedimiento, entonces se debía «respetar la otra normativa sobre los procesos de democracia interna, ir a primarias, que dejen votar a los pueblos y nacionalidades, que voten los adherentes, y el que salga electo entonces todo el mundo nos alineamos al ganador».
Ninguno de los dos procedimientos sucedió para la elección de Pérez. Su designación «fue una decisión única y exclusivamente de los coordinadores de las provincias y a nivel nacional del comité ejecutivo nacional del Pachakutik sin tomar en cuenta la decisión de las organizaciones», explica. Y eso «provocó una fisura».
Existieron intentos para volver a unificar, «porque no se podía enfrentar unas elecciones polarizados». Sin embargo, no se logró una síntesis, Pérez quedó como candidato y «generó el alejamiento del compañero Jaime Vargas, de las organizaciones».
Ni de izquierda ni de derecha
Cuando el 12 de febrero, es decir siete días después de las elecciones, Pérez y Guillermo Lasso se reunieron en el Consejo Nacional Electoral (CNE) para abordar la denuncia de fraude presentada por Pérez, Iza escribió en su cuenta de Twitter: «Estamos vigilantes que la reunión no sea un acuerdo con la derecha, esto sería ilegítimo e inconsulto con las bases de la CONAIE y Pachakutik».
La advertencia pública de Iza en la reunión entre Pérez y el candidato Lasso, neoliberal, que estará en segunda vuelta contra Andrés Arauz, candidato de la Revolución Ciudadana, se debió a que existe «un sector dentro del movimiento indígena que dice no somos de izquierda ni de derecha, pero en el momento de las elecciones prefieren ir con candidatos de la derecha».
Esto ocurrió, por ejemplo, en el 2017, cuando ante el balotaje entre Moreno y Lasso, Pérez llamó a apoyar al segundo. Iza señala que incluso «hay un sector que está alrededor de Pérez que ha sido dos veces candidato por el partido de Lasso, entonces lógicamente ahorita están muy cercanos y no van a llevar la agenda de los pueblos y nacionalidades».
Ese acercamiento del movimiento a un sector de la derecha es parte de los debates actuales. Iza defiende la postura de izquierda de la Conaie: «Tomamos esa postura a partir de la realidad, la mayoría de nuestras familias vivimos en la pobreza y en la extrema pobreza, y eso lógicamente decanta en un proyecto político, y la intención es transformar esa realidad».
Sin embargo, la política en Ecuador se encuentra atravesada por un parteaguas que es el correísmo y anticorreísmo. Ese clivaje funciona como un dispositivo para reunir alianzas heterogéneas enfrentadas al correísmo, es decir la Revolución Ciudadana, bajo el cual se amparan los sectores de la Conaie que buscan alianzas hacia la derecha. Sin embargo, no es lo único:»El Ecuador está saturado de esta idea del correísmo y anticorreísmo, una polarización de la política innecesaria. Hay un sector de la derecha que enfrenta al correísmo con toda la fuerza, pero también compañeros nuestros lo enfrentan, porque hemos sido golpeados por el correísmo».
La Conaie y la Revolución Ciudadana
Iza se refiere a varios elementos con los cuales «lidiaron» con los gobiernos de Rafael Correa (2007-2017). Uno de ellos fue «la administración del agua», donde «allí rompimos relaciones, planteamos que se reconozca a las juntas comunitarias como sujetos de producción, que no se dividan los territorios comunitarios».
Otro tema fue el dela justicia indígena: «Habíamos dicho que es un derecho que se debe garantizar entre la justicia ordinaria y la justicia indígena un nivel de coordinación, y no se puede permitir la criminalización de las autoridades de justicia».
Otro eje, central, fue la cuestión del territorio y la minería: «En este momento el Ecuador tiene 15% del territorio nacional que está concesionado para la minería, y de ese porcentaje el 70% está en territorios indígenas. El punto neurálgico con todos los gobiernos de turno es el tema extractivo».
El dirigente del MICC nombra varios elementos más, como el «irrespeto a las estructuras» del movimiento, haber sido acusados de ser parte del enemigo, o críticas a las políticas del Gobierno de Correa, en el ámbito económico. «Por ejemplo, el sistema de comercialización, si hay una política que privilegia a las grandes cadenas, ¿por qué no generar condiciones de comercialización de las mismas unidades productivas de los campesinos, para que así se pueda entrar a una redistribución de la economía a partir del mercado?».
Iza reconoce, a su vez, aspectos positivos, como la política de asistencia social o el mejoramiento de las vías, aunque, en cada caso con una mirada que trae elementos críticos. A eso pueden agregarse temas centrales de acuerdo, como el carácter plurinacional e intercultural aprobado en la Constitución del 2008, o políticas internacionales como el retiro de la base militar estadounidense de Manta, en 2009.»Con todo eso que está allí decimos tenemos que seguir luchando, pero hay que salir de la polarización del correísmo-anticorreísmo. En ese escenario los únicos que salen beneficiados son los grupos de la derecha».
La segunda vuelta
«Yo como dirigente no respondo únicamente por las ideas mías, que han sido cuestionadas o debatidas incluso con nuestros mismos compañeros que dicen no somos de izquierda ni de derecha y llegan las elecciones y se van con la derecha, y eso jamás va a estar conmigo y no lo vamos a hacer», comienza por responder Iza ante la pregunta por la segunda vuelta.
Su respuesta ocurre antes de que este miércoles 10 de marzo tenga lugar el Consejo Ampliado de la Conaie donde se abordará este tema. «Seguramente va a salir una resolución de un voto nulo ideológico, sin dejar a lado de las perspectivas de la izquierda que debe reconstruirse en el Ecuador, porque no se puede seguir polarizado y que a partir de esa polarización haya logrado influir en nuestras estructuras organizativas ideas más de derecha, que es muy perjudicial para el movimiento indígena».
Ya el MICC, en su Asamblea Provincial del 5 de marzo, definió impulsar el «voto nulo ideológico para la segunda vuelta», y llevar esa propuesta al Consejo Ampliado de la Conaie.Iza tiene una mirada crítica del momento: «Muchos actores del movimiento indígena no están mirando con perspectiva de política internacional, del neoliberalismo, los procesos de privatización, las condiciones de la firma del Tratado de Libre Comercio, los acuerdos impuestos del Fondo Monetario Internacional. En este momento hay un resquicio de mirar sobre la política de Correa y de ese proceso no se ha logrado salir todavía, y, en consecuencia, vamos por el nulo».
La decisión que salga será acatada, afirma Iza. «Si yo mismo estoy cuestionando que la izquierda no se puede dividir, no puedo ser yo, por más importante vocería que tengamos, no podemos ir a romper esa lógica organizativa, y eso debe entender cada actor político en el Ecuador para que en los próximos años no se subestime la capacidad política y organizativa del movimiento indígena».
Cortesía de Marco Teruggi Sputnik