Walter Contreras y los vientos de libertad: entrevista al creador del proyecto literario-radial “La Carpa del Diablo”

El Ciudadano conversa en profundidad con Walter Contreras, responsable del proyecto "La Carpa del Diablo"

Walter Contreras y los vientos de libertad: entrevista al creador del proyecto literario-radial “La Carpa del Diablo”

Autor: Carlos Montes

La imagen de Walter vía zoom desde su casa y con luz de día resulta algo extraña. Es costumbre ver a este comunicador en escenarios acompañado por el velo de la noche, desde sus presentaciones en bares y teatros hasta las transmisiones vía streaming que empezó a levantar en plena pandemia.

Era mediodía cuando conversamos en extenso con Walter Contreras, escritor, periodista, comunicador y responsable del exitoso proyecto literario radial La Carpa del Diablo que en 15 años de existencia ha logrado con paciencia y arrojo, cautivar a distintas audiencias a punta de versos, canciones olvidadas e historias con sabor a arrabal.

Así tan claro como la luz que se cuela por su ventana, Contreras en esta entrevista reflexiona sobre el estado actual de los medios, las razones de porqué la Carpa deja de emitirse por radio Futuro, lo que se viene en el nuevo espacio radio La Carpa del Diablo, entre otros menesteres.

Partamos con la pregunta de perogrullo, ¿cómo te pegó la pandemia, el 2020 con todo su rigor tanto en lo íntimo como en lo laboral?

Fue bastante rudo porque los dos proyectos que tenía para salvar el año claramente no iban acordes con la nueva vida en pandemia: el Bar La Carpa del Diablo y las presentaciones en vivo. Nosotros teníamos agendadas varias tocatas con Pancho Folk y de repente me cierran el local y además, se caen todas las tocatas, así que mi plan de vida artística se fue a la chucha. Me pilló muy mal parado económicamente y tuve que repensar todo. Además -y por razones obvias- me llaman de radio Futuro para decirme que no se podían hacer los programas, yo podía hacerlo desde mi casa porque siempre lo he hecho así, pero encontré justo que si el resto no estaba en condiciones de armar sus espacios, la Carpa tampoco se debía hacer porque hay que actuar en bloque con los compañeros de equipo radial.

Entonces el primer combo fue en términos económicos.

Claro, económicamente y la verdad es que no lo ves ni profesionalmente porque eso pasa a segundo plano si no tienes con qué parar un plato de comida en la mesa. Es como cuando te metes en una pelea y recibes un combo altiro y te parai preguntándote, ¿y qué hago ahora?, y ahí es cuando la vida te da oportunidades, aparte que tenía que jugar a “La vida es bella” con mi hijo Wally para que no se diera cuenta que el refrigerador estaba vacío. Por suerte hice unos talleres y con esas luquitas empecé a armarme lentamente, con eso compraba lo básico para que la vida pareciera más amable; igual que todos, aprendí a hacer pan por necesidad y es en ese momento de carencias en donde se me ocurre hacer el Spotify de La Carpa del Diablo y pude volver a conectar con la gente. Creo que en ese momento de la pandemia empecé a iluminarme y reencontrarme con lo que era la Carpa en un principio, porque nació de manera independiente y en un momento me vi muy ansioso a que saliera a través de la radio siendo que el proyecto originalmente nace del podcast, del underground, de la radio universitaria. Luego de esta primera reconexión con la gente sucedió lo más bello que fue cuando empecé a hacer los after tras una conversa con mi amigo Pancho Folk, fue un domingo por la tarde que prendí con la idea y aparecieron 60 personas, fue como hacer un zoom con amigos y amigas.

Cuéntanos más en detalle sobre estos after de la Carpa.

Empezamos un domingo y después la gente pidió probarlo los miércoles que era el día en que se emitía el programa en la radio. A todo esto, había escrito por ese entonces “El corredor”, un texto que aparece en mi último libro, “Monumento a la gente”. En ese tiempo pensé en cómo dar cuenta a la gente de este material si no tenía programa al aire, así que lo grabé para subirlo en Spotify, entonces de manera paralela, el after que empecé a hacer todos los miércoles sumaba cada vez más gente al igual que las reproducciones de la Carpa en Spotify, todo esto indicaba que algo estaba pasando con la gente, que en esos tiempos de calamidad habíamos muchas personas sobreviviendo y atentas a que algo sucediera.

Esas juntas las hacíamos con un copete en la mano, recuerdo que me armaba de un chimbombo de cinco litros y el armazón listo del espacio para levantar esas reuniones que cada vez iban teniendo a más gente conectada (…) Hubo momentos en que terminamos el programa a las 4 de la mañana. Fue muy bonito porque a mi también me liberaba, era padre todo el día y toda la semana y una noche de cada semana me pegaba un carrete con toda esta gente con las que nos empezábamos a conocer.

Y en estos encuentros de miércoles por la noche, ¿también compartías tu trabajo escritural?

Me encantaría decirte que las transmisiones tenían una base sumamente poética pero para ser bien honesto, los programas se transformaron en una reunión de amigas y amigos y eso me liberó mucho porque me permitió sacarme un poco el estigma de ser personaje radio Futuro (enunciado con voz grave y radial) y transformarme en un sujeto a la par que los auditores (…) Creo que en este tiempo aprendí a conectarme de manera más clara y directa con la gente, porque ellos pudieron ver más allá del texto y se enfrentaron a mi cotidianeidad, a la nostalgia por la muerte de mis viejos, a mi gusto por las chuchás, conocer ese espacio de libertad fue uno de los espacios más grandes de aprendizaje. Siento que en esta pandemia todo este lote de personas terminamos siendo un grupo de amigas y amigos.

Uno de los problemas que tuviste en este tiempo fue la extraña desaparición del Spotify de La Carpa y luego, el bloqueo de tus transmisiones en vivo a través de Facebook. Cuéntanos cómo pasó eso.

Pasó que logré conectarme con la gente. Por ejemplo, mi cumpleaños lo celebré con la gente y por eso decidí también celebrar la navidad juntos con ellos. En algún momento mi amigo Eduardo Drouillas me contactó a través de zoom junto con otro amigo y los tres bien curaos nos pusimos a hablar de todo un poco y decidimos que la semana siguiente eso mismo lo convertiríamos en un programa, bajo la misma lógica de lo que ya estaba haciendo en los after: compartir como realmente somos, sin caretas ni poses. 

Estaba entendiendo los nuevos medios de comunicación y pasó que un día equis se cae Spotify, todavía no sé las razones. Por temas de derecho de autor sé que Facebook puede silenciar lo que subes pero desde Spotify no me llegó ninguna advertencia y un día desapareció todo, la cuenta fue borrada de la plataforma sin dejar ningún rastro. Fue fuerte ese golpe porque tenía más de 40 mil reproducciones y eso confirmaba el objetivo de ofrecerle a la gente un contenido distinto al que proponen las radios en general, un contenido directo; pude hacer el programa FAN que siempre quise hacer y que era hablar de las bandas que me gustan tal cual como si se las mostrara a un amigo, pero ese espacio se cayó con la desaparición del Spotify. Y para peor, después me bloquean Facebook un mes por una foto que había subido un año y medio atrás agarrando pal hueveo a unos pacos que estaban tocando en un concierto.

Debo agradecer públicamente la mano que me tendió El Ciudadano porque generosamente me prestaron su plataforma para transmitir el programa No Somos Nada que hicimos con Drouillas y Pfeiffer además de las cinco fechas del Festival porteño E.S.A! Encuentro de Sellos Autónomos. El Ciudadano fue quien nos ayudó y además sabía que en la radio Futuro no había interés por esos contenidos y por razones editoriales como que ya me estaba divorciando un poco de esta historia con ella.

Como que empezaste a alejarte de cierta formalidad, de cierta estructura de la radio convencional.

Claro, como que habían cosas que no podía hacer porque algunos las podían encontrar muy hueonas, las podían encontrar rascas o porque si quería poner a la Sara Hebe o a Nino Bravo, jamás hubiese podido.

Y en este escenario de pandemia de 2020, ¿en qué momento volvió la Carpa a la Futuro?

De repente caché que estaba apareciendo El Show del Dr. Rock and Roll, así que llamé a la radio para decirles que la Carpa podía mandarla desde mi casa, ahí la radio determinó que iban a poner una fecha para que volvieran todos los programas del franjeado de la noche. Y acá creo que es importante dejar algo en claro: cuando tienes un programa como La Carpa del Diablo, el ego no tiene mucho que ver porque no es que te escuche una millonada de gente, pero al mismo tiempo también estás consciente de que llegas a miles de personas a través de la señal de radio y que no tienen la posibilidad de meterse a internet -con la pandemia descubrimos que no es cierto que el 95% de los chilenos tenga acceso a internet- (…) Existe una necesidad de comunicar y más allá de la labor artística que uno sostiene como comunicador radial -porque el arte siempre va a ser un acto de comunicación-, también sé cuán necesarios se han convertido para muchos los contenidos propuestos por La Carpa del Diablo porque les hacen bien.

Esta última temporada de la Carpa tuvo hartas novedades. Aparte de tus escritos, hubo espacio para otras escritoras y escritores; también estuvo presente la voz de Rolando Ramos y Cinthia Santibáñez, por mencionar algunos de esos cambios.

Me acuerdo cuando le conté al Yogui Alvarado (de Emociones Clandestinas) sobre una conversación de madrugada que tuve con un amigo pensando en la posibilidad de liberar al programa de ser su voz central y literaria, todo esto a propósito de una gran frase que aparece en su canción “Tiempos Modernos”: renovarse o morir. Hay una historia que me llama mucho la atención de cuando David Bowie dice que no entendía cómo Mick Jagger –de quien fue muy amigo- podía cantar la misma canción durante tantos años y que si bien respetaba su decisión, no era capaz de entenderlo; así es como me pasa con algunos colegas que llevan haciendo el mismo programa durante tantos años. Personalmente, prefiero la renovación y darle la oportunidad a otras voces (…). En esta temporada contamos con la poeta Karina Kapitana -a propósito del hermoso proyecto que levantó la Revista Mocha de Conce, “Escritores al Límite”-; también estuvo el Rolo Ramos que no estaba al aire en ese entonces; conté con las performance del Yogui; quise tener una voz femenina y que el 50% del programa fuese leído por una mujer, así que invité a mi amiga Cinthia Santibáñez y sumé los aportes de distintos escritores junto al trabajo de algunos chicos que fueron parte de mis talleres conformando así un equipo de redactores de La Carpa del Diablo.

En ese contexto también apareció mi libro, Monumento a la Gente, trabajo que también fue parte de esta asonada que creí posible a partir de los medios independientes. Además, sumó a esta energía, mis conversas con Karto y con un grupo de artistas independientes, todos un poco ilusionados con lo que se venía y sus posibilidades. Ese fue un momento muy hermoso en lo personal.

Ahora que termina el verano y arranca un nuevo año de proyectos, nos sorprendes con el anuncio en tus redes de que La Carpa del Diablo dejará de emitirse por Radio Futuro. ¿Nos puedes contar las razones de esta decisión?

Uufff! Creo que tiene que ver con varias cosas. En diciembre del año pasado hice una presentación en vivo y sentí que no me dieron el apoyo editorial que yo esperaría de una radio de la que era parte. Sentí que no hubo una retribución. Fíjate que yo consensuadamente no recibía sueldo por hacer la Carpa en la Futuro, pero aun así siento que no conté con el apoyo de la radio y no solo por este hecho en particular, sino que por hechos que venían sucediendo hace rato. Con la Carpa hicimos tres giras nacionales representando a la radio y nunca se hizo una mención, pedí por favor que alguna vez mencionaran al programa en su Instagram y no sucedió, entonces sentí que a pesar de que consensuadamente yo no recibiera un sueldo, era necesaria alguna preocupación por parte de ellos desde otros lugares y posibilidades. 

Fue como un romance, fue una salida repentina porque los quiebres amorosos son repentinos nomás, puh. Perdona el ejemplo pero es como si estás pololeando hace mucho tiempo y una de las personas se quiere casar y la otra no, jajajajaja. Es cachar que te aburriste de no sentir el apoyo que necesitabas.

Te sentiste un poco huérfano.

Quiero explicarlo lo mejor posible. Siento que si bien fue consensuado no recibir un salario por hacer un trabajo tan bello como La Carpa del Diablo, me hubiese gustado haber recibido algún tipo de reciprocidad, de cualquier tipo y pasó que en un momento me dije “no puedo seguir haciendo este programa gratis porque ya no es un proyecto nuevo o que esté buscando una ventanita para darse a conocer”. Sentí que ya se había logrado mucho con una horita a la semana, entonces me dije que no podía seguir haciendo este trabajo gratis y además le sumas a esto el no sentir una reciprocidad con otro tipo de hechos. 

Viene la causa-efecto, porque cuando sentí que no me apoyaron en ese hecho como en las otras giras que hice con la Carpa, pensé en el porqué tenía que estar dependiendo si este proyecto nació desde lo independiente, porqué estaba reclamando algo que yo podía hacerlo por sí solo. Tras esta sensación que te comento, ya había hecho La Carpa 2.020 en la radio y fue ahí cuando llamé a Drouillas y le propuse que levantáramos una propuesta sonora en la web y así fue como nació radio La Carpa del Diablo. Como mi amigo trabaja en la radio Valentín Letelier, le dije que me mandara música para subir una propuesta paralela, quería tener la tranquilidad de estar haciendo algo en paralelo, porque quizá estaba dependiendo mucho de una institución y la verdad es que nunca he dependido mucho de ellas. 

Quizás necesitabas recuperar la energía de la autonomía.

Justamente. Entonces, este año cuando íbamos a partir la nueva temporada dije que ya estaba bueno, que si no había una respuesta de reciprocidad al proyecto prefería parar la máquina y llevarme esta Carpita a mi propio medio. Es decir, contar con un espacio de autonomía, un espacio en donde además puedo sugerir otras músicas, porque lo cierto es que lo que suena en las radios no es lo que la gente realmente quiere escuchar, lo que la gente escucha es finalmente lo que tú determinas hasta que termina acostumbrándose a ella. Entonces como este es un espacio gratuito y por sobre todo, un ejercicio comunicacional, tengo la oportunidad de jugar y darme el tiempo para mostrar sonidos nuevos, sonidos antiguos que no suenan en las radios convencionales y también, proyectos que nacen de la experimentación.

Ahora que arrancas una nueva temporada de La Carpa del Diablo desde un soporte online y que te permite más riesgos. ¿Cómo te imaginas lo que sucederá con el proyecto?

Editorialmente -y siempre lo voy a decir- radio Futuro jamás me puso ninguna traba, en términos de contenido siempre pude decir lo que quería. Eso debo consignarlo. Pero ahora en radio La Carpa del Diablo lo que pretendo es poder jugar, volver a explorar, volver a ser un adolescente; el otro día hice una transmisión en un after en donde me puse a bailar y al otro día me preguntaba porqué había estado tan eufórico, ahí me di cuenta de que me siento nuevamente como un adolescente con completa libertad para agarrar esta plasticina hermosa de la comunicación y poder jugar en esta nueva radio. 

Sé que es una radio online y sé el peso y el rol de este tipo de medios en el escenario actual. Tengo una obligación conmigo de seguir construyendo y esta vez tener a mi lado a un amigo de la juventud como Eduardo Drouillas, hombre que sabe muchísimo de música, es como si volviera a tercer año de universidad; quiero aprovechar este nuevo espacio gracias a la voluntad de la gente que cree en el proyecto y que nos ha permitido ser súper juguetones, buenos pal hueveo y con manga ancha para trabajar desde la creatividad. 

Creo que este año va a ser donde se consoliden todos los elementos que le han dado vida a La Carpa del Diablo, porque nosotros somos producto de lo que hemos hecho durante nuestra vida y por eso si lo veo a la luz de mi historia radial, pasando por la Carolina, la FM Hit, la Corazón, la 40 Principales, la Radioactiva, la Valentín Letelier y la Futuro, es como si ahora metiese todo eso en la licuadora convencido de que la comunicación es sin trabas y un ejercicio permanente de creación, de inventar formas para llegar a la gente y hacerles compañía.

Y en términos más generales, ¿cómo te figuras o qué esperas de este 2021?

Veo este año como un renacer, creo que cuando uno renace se reencanta con uno mismo también, después de la pandemia las cosas no van a volver a ser igual. Creo que lo hemos pasado todos tan mal que viene una gran oportunidad para poder hacer las cosas bien o mejor dicho, para hacer las cosas como uno cree que deben ser. Ya me las arreglaré en temas como la plata y es seguro que para eso suceda tendré que laburar en otras pegas, pero lo que me encanta de este tiempo es la posibilidad de rayar la cancha de nuevo, poner la pelota en el piso y jugar un nuevo tiempo. Este año lo siento como un segundo tiempo dentro de mi vida comunicacional; después de tres libros, tres lindas giras por distintas ciudades, me siento absolutamente celebrado, mi corazón ya está llenito con todo, entonces desde esta tranquilidad vuelvo a decir “juguemos y vamos pa adelante”. Por eso creo que estuvo bien este divorcio con radio Futuro porque me permite y me obliga a construir nuevos contenidos y con Drouillas y Paula Letelier ya estamos justamente viendo un equipo de gente para sumarla a la radio de la Carpa.

Finalmente, ¿qué le dirías a las personas para invitarlas a este nuevo espacio llamado radio La Carpa del Diablo?

Radio La Carpa del Diablo es una de las tantas visiones que hoy en día no están sonando en las radios tradicionales. No te digo que es la mejor visión, aquí no hay pretensión, porque curiosamente en este país tendemos a jugar a la caricatura y a ponerle algún apellido a las cosas. Este espacio es una visión más frente a lo que no se encuentra en las radios tradicionales, un lugar en donde puedes encontrar música que creemos de gran calidad, queremos ser una especie de gran banda sonora para sobrellevar los días que se nos vienen. Además, propondremos contenidos armados con completa libertad, espacios clásicos como La Carpa más otros nuevos que aún no puedo revelar, pero todos fraguados desde la libertad e independencia.

Queremos que este espacio online esté siempre conectado a lo emotivo, a las emociones reales para que cuando alguien decida apagar la radio y prender su computador, escuche por fin algo distinto.

www.lacarpadeldiablo.cl

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*Fotos: Ignacio Orrego


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