Más allá de su franca sonrisa, Marjorie Mardones Leiva o “Mao” (Valparaíso, 1975), posee una singular mirada sobre la comuna de Quilpué. Su modo de aproximarse a lo humano reconcilia la reflexión y la generosidad que tanto hace falta en el debate público. Bibliotecóloga de profesión, su tiempo lo divide entre la academia, la literatura, y lo que entiende que es esencial para cambiar el mundo desde el territorio: la educación y la cultura.
Desde su quehacer tanto profesional como personal, ha impulsado diversas experiencias colectivas, que han conciliado la educación y el trabajo cooperativo. Experiencias tales como la creación del colectivo Mujeres que leen Mujeres, la Asamblea Cultural de Quilpué, y TVecina (canal digital independiente), dan testimonio de ese entrañable vínculo con lo social.
-Marjorie, cuéntanos un poco de ti. ¿Cómo te convertiste en escritora?
-Yo escribo desde siempre. Nací en Quilpué, pero luego migré al sur. A Concepción. Regresé a fines de los años 90, y desde entonces me conecté con mi territorio. Para mí, esta ciudad es mítica. Es una ciudad que sana, lo que atribuyo a estar inmersa en el “cerraje”. Tengo una gran y querida amiga, Aurora Posada, a quien recién llegando desde Chicago le recetaron vivir en Quilpué, porque es una ciudad con un clima sanador. Quilpué tiene una mezcla entre lo rural y lo citadino, que resulta perfecta para un buen vivir. Yo no siempre viví en Quilpué. Pero elegí Quilpué para vivir siempre.
-¿Qué te impulsó para presentarte como candidata a concejala por Quilpué?
-Mira, hace un año atrás no hubiera pensado en ser candidata. Pero una vez que comenzó la pandemia, entendí que el vuelco era irrevocable; tuve miedo, me volqué hacia mi familia. Y entonces entendí que tengo que hacer lo posible por dejar mejor el mundo que como lo encontré y colaborar a entregar lo mejor de mí misma, porque es un compromiso con las nuevas generaciones. Las crisis nos cambian. Nos obligan a formularnos nuevas preguntas de nosotros mismos. Luego del estallido social o rebelión social del 2019 somos un país distinto. Entonces claro que pienso que este es un momento histórico importante. De allí que estoy comprometida con el presente. Comprometida con el ahora.
-¿Cuál es la principal propuesta en tu candidatura y qué desafíos ves para Quilpué?
-Uno de los principales ejes programáticos de la candidatura es la transparencia de la gestión municipal, como la transmisión vía stream de las sesiones del concejo, centrados en los territorios. Quiero que mi lugar en el Concejo realmente sea la voz de las personas que no llegan a tomar las decisiones. Para mí, es volver al espíritu de lo que es ser concejal. Es decir, estar al servicio de las personas. Me parece que una nunca tiene todas las respuestas pero puede colaborar a encontrar esas respuestas. Como muestra de ello, te comento el trabajo realizado en TVecina, donde en el programa “Vote de lo Bueno”, abrimos el espacio a todos los sectores políticos, más allá de mi propia candidatura. Es decir, se pretende que las personas puedan decidir respecto al futuro de Quilpué, pero informados. Abogando por el derecho a la expresión y a la comunicación. Lo que verdaderamente podría potenciar una comuna empoderada. Con capacidad de decisión sobre esa ciudad y comuna en la que queremos vivir.
-¿Y qué rol le asignas a la cultura en tu propuesta de campaña?
-Es otro de nuestros ejes programáticos, como equipo. Es un tema en el que vengo y venimos trabajando desde hace mucho. Al comenzar este proceso de lucha social al que se le ha llamado “estallido” -pero que tiene continuidad hasta nuestros días-, un grupo de gente vinculada a la cultura y el arte conformamos acá la Asamblea Cultural. Y estuvimos haciendo intervenciones con música, poesía, danza, fotografía y diálogos con l@s vecin@s en diversos sectores de Quilpué. Nuestra reflexión es que justamente la cultura y el arte deben descentralizarse. Por una parte, llevarlos hasta los diversos sectores, sin esperar a que la gente “baje” hasta el centro. Por otra, no entender estos conceptos solo en su dimensión de “espectáculo”, sino trabajar por rescatar el arte y la cultura que se genera en los territorios. Hay tremend@s creador@s en Quilpué, cuya labor se invisibiliza cuando se privilegia por invertir el grueso de los recursos en traer artistas desde el nivel central.
-¿Qué mensaje dejarías para la ciudadanía?
-Vivimos un tiempo de profundas incertidumbres. Y también de grandes cambios. Lo sabemos, y una parte de nosotros se resiste a ello. A veces queremos pensar que con la vacuna del Covid todo volverá a ser como era. Pero no será así. El mundo cambió. Y es necesario pasar a ser actores o actoras que escribamos la historia que estamos viviendo. El país, la comuna, o el planeta que queremos vivir, dependerá de las miles de decisiones que tomemos en todos los aspectos de la vida. Por eso hablo de micropolítica, que básicamente es la capacidad que cada persona tiene de impactar a su presente y su futuro. A veces, nuestros actos también tienen la potencia de modificar nuestro pasado, básicamente por el modo en que lo entendemos y lo proyectamos. Estoy segura que en estos tiempos las emociones tienen mucho qué decir. Ya se nos viene el fin de la época en que solo la razón gobernaba el mundo. Hoy es un tiempo para proponer nuevas maneras de relacionarnos como sociedad, buscando el equilibrio entre lo individual y lo colectivo, entre lo mundial y lo local. Me parece que en esa lógica Quilpué, en la medida que reconozca su historia, su identidad, su territorio, tendrá la capacidad de convertirse en una comuna con un mejor vivir para todos y todas sus ciudadanos.
-Finalmente, ¿cuál es tu expectativa en esta campaña en que compiten casi 80 candidatos a concejales por solo 8 cupos?
-Nosotr@s hemos hecho una campaña distinta, en la que los grandes aportes han sido donaciones creativas de artistas locales. Y disculpa, pero no quiero dejar de mencionarlo porque estas personas, que son tremendamente talentos@s, hacen una importante y silenciosa contribución a la comunidad: artistas como el dibujante Pedro Prado, las escritoras Aurora Posada, Marta Durán, Carla Morales, los artistas visuales Ricardo Contreras (MH), el fotógrafo Nelson Rodríguez, el librero de la Fuegia, Mauricio Velásquez, el audiovisualista Nicolás Flamm, la editorial Ilustraverde y Bathory editorial, la actora Pilar Ruiz, la bailarina Francisca Tuñón, la gestora cultural Paulina Cruchett: tod@s ell@s y otr@s tant@s que sería largo mencionar, han permitido que esta campaña sea también una propuesta de creación colectiva y territorial.
Y es en esta pulsión desde lo colectivo, que hemos decantado en una campaña verde: entregando plantitas de lechuga, de albahaca y ají. En esa misma lógica, participamos las semanas antes de la cuarentena en un stand en la plaza Rengifo, promoviendo el trabajo de artistas locales, espacio que nos permitió conversar mucho con l@s vecin@s sobre los temas que realmente preocupan a l@s quilpueín@s. Y más allá de todo esto, más allá de si resulto electa o no, seguiré trabajando desde la cultura por ese Quilpué que más me gusta, que descubro día a día en sus calles, su gente y sus historias. Y desde allí quisiera contribuir humildemente, a ser un rayito más de ese sol que ilumina este cálido Quilpué.