Proliferan en China las cafeterías en las que se puede interactuar con animales exóticos

Quien desee tomarse un zumo y acariciar algún animal, debe pedir cita con antelación y pagar una entrada de 88 yuanes (13,5 dólares, 11,4 euros), lo que da derecho a pasar un máximo de dos horas con los ejemplares.

Proliferan en China las cafeterías en las que se puede interactuar con animales exóticos

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

En las grandes ciudades chinas son comunes y clásicas las cafeterías en las que se puede jugar con perros y gatos.

Actualmente los dueños de este tipo de establecimientos están incorporando una novedad para atraer clientela: ofrecen el contacto con otros animales bastante menos comunes como patos, mapaches o incluso alpacas.

En la megalópolis oriental de Shanghái cada vez existen más cafés con esta atracción, buscan captar clientes con animales que, hasta ahora, solo se podían ver en zoológicos. Y no solo se trata de verlos tras una vitrina, sino de interactuar con ellos, según expone un reportaje de la agencia EFE

En un centro comercial del norte de la ciudad está la cafetería de Xiao Qi, un hombre de 35 años, que tiene más de un centenar de animales de 20 especies diferentes: desde gatos de raza hasta cerdos, pasando por chinchillas, conejos, tarántulas, serpientes, hurones o lagartos.

Pero las estrellas son una pareja de alpacas, un macho y una hembra -castrados para que no den “problemas”-, que atraen la atención de los más pequeños mientras pastan, ajenas, en un pequeño corral a la entrada del negocio.

1408192.jpeg
Las alpacas son las estrellas del negocio. Foto: WEB.

Cada una, asegura su dueño, le costó unos 30.000 yuanes (unos 4.600 dólares o 3.900 euros).

Quien quiera tomarse un zumo y acariciar a una de ellas debe pedir cita con antelación y pagar una entrada de 88 yuanes (13,5 dólares, 11,4 euros), lo que da derecho a pasar un máximo de dos horas con los animales.

La mayoría de las cerca de 600 personas que cada mes vienen a esta peculiar cafetería son padres que llevan a sus hijos o parejas jóvenes, y los trabajadores les explican cómo tienen que tratar a cada animal. Enseñan cómo sujetar a un hurón de las patas delanteras y hacerle dar volteretas, sin que el animal se resista o se sienta incómodo.

“Normalmente la gente que viene es amante de los animales y los trata bien de por sí, pero si los tratan mal les explicamos cómo tienen que hacerlo”, explica Xiao Qi, que asegura que ninguno de sus animales ha reaccionado de forma agresiva a la interacción con alguno de sus clientes.

Eso sí, es difícil mantener la armonía entre tantas especies diferentes en un espacio tan reducido, y por eso han aprendido a no sacar a la vez a los animales que se llevan mal, rotándolos “regularmente” y dejándolos descansar en sus jaulas.

Otros han descubierto que las alpacas prefieren que las acaricien en la cabeza y que, si se les toca en la barriga o en los cuartos traseros, escupen. “Aunque nos pasa más a nosotros (los cuidadores) porque las limpiamos, las cepillamos…”, reconoce, entre risas.

Preguntado si una cafetería es el mejor sitio para tener alpacas, Xiao Qi explica que “tienen muy buen carácter” y que no siempre están en su corral en la cafetería, sino que las llevan a pasear “como si fueran perros” por las inmediaciones y luego, por las noches, las llevan a un lugar “más grande” para que descansen.

“Todos los animales tienen su licencia”, defiende Xiao Qi, que explica que las leyes chinas le permiten mantener todos sus animales -incluso las alpacas- como mascotas, y afirma que nunca ha recibido ninguna crítica directa por su negocio.

La pandemia ha afectado por doble a la cafetería: primero, porque se vio obligada a cerrar entre enero y marzo del año pasado, y solo el gasto en comida ya supone entre 10.000 y 20.000 yuanes cada mes (entre 1.540 y 3.080 dólares, entre 1.290 y 2.580 euros).

Y, segundo, porque la evidencia científica apunta a que el coronavirus SARS-CoV-2 pudo pasar del murciélago a un huésped intermedio -un animal salvaje- y de ahí, a los humanos, entre los que ha provocado estragos desde hace más de un año.

Xiao Qi asegura que en su cafetería no hay peligro, que todos sus animales están sanos y que “si no muerden, no pueden transmitir ningún virus, así que todo va bien”.

Otras noticias de interés:


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano